Los 100 pilotos que bombardearon Barcelona, al descubierto cuando ya han muerto todos
Italia remite a un juez de la capital catalana la identidad de los soldados que participaron en el ataque de 1938
?Qu¨¦ puede hacer un secretario judicial por la verdad, por la memoria hist¨®rica, por la dignidad de las v¨ªctimas? Mucho si ese funcionario es Artur Saforcada. Su tenacidad, fuera de toda l¨®gica, ha permitido que, al fin, las autoridades italianas respondan lo que el juzgado n¨²mero 28 de Barcelona lleva preguntando desde hace siete a?os: ?Qu¨¦ militares de la Aviazione Legionaria de Benito Mussolini participaron en los bombardeos sobre la ciudad entre 1937 y 1939?
El Ministerio de Defensa de Italia ha contestado las comisiones rogatorias tras una enconada resistencia y un sinf¨ªn de correos, r¨¦plicas y advertencias de Saforcada. Las autoridades han facilitado un listado de cerca de un centenar de pilotos que, seg¨²n sus archivos, participaron en la ¡°campa?a de guerra de Espa?a¡±. Todos est¨¢n muertos, lo que acaba con la v¨ªa penal. Pero al menos uno estaba vivo cuando comenz¨® la investigaci¨®n, en 2013.
Ese piloto es Luigi Gnecchi, que recibi¨® un caluroso homenaje del Gobierno italiano al cumplir los 100 a?os. Por orden del juez, la polic¨ªa lleg¨® a interrogarle en su casa de Lecco (Lombard¨ªa), donde limit¨® su participaci¨®n a una patrulla de reconocimiento y neg¨® haber arrojado una sola bomba sobre Barcelona. No le molestaron m¨¢s y muri¨® en 2016, mientras Saforcada se peleaba por vencer resistencias en Roma: que si los archivos est¨¢n en papel, que si todos deben de estar ya muertos, que si los pilotos eran voluntarios y no hay registros...
Al final, el tes¨®n del secretario se ha impuesto y ha arrojado un poco m¨¢s de verdad hist¨®rica. La relaci¨®n de pilotos de la Aviazione Legionaria, a la que ha accedido EL PA?S, indica que se trataba de militares profesionales que, despu¨¦s del ensayo que para ellos supuso la Guerra Civil, combatieron en la Segunda Guerra Mundial. Los documentos indican que algunos murieron en esa contienda, aunque otros muchos fallecieron de viejos, entre los a?os ochenta y noventa del siglo pasado. Y, como Gnecchi, fueron ampliamente premiados.
Guglielmo Di Luise, un coronel nacido en 1901, recibi¨® ocho condecoraciones por su intervenci¨®n en la Guerra di Spagna. Recibi¨® la medalla de bronce al ¡°valor militar¡± por acudir como voluntario a la campa?a ¡°Cielo de Espa?a junio / agosto 1938¡±. Y tambi¨¦n la cruz de guerra por otras operaciones ese mismo a?o, el m¨¢s crudo que vivi¨® Barcelona bajo las bombas. Una sola mat¨® a m¨¢s de 40 ni?os al intentar refugiarse en la iglesia de Sant Felip Neri.
La crudeza de los ataques la recuerda Saforcada en uno de los correos que, con cortes¨ªa de diplom¨¢tico, ha enviado a Italia. Metido en la piel de un historiador, el secretario judicial recuerda que, ¡°desde sus bases en Mallorca, la aviaci¨®n italiana al servicio del bando del general Franco efectu¨® una serie de ataques sobre la retaguardia republicana, bombardeando el litoral mediterr¨¢neo¡±. Los ataques m¨¢s ¡°intensos¡±, sigue el secretario, los sufri¨® Barcelona: 180 bombardeos a¨¦reos y navales ¡ªincluidos ataques desde gran altura, otros nocturnos, bombas de saturaci¨®n e incendiarias o en vuelo rasante con ametrallamiento¡ª que dejaron ¡°2.800 muertos¡± y que pretend¨ªan ¡°la desmoralizaci¨®n de la ciudadan¨ªa¡±.
La asociaci¨®n Altraitalia y dos v¨ªctimas de los bombardeos se querellaron en 2013 por cr¨ªmenes de guerra y delito de lesa humanidad. Newton Bozzi, abogado de Altraitalia, lamenta la falta de cooperaci¨®n de Italia y que la respuesta llegue ¡°tarde¡±, cuando ¡°no queda nadie vivo¡±, aunque valora que la investigaci¨®n quede como un ejercicio de memoria hist¨®rica. Unos y otros eran conscientes de las limitaciones para conseguir responsabilidades penales, aunque tienen la v¨ªa de acudir al Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea contra Italia por incumplir las peticiones de informaci¨®n.
El secretario judicial lo ha intentado todo. Y algo ha conseguido. De los cuatro aviadores de los que inform¨® Italia al principio se ha pasado a un centenar, de los que constan sus datos. Fuentes judiciales confirman que la causa penal llega a una v¨ªa muerta, aunque aplauden que algo de verdad hist¨®rica haya relucido. La memoria escrita de ese esfuerzo quedar¨¢ en los archivos de la Ciudad de la Justicia de Barcelona.
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