Una injusticia po¨¦tica
El problema de la poes¨ªa en manos de los pol¨ªticos es que sirve para que se pierdan en vericuetos y circunloquios y traten de darnos gato por liebre
Es com¨²n en los saraos po¨¦ticos (entrevistas, tertulias, presentaciones) preguntarse si la poes¨ªa tiene alg¨²n efecto sobre la realidad (si es que tal cosa existe), si los versos pueden cambiar el mundo (para bien, se entiende), si los poemas sirven para algo. Si la poes¨ªa es un arma cargada de futuro con la que¡ bla bla bla.
Cada cual opina una cosa, en consonancia con su estilo y sus expectativas. Un servidor public¨® un libro de poemas tratando de que sus seres queridos dejasen de mirar el puto m¨®vil y le hiciesen caso, tambi¨¦n de que sus empleadores le pagaran mejor, pero no consigui¨® ninguna de las dos cosas. O los poemas era malos, que lo eran, o la poes¨ªa no tiene demasiada utilidad pr¨¢ctica.
Pero hay quien s¨ª ve en la poes¨ªa una amenaza, alguien que teme al verso feroz: nuestro inopinado alcalde Mart¨ªnez-Almeida. Oigan: que alguien se tome la poes¨ªa en serio es algo a celebrar (como que Gald¨®s sea tema de debate junto a La Isla de las Tentaciones). Lo malo es que se la tome en serio para censurarla.
Si solo unos d¨ªas antes la concejala de Cultura Andrea Levy, que anda desatada y macarra (y cumpliendo su agenda secreta de convertirse en influencer), llenaba de morralla politiquera un acto cultural en Matadero donde criticaba a la ¡°izquierda sectaria¡±, poco despu¨¦s Almeida retiraba (o mejor,?imped¨ªa la colocaci¨®n) unos versos de Miguel Hern¨¢ndez, pastor y poeta, comunista, que se ense?a en todos los institutos y facultades como uno de los grandes autores del siglo XX espa?ol. Tambi¨¦n evitaron los nombres de casi 3.000 v¨ªctimas del franquismo.
Acusan a unos de querer reescribir la historia mientras se borran nombres y se hace caso omiso a los libros de texto aceptados por generaciones. Vivir bajo este gobierno municipal es muy excitante, porque todo fluye y nada permanece, es todo muy l¨ªquido, impredecible, delirante, todo muy fake, como los propios tiempos que vivimos. Es un gobierno no aristot¨¦lico: suelen defender una cosa y su contraria.
Se trataba de un monumento a las v¨ªctimas de la Guerra Civil y la dictadura en el cementerio de la Almudena, que comenz¨® a construir el anterior gobierno. Una injusticia po¨¦tica. En otra de las placas se explicaba que la dictadura del general Franco ¡°reprimi¨® ferozmente a sus enemigos pol¨ªticos. Consejos de guerra carentes de cualquier garant¨ªa procesal dieron lugar a numerosas ejecuciones por fusilamiento o garrote vil¡±.
Resulta que el alcalde pretend¨ªa ¡°resignificar¡± el lugar, que tambi¨¦n es lo que hacen los poetas, resignificar las cosas, el mundo. El problema de la poes¨ªa en manos de los pol¨ªticos es que sirve para que se pierdan en vericuetos y circunloquios y traten de darnos gato por liebre y escondan bajo palabras ex¨®ticas, muy modernas, lo que, ahora s¨ª, es sectarismo pol¨ªtico. Al menos la poes¨ªa importa, para bien o para mal.
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