Mar¨ªa Jos¨¦ Ferrada: ¡°Chile no est¨¢ cayendo por un barranco, pero se juega mucho¡±
Autora de una treintena de libros para p¨²blico infantil y juvenil y de la novela ¡®El hombre del cartel¡¯, una de las ¨²ltimas joyas de la literatura chilena, habla de su obra, del feminismo y de los desaf¨ªos de su pa¨ªs
Es una escritora contracultural. Catalogada como ¡°una de las imaginaciones m¨¢s intrigantes e interesantes de la literatura chilena¡±, como la defini¨® hace poco su compatriota Rafael Gumucio, Mar¨ªa Jos¨¦ Ferrada (Temuco, 45 a?os) no forma parte de ninguna ola ni camada. Autora de una treintena de libros para p¨²blico infantil y juvenil que dan la vuelta al mundo, tiene la sensibilidad de quienes escriben para ni?os y ni?as a los que ¨Ccomo dice la propia Ferrada¨C no les importa la firma de los escritos, sino su contenido: ¡°Se relacionan con el libro como si fuera un amigo, un juguete, una cosa intermedia¡±, reflexiona la chilena en una conversaci¨®n virtual que la encuentra en Berl¨ªn, Alemania, donde desde marzo realiza talleres de espa?ol en los colegios, un espacio que le interesa y donde se desenvuelve en Chile. Mientras, se prepara para una beca en M¨²nich.
Bajo el alero de una biblioteca que cobija la mayor colecci¨®n de literatura infantil del mundo, investigar¨¢ los relatos de tradici¨®n oral de Latinoam¨¦rica y, espec¨ªficamente, se centrar¨¢ en los personajes de animales. ¡°Cuando no queremos decir algo, lo decimos a trav¨¦s de los animales¡±, comenta la autora de la novela El hombre del cartel, una de las ¨²ltimas joyas de la literatura chilena, donde aborda el acoso y la violencia en nombre de la paz. Es la segunda que publica luego del ¨¦xito de Kramp, traducida ya al italiano, portugu¨¦s, dan¨¦s y alem¨¢n.
Pregunta. Es usted una escritora solitaria, algo raro en esta ¨¦poca de grandes clanes. ?Por qu¨¦?
Respuesta. Le tengo susto a las manadas. Efectivamente, tienen una cosa positiva. Pienso en mi familia, mis amigos, los micro colectivos que me interesan. Pero cuando el colectivo se agranda ¨Clo observo, por ejemplo, en los colegios¨C, a veces, al perder nuestra identidad, hacemos cosas que no har¨ªamos en solitario. Al disolvernos, nos tomamos unas libertades que pueden terminar da?ando a otros. Y eso me lleva a un asunto que me interesa mucho: la violencia en nombre de las buenas causas. ¡°Pero si era una broma¡±, se dice a menudo. Bueno, no. Est¨¢s haciendo sufrir a otro ni?o o a un adulto.
P. ?Qu¨¦ recuerdos tiene de su propia etapa escolar?
R. No tuve una experiencia de bullying, pero s¨ª recuerdo haber molestado a alguien que no habr¨ªa molestado si no lo hubi¨¦ramos estado haciendo todos. Luego, llegar a mi casa y decir: ¡°?Por qu¨¦ hice eso? No deber¨ªa¡±. Y curiosamente es algo que nos pasa mucho a los adultos. Me llama mucho la atenci¨®n el bullying del adulto.
P. Es una ¨¦poca violenta, en Chile y el mundo¡
R. No solo en Chile, claro. Estamos en un momento de intolerancia grande, donde queremos imponer nuestro discurso, pero no estamos dispuestos a escuchar el discurso de otros. Solo estamos dispuestos a escucharlo en la medida que ese discurso afirma lo que pienso yo. Es complicado, porque empieza a dejarnos est¨¢ticos. Descalificar y poner etiquetas, lo que nos hace a nosotros mismos tener que adaptarnos a ciertas etiquetas.
P. ?C¨®mo lleva esta reflexi¨®n a Chile, que est¨¢ viviendo una ¨¦poca de cambios profundos, con una constituyente en marcha?
R. Creo que Chile vive un momento especialmente delicado como para no escucharse. Por fin estamos comenzando a mover algo que nos estaba haciendo vivir mal, como es la Constituci¨®n que seguimos teniendo y que con mucho dolor logramos instalar que necesit¨¢bamos cambiarla. Chile vive un momento en que es especialmente importante ver el debate como algo deseable. Y no se trata solo de los constituyentes, sino del coro que se ha formado en torno a ellos, de acusaciones y de, finalmente, no dejar trabajar a esa gente por el juicio constante.
Chile vive un momento en que es especialmente importante ver el debate como algo deseableMar¨ªa Jos¨¦ Ferrada
P. Existe incertidumbre sobre la forma en que terminar¨¢ el proceso en septiembre, cuando el texto se plebiscite¡
R. Pero parece que ya estuvi¨¦ramos todos anticip¨¢ndonos a decir que va a fracasar, en esta ansiedad por tener una opini¨®n. Tal vez tiene que ver con no perdernos en este mar que es la sociedad. Aparecer. Pero hay que tener un freno: no soy importante yo, sino lo que est¨¢ haciendo esta gente, los constituyentes. En un mundo donde la gente se comunica en c¨ªrculos que reafirman la opini¨®n propia, en la convenci¨®n se juntaron mundos que ven¨ªan de distintas partes para ser escuchados y dialogar.
P. ?C¨®mo describir¨ªa su pa¨ªs?
R. Yo no soy tan cr¨ªtica. No creo que Chile est¨¦ en el peor de los mundos ni en el peor de los escenarios. Chile ha avanzado. Hace dos a?os, en 2020, conmemoramos los cien a?os de la Ley de Instrucci¨®n Primaria Obligatoria. En esa ¨¦poca, el problema era que los ni?os no ten¨ªan ni zapatos ni ropa para ir. Usaban troncos para sentarse. Es decir, creo que hemos avanzado y que Chile hoy no se est¨¢ cayendo por un barranco, pero s¨ª que es un momento donde se juega mucho y que requiere del cuidado y la responsabilidad de todos.
P. ?Y los ni?os?
R. Hay un 16% de los ni?os que viven en la pobreza. Creo, por lo tanto, que lo deseable ser¨ªa que tanto los convencionales como los que han pasado los ¨²ltimos meses rechazando o aprobando en voz alta el texto antes de que exista ¨Cme refiero a personas particulares, medios, grupos de opini¨®n¨C recordaran que no se trata de ellos sino de todos, pero sobre todo de ese 16% de ni?os que vive en la pobreza .
P. ?Qu¨¦ opina del Gobierno de Gabriel Boric? Se ha visto empujado, quiz¨¢ en un choque con la realidad, a tomar medidas que no estaban en su programa.
R. Se castiga mucho a este Gobierno porque dijo que no har¨ªa cosas que hoy est¨¢ haciendo. Yo veo como algo positivo ser capaz de hacer cambios de acuerdo a las necesidades, que son din¨¢micas. Chile de ayer no es el mismo que el Chile de hace tres a?os. Ni siquiera es igual al Chile del a?o pasado. Entonces puede que los juicios que yo hice ya no se apliquen. Puede que incluso me contradiga. Y no veo un problema en eso.
Yo veo como algo positivo ser capaz de hacer cambios de acuerdo a las necesidades, que son din¨¢micasMar¨ªa Jos¨¦ Ferrada
P. Tanto en su primera novela como en la ¨²ltima, El hombre del cartel, el narrador es un ni?o. ?Por qu¨¦ le interesa esa perspectiva?
R. El narrador ni?o no tiene tantas posibilidades de adornar su discurso. El ni?o es concreto, tiene poquito lenguaje en su b¨²squeda de sentido. Y ese poquito lenguaje me conmueve mucho. Lo deja m¨¢s cerca de la realidad que lo cerca de la realidad que podemos llegar los adultos, que a veces nos atrapamos en nuestro mismo discurso.
P. ?Se inspira mucho en sus conversaciones con los ni?os?
R. Les debo mucho, porque son muy po¨¦ticos. Cuando no encuentran una palabra, la inventan. Esa libertad con que enfrentamos los primeros a?os de vida al mundo, al lenguaje, determina nuestra libertad adulta.
P. En su obra habla mucho de la libertad. ?Es lo que la instala en un lugar solitario y lejos de, por ejemplo, la ola feminista de escritoras chilenas?
R. Al menos como yo entiendo mi oficio, necesito distancia. Puede ser que tenga que ver con mi car¨¢cter, m¨¢s que con la obra. No me gustar¨ªa nunca decir c¨®mo debiera comportarse un escritor. Ese deber ser tan pesado me hace un cortocircuito. Es imposible que yo no sea feminista, es lo justo, pero separo mi obra de eso.
P. ?Es algo que le preocupa?
R. Es algo que me pregunto mucho, porque me muevo en el ¨¢mbito de la escuela. Pero quisiera que en mi literatura los ni?os no encuentren reglas de c¨®mo deben comportarse, sino un espacio para pensar, ejercer su libertad y llegar a su propia conclusi¨®n, seg¨²n su historia. Y eso es deseable, a mi parecer, tambi¨¦n en la literatura para adultos. ?Qui¨¦n soy yo para aconsejar a la gente y formar conductas?
P. Usted ha sido v¨ªctima de los prejuicios. Un grupo de escritoras feministas us¨® una frase, ¡°No porque soy mujer escribo cuentos para ni?os¡±, lo que a usted la molest¨®¡
R. Es que esa frase encierra una contradicci¨®n muy grande. El feminismo es respeto por las mujeres y el ser humano. Pero no puedo construir ese discurso de respeto ri¨¦ndome de lo que hace otra mujer, poniendo en segunda categor¨ªa lo que hace otra mujer. No es el tiempo de pensar solo en las necesidades de los escritores o de cualquier otro colectivo. Est¨¢ pasando algo mucho m¨¢s grande. Algo que tenemos la esperanza de que nos involucre a todos.
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