Lecciones para un nuevo comienzo
En los pr¨®ximos d¨ªas debemos ver un claro cronograma para un nuevo proceso, de manera de devolver un clima de certidumbre que nos permita enfrentar de buena manera esta nueva etapa
El 4 de septiembre es una fecha que suma una nueva conmemoraci¨®n a la historia republicana en Chile. Fue en la misma fecha, pero en 1952, que por primera vez en la historia las mujeres pudieron participar en una elecci¨®n presidencial y fue el mismo d¨ªa, pero en 1970, que Chile celebraba el triunfo del presidente Salvador Allende, el primer socialista en llegar a la presidencia mediante las urnas. Hoy es un d¨ªa hist¨®rico, porque mediante el ejercicio democr¨¢tico de un plebiscito con un 85% de participaci¨®n electoral y voto obligatorio, finalmente la ciudadan¨ªa decidi¨® rechazar con un amplio 62% la propuesta que la Convenci¨®n propuso para una nueva Constituci¨®n.
Lo ocurrido es importante e implica no solo extraer lecciones de lo ocurrido en la Convenci¨®n, sino que tambi¨¦n es un desaf¨ªo relevante para enfrentar el proceso que viene, porque existe acuerdo de un amplio espectro del mundo pol¨ªtico que ha entendido que el plebiscito de entrada, que signific¨® una ampl¨ªsima mayor¨ªa por la nueva Constituci¨®n, fue lo que, en definitiva, determin¨® que la Constituci¨®n de 1980, por m¨¢s cambio que se le haya hecho, nunca logr¨® sacarse su origen dictatorial. As¨ª, el proceso de elaboraci¨®n de una nueva Constituci¨®n no tiene vuelta atr¨¢s.
Lo de hoy marca un nuevo momento pol¨ªtico en un largo proceso que se inici¨® en Chile en 1990 (o incluso antes, en el plebiscito de 1988), pero que tuvo hitos relevantes en las masivas movilizaciones en 2006, que se expres¨® con fuerza 2011 y encuentra un hito fundante en el estallido social de 2019. Vuelve a instalarse entonces la necesidad de hacer un juicio ponderado del ¡°no son 30 pesos, son 30 a?os¡±. Si el clamor de Chile era antes por la recuperaci¨®n de la democracia y por la ampliaci¨®n de la misma, hoy se agrega un anhelo relevante que es la necesidad de construir un sistema donde nadie se quede en desventaja porque la principal demanda tiene que ver con la ampliaci¨®n de derechos sociales y la construcci¨®n de igualdad sustantiva en m¨²ltiples aspectos de la vida social. El rechazo al texto constitucional de hoy deja de manifiesto que la propuesta no fue del agrado de la ciudadan¨ªa, que fue mucha la farra en muchos episodios, pero que la demanda sigue latente y hay una gran responsabilidad del mundo pol¨ªtico por responder, en tiempo y en forma, a ella.
En tal sentido, el camino reci¨¦n comienza. Por una parte, el amplio resultado con un 62% de votos a favor del ¡°rechazo¡± no puede hacernos olvidar el origen de esta demanda es una crisis pol¨ªtica y social en Chile a la que se ha buscado responder con un proceso institucional cuya propuesta no fue del agrado de la ciudadan¨ªa. Para el camino que viene, ello constituye un piso que es preciso no dejar de o¨ªr ni entender. Al mismo tiempo, la materializaci¨®n de un nuevo proceso institucional requerir¨¢ amplios acuerdos pol¨ªticos que hagan posible materializar las aspiraciones de la ciudadan¨ªa en materia de derechos sociales. Ya un estudio de realizado por un conjunto de connotados economistas cifraba el costo de las reformas que propon¨ªa la nueva constituci¨®n entre un 8,9% y un 14,2% del PIB. Lo anterior implicar¨¢ reconocer que aunque se inicie un nuevo proceso, la demanda sigue latente y habr¨¢ que buscar f¨®rmulas para poder responder a ellas.
Haber llegado hasta aqu¨ª no ha sido f¨¢cil, pero la sabidur¨ªa de la ciudadan¨ªa y la recepci¨®n del mundo pol¨ªtico a allanarse a un proceso institucional, debiera tener frutos en el mediano y largo plazo porque de eso se trata la democracia o mejor dicho, la democratizaci¨®n que, como dec¨ªa el polit¨®logo Guillermo O¡¯Donnell, es ¡°un movimiento interminable¡ la pr¨¢ctica de la democracia es un acto de auto- pedagog¨ªa colectiva, una paide¨ªa¡±, es decir, un proceso inacabado de aprendizaje social.
Llegado hasta ac¨¢, la responsabilidad queda ahora de la mano del mundo pol¨ªtico, que deber¨¢ dar certezas en muy corto plazo de como sigue este proceso y seguir apostando por el camino institucional es la v¨ªa democr¨¢tica que garantiza la paz social. Por cierto, esto es m¨¢s relevante a¨²n porque mientras se inicia un nuevo proceso, no podemos olvidar que nuestro pa¨ªs enfrenta desaf¨ªos mayores como la crisis econ¨®mica y la situaci¨®n de amenaza a la seguridad, especialmente en la macrozona sur.
En los pr¨®ximos d¨ªas debi¨¦ramos ver un claro cronograma para un nuevo proceso, de manera de devolver un clima de certidumbre que nos permita enfrentar de buena manera esta nueva etapa en un pa¨ªs que ha hecho gala, como otros momentos de la historia, de ser capaz de expresarse y resolver sus conflictos con la fuerza que da apostar por la institucionalidad democr¨¢tica. M¨¢s que vencedores o vencidos, hoy lo que gan¨® es la democracia y la capacidad de volver a recomponer el alma de un pa¨ªs que por muchos a?os escondi¨® su malestar bajo la alfombra.
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