Pol¨ªtica al estilo de Tinder
Es la humildad la que por momentos m¨¢s se extra?a en la coalici¨®n gobernante. Humildad para ver, por duro que les resulte, que ellos han sido los principales causantes del crecimiento exponencial que ha tenido el Partido Republicano
El discurso del presidente Gabriel Boric, m¨¢s all¨¢ de romper el r¨¦cord de duraci¨®n, estuvo marcado por la buena pluma y una elocuente alocuci¨®n. Como de costumbre, lo m¨¢s valorable es el tono convocante, reflexivo y propositivo que logra transmitir el mandatario. Sin embargo, es innegable que el brillo est¨¦tico de su discurso contrasta con la palidez de sus logros. Se podr¨ªa decir que se trat¨® de un discurso efectista, pero poco efectivo. El formato del ritual (y la necesidad de subir en las encuestas) indujo al Presidente a privilegiar las promesas por sobre la rendici¨®n de cuentas. Qu¨¦ distinto ser¨ªa si en las cuentas p¨²blicas los gobernantes hicieran un listado, de cara la ciudadan¨ªa, de todo lo que no logr¨® su Gobierno y los motivos y las medidas que se tomar¨¢n para enmendar el rumbo. Qu¨¦ distinta ser¨ªa la pol¨ªtica si se enfocara en lo que se debe corregir y no en lo que se desea alcanzar. Quiz¨¢s tendr¨ªamos una clase pol¨ªtica menos populista y m¨¢s humilde. Es esa humildad la que por momentos m¨¢s se extra?a en la coalici¨®n gobernante. Humildad para ver, por duro que les resulte, que ellos han sido los principales causantes del crecimiento exponencial que ha tenido el Partido Republicano. ?Si no hubieran promovido un texto constitucional refundacional y partisano, existir¨ªa hoy un profesor Silva? Es indiscutible que el fen¨®meno electoral de Republicanos est¨¢ ¨ªntimamente ligado a la performance del Gobierno.
Hoy por hoy, de no mediar sorpresas, el legado de la Administraci¨®n de Boric se debate entre firmar la constituci¨®n de Kast o salvar la del dictador Pinochet. Una aut¨¦ntica tragedia contempor¨¢nea. Y he aqu¨ª donde se juega el n¨²cleo del discurso presidencial. Lo relevante de esta Cuenta P¨²blica no es su contenido, sino que su contexto. Ac¨¢ cabe ese refr¨¢n que se?ala: ¡°El contenido es importante, pero el contexto es el rey¡±. Y el contexto nos muestra que existe una creciente fisura entre las promesas del Gobierno y los hechos concretos. Y que por dicha fisura se cuelan las frustraciones que m¨¢s tarde Republicanos capitaliza en las elecciones. All¨ª donde el Gobierno fracasa, Republicanos triunfa. Esas son las fuerzas que est¨¢n en tensi¨®n, por donde circula la energ¨ªa, adonde se fija el marco de conversaci¨®n. Ambas fuerzas operan como palancas que agitan al p¨¦ndulo desde un costado hacia otro.
Cada uno vive del error del otro. Republicanos creci¨® gracias al indulto presidencial a los delincuentes y el Gobierno revive gracias a las declaraciones del profesor Silva. As¨ª como los ministros a veces trabajan para Republicanos, en esta ocasi¨®n el profesor trabaj¨® a favor del Gobierno y revivi¨® una conmemoraci¨®n (los 50 a?os del golpe militar) que hasta ahora se percib¨ªa opaca y an¨¦mica. En esta industria, nadie sabe para qui¨¦n trabaja. Menos en un contexto de v¨¦rtigo cultural, donde los espacios simb¨®licos est¨¢n continuamente en fricci¨®n, ya sea en las redes sociales o en los matinales de televisi¨®n.
En este contexto, desalienta cuando el Presidente asegura que su Gobierno act¨²a con base en la siguiente premisa: ¡°hechos, no palabras¡±. ?Qu¨¦ ha pasado en los hechos con la reforma tributaria y previsional? El contraste entre las palabras del Presidente y la realidad generan extra?eza, no certeza. Sin ir m¨¢s lejos, mientras el Presidente hac¨ªa un llamado a los estudiantes para sostener un di¨¢logo sin violencia, los alumnos del Instituto Nacional vandalizaban el espacio p¨²blico. As¨ª, frase a frase, sin querer queriendo, el Presidente acrecienta la brecha que existe entre los ciudadanos y su Gobierno. Se produce el efecto opuesto al deseado, una disociaci¨®n cognitiva entre lo que el Gobierno dice y lo que sucede.
Nadie duda de la voluntad que moviliza al Presidente Boric. Genuinamente se conmueve con los problemas que afectan al pa¨ªs y est¨¢ convencido de que trabaja para mejorar la calidad de vida de las chilenas y chilenos. Pero la pol¨ªtica no se construye a partir de intenciones, sino que de acciones. Acciones bien dise?adas, coordinadas y orientadas. En definitiva, profesionalismo. Algo que se extra?a cuando se analiza al equipo que acompa?a al Presidente en la ardua tarea de dirigir el destino de Chile. Sin ir m¨¢s lejos, como supimos recientemente a ra¨ªz del despido del subsecretario Christian Larra¨ªn, ni siquiera en el Ministerio del Trabajo se aplican los protocolos laborales.
El a?o pasado, postdiscurso, la aprobaci¨®n del Presidente en las encuestas subi¨® ocho puntos. Pero fue solo un rebote. Tres semanas m¨¢s tarde asesinaron a un carabinero y esa alza se esfum¨® con la misma rapidez que se present¨®. Se trata de un fen¨®meno universal, aplica para todos los mandatarios: los peaks en las encuestas son cada vez m¨¢s vol¨¢tiles y ef¨ªmeros. La ciudadan¨ªa pierde la paciencia con m¨¢s facilidad que antes. A diferencia de nuestros padres, hoy vivimos bajo la cultura de la inmediatez y la ansiedad. Por tanto, esa especie de reconciliaci¨®n circunstancial, que se da tras el discurso entre el mandatario y el pueblo, termina siendo fugaz. Pol¨ªtica al estilo de Tinder. Un d¨ªa t¨², otro d¨ªa alguien m¨¢s. ?Hoy el Frente Amplio, ma?ana Republicanos? Veamos lo que har¨¢ (no lo que dir¨¢) el Gobierno de Boric al respecto.
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