Aprender de la m¨¢rtir
Dacia Maraini, novelista italiana, es la resiliencia hecha persona; una mujer que ha dedicado su vida a luchar por la emancipaci¨®n femenina, la justicia social y defensa de los derechos humanos
Hace unos d¨ªas atr¨¢s, tuve el inmenso privilegio de escuchar a una de las mujeres, me atrever¨ªa a decir, m¨¢s inspiradoras que he conocido. Me refiero a la escritora, dramaturga, ensayista, actriz, guionista y poeta italiana Dacia Maraini. La resiliencia hecha persona; una mujer que ha dedicado su vida a luchar por la emancipaci¨®n femenina, la justicia social y defensa de los derechos humanos. Hoy, con 87 a?os, una de las figuras m¨¢s importantes de la generaci¨®n de los a?os 30 sigue m¨¢s fuerte que nunca con su bandera de lucha en alto.
Asist¨ª a la charla de Maraini con curiosidad y sal¨ª con el coraz¨®n apretado, inspirada, literalmente, hasta las l¨¢grimas. Inmediatamente, me di cuenta que en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se me presentaba una oportunidad ¨²nica: deb¨ªa conocerla en persona, deb¨ªa acercarme, hablar con ella. Gracias al apoyo del equipo de la Uni¨®n Europea y el Instituto Italiano de Cultura, el d¨ªa siguiente tuve una conversaci¨®n ¨ªntima, 30 minutos de di¨¢logo, 30 minutos de intercambio de ideas, 30 minutos que recordar¨¦ toda mi vida.
Despu¨¦s de decirle repetidas veces lo agradecida que estaba por la oportunidad, y ponerme de acuerdo con el traductor que se sentaba a mi lado para traducirme lo que Dacia me dec¨ªa en Italiano, empezamos a conversar de varios temas, tomando como base los que m¨¢s hab¨ªan resonado conmigo durante su charla. Hablamos de su infancia y lo que signific¨® para ella a los siete a?os ser internada junto a su familia en un campo de concentraci¨®n en Nagoya, Jap¨®n y c¨®mo esa traum¨¢tica experiencia impact¨® profundamente su vida. ¡°La verdadera red cultural nace a trav¨¦s de los libros. En el campo de concentraci¨®n no hab¨ªa libros, as¨ª que mis padres se convirtieron en mis libros. Mi padre me hablaba de filosof¨ªa, mi madre me relataba los grandes cl¨¢sicos¡±, dijo. ¡°La red cultural est¨¢ en la educaci¨®n m¨¢s all¨¢ de la casa. En la familia depende de los padres, pero en la escuela, todos somos iguales frente al aprendizaje¡±.
Tambi¨¦n, de lo que significa para ella el t¨¦rmino justicia, en donde destac¨® que ¡°el sentimiento de justicia es la base de nuestra relaci¨®n con el mundo. No es una ley que viene del cielo, es una relaci¨®n. L¨®gica, conocimiento, responsabilidad¡±.
Cuando hablamos de feminismo, de los nuevos movimientos, le coment¨¦ acerca de de c¨®mo percib¨ªa a mi generaci¨®n, un feminismo en un mundo globalizado, incierto, cambiante. Le pregunt¨¦ si pod¨ªamos hablar de emancipaci¨®n femenina y hubo frases que se marcaron en mi memoria. ¡°La emancipaci¨®n no es una flecha que apunta hacia el futuro, sino una l¨ªnea que avanza y regresa constantemente¡±, una met¨¢fora que usa para referirse al retroceso y avance en la garantizaci¨®n de igualdad de derechos para las mujeres, refiri¨¦ndose al caso de las mujeres en Ir¨¢n. Tambi¨¦n,habl¨® de la religi¨®n: ¡°La religi¨®n y el poder tratan de controlar dos cosas; la muerte y la vida. La muerte son los hospitales, la guerra¡la vida, el vientre de la mujer; la imposici¨®n del tab¨². No es religioso o moral, es poder en el nombre de Dios¡±. Despu¨¦s, agreg¨®: ¡°Respeto la religi¨®n, pero cuando se identifica con el Estado, es un desastre¡±.
En su momento, le habl¨¦ de lo que entiendo por democracia, lo delicada que es y que cuando se fractura, somos las ni?as y adolescentes las primeras en vernos afectadas e invisibilizadas. Le pregunt¨¦ tambi¨¦n c¨®mo percib¨ªa el levantamiento de una nueva ultraderecha a lo largo de Europa y Am¨¦rica Latina, y ella us¨® de ejemplo al nuevo presidente libertario de Argentina, Javier Milei. ?Por qu¨¦ ocurre esto? ?Por qu¨¦ la gente vota a estos personajes? Su respuesta fue: ¡°Sinceramente, no lo entiendo. Puede ser el miedo. Cuando un pueblo tiene miedo, regresa al pasado y busca desesperadamente un l¨ªder¡±.
Su mensaje para las j¨®venes y adolescentes se centr¨® en no dejar de votar, no dejar de participar, no dejar de luchar. Que hoy m¨¢s que nunca debemos seguir abriendo puertas, como las feministas de los a?os 30 lo hicieron por nosotras para que podamos levantar la voz, luchar por un mejor futuro y presente. ¡°En un mundo de consumo, del mercado, la memoria es un acto de resistencia¡±, agreg¨®. Luchar es resistencia, movilizarse es resistencia. Me mir¨® a los ojos, y me dijo: ¡°T¨² eres valiente, Julieta¡± y, por un segundo, se me par¨® el coraz¨®n, se me cerr¨® la garganta, y se me cay¨® una l¨¢grima.
Al final de la conversaci¨®n, le entregu¨¦ una pa?oleta de Tremendas, la misma que he llevado a cada marcha estos ¨²ltimos a?os conmigo. Tambi¨¦n le regal¨¦ mi libro No Soy Julieta y me pidi¨® una dedicatoria, mir¨¢ndome una una sonrisa maravillosa, y un l¨¢piz ya en mano.
Cuando nos despedimos, mi cabeza no dejaba de repetir la conversaci¨®n una y otra vez. Sin darme cuenta, me dieron ganas de llorar nuevamente. Llorar de emoci¨®n, agradecida de que tuve la oportunidad de vivir una experiencia tan emocionante, tan inspiradora.
Ah¨ª fue cuando a mi cabeza regres¨® una frase de su charla. Para solucionar un problema de ra¨ªz, hay que tener presente la pr¨¢ctica y la teor¨ªa. Ella us¨® el ejemplo del racismo sistem¨¢tico. ¡°El racismo, en teor¨ªa, puede prohibirse rotundamente por los estados, aplicar sanciones, promover la erradicaci¨®n. Pero en la pr¨¢ctica, persiste¡±.
Entonces lector, le invito a preguntarse: en su pa¨ªs, ?qu¨¦ est¨¢ prohibido en teor¨ªa, pero en la pr¨¢ctica persiste? ?Qu¨¦ hace usted para detenerlo? ?Es un bystander? ?O act¨²a frente a las injusticias? El sentido de justicia, como dijo Dacia, es responsabilidad. Cambiar el mundo es una responsabilidad. Nuestra responsabilidad. Para que el trabajo de todas aquellas que dieron su vida por un futuro pr¨®spero no sea en vano. Seamos lector, t¨² y yo, parte del cambio.
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