Susannah Buchan, la ocean¨®grafa que persigue el dialecto propio de las ballenas azules en Chile: el canto chileno
La investigadora inglesa, que lleva 17 a?os en Chile, expone sobre la especie m¨¢s grande del planeta en el Festival de Ciencia Puerto de Ideas en Antofagasta
La ocean¨®grafa inglesa Susannah Buchan (1983, Londres) viaj¨® en principio por cinco meses a Chile, pero este 2024 ha cumplido 17 a?os en el pa¨ªs sudamericano. Todo comenz¨® como un trabajo acad¨¦mico y exploratorio para investigar cet¨¢ceos, su gran pasi¨®n desde ni?a. Pero junto a un equipo de investigadores, entre ellos el bi¨®logo marino de la Universidad Austral de Chile Rodrigo Hucke-Gaete y el pescador artesanal y dirigente huilliche Daniel Canuy¨¢n, comenzaron a grabar con un hidr¨®fono el canto de la ballena azul: ¡°Me enamor¨¦ de la Patagonia, de su gente y de las ballenas azules¡±, asegura. ¡°Se me abri¨® un camino, una l¨ªnea de investigaci¨®n y aqu¨ª estoy, 17 a?os despu¨¦s, grab¨¢ndolas todav¨ªa, pegada¡±, dice sonriendo.
Esa l¨ªnea de investigaci¨®n es la que la llev¨® a la ocean¨®grafa a descubrir que la ballena azul en Chile tiene un dialecto propio, ¨²nico en el mundo, y que ella ha llamado como ¡°el canto chileno¡±. Fue un hallazgo, que todav¨ªa la emociona, y que plasm¨® en su memoria de tesis doctoral de 2014 por la Universidad de Concepci¨®n, ubicada en la zona centro-sur del pa¨ªs. Lo logr¨® tras hacer un largo seguimiento a bordo de una peque?a embarcaci¨®n y con la paciencia de alguien que est¨¢ dispuesto a estar ocho horas diarias, durante meses y en silencio en alta mar, hasta escuchar uno de los sonidos que se convirtieron en su motivo de trabajo: seguir la pista de la especie m¨¢s grande del planeta.
Buchan, investigadora del Centro COPAS Coastal y del Centro de Estudios Avanzados en Zonas ?ridas (CEAZA), fue una de las expositoras que particip¨®, el pasado 20 de abril, en el Festival de Ciencia Puerto de Ideas de Antofagasta, en el norte chileno, uno de los eventos m¨¢s importantes de ciencia de Latinoam¨¦rica. Lo hizo con la conferencia La vida secreta de las ballenas azules en Chile. Estudi¨® oceanograf¨ªa en la National Oceanographic Center de la Universidad de Southampton, en Reino Unido y luego obtuvo un mag¨ªster de la Universidad de Saint Andrews de Escocia. En ese pa¨ªs conoci¨® Max Bello, un chileno que trabajaba en el Centro Ballena Azul de Valdivia, en sur del pa¨ªs sudamericano, y quien fue el primero que le habl¨® de las ballenas azules en Chile.
Pero, muchos a?os antes, cuando Susannah Buchan era ni?a e iba de vacaciones a la casa de sus abuelos en la costa este de Canad¨¢, qued¨® asombrada con el lugar. ¡°Era una zona donde se alimentan muchas ballenas, bien parecida al sur de Chile, con bosques, playas rocosas y aguas fr¨ªas. Ellos me sacaban a verlas y all¨ª desarroll¨¦ la pasi¨®n por el mar y una fascinaci¨®n por estos animales¡±, cuenta a EL PA?S en un caluroso d¨ªa en Antofagasta. Sin embargo, de esos paseos la marc¨® especialmente haber visto, en una ocasi¨®n, a una ballena jorobada sufrir mientras trataba de liberarse de una red de pesca. ¡°Estaba enredada, saltando. Me acuerdo muy bien de ese momento y pens¨¦, ?c¨®mo ayudarla?¡±.
Poco despu¨¦s, cuando ten¨ªa 12 a?os, comenz¨® a leer sobre las ballenas. ¡°Entend¨ª lo que hab¨ªa pasado con ellas con la caza y que casi las extinguimos. Me pareci¨® insoportable no hacer algo para que se recuperaran. Nac¨ª en 1983 y la moratoria [en Chile] se firm¨® ese a?o. Entonces, me cri¨¦ en ese mundo post caza y me impresion¨® mucho la dimensi¨®n de las ballenas, el misterio y su belleza, pero tambi¨¦n esta tragedia que hab¨ªa pasado hace muy poco y que sigue ocurriendo para muchas otras especies¡±.
Hoy, a sus 40 a?os, Buchan se dedica al monitoreo ac¨²stico y la ecolog¨ªa. Pero, precisa, ¡°a m¨ª m¨¢s que entender lo que dicen las ballenas, me interesa ocupar la ac¨²stica para poder comprender d¨®nde est¨¢n las ballenas azules; la oceanograf¨ªa para entender por qu¨¦ est¨¢n ah¨ª, qu¨¦ es lo que hay en el agua y por qu¨¦ hay tanto alimento, y as¨ª finalmente proponer medidas de protecci¨®n¡±. Y agrega: ¡°Hoy en Chile la amenaza letal a las ballenas es la colisi¨®n con las embarcaciones grandes y las redes de pesca que quedan abandonadas. Y tambi¨¦n el ruido submarino de los barcos, que le produce mucho estr¨¦s, lo que puede implicar bajo ¨¦xito reproductivo¡±.
Al aire libre, sin luz ni Internet
Cuando Susannah Buchan lleg¨® a Chile en 2007, a trabajar a la ONG Centro Ballena Azul, ten¨ªa 23 a?os. Era su primera vez en Sudam¨¦rica y no hablaba espa?ol. Es una ¨¦poca que recuerda con una nostalgia especial, de cuando navegaba por la Patagonia en una barca por Melinka, en el fr¨ªo archipi¨¦lago de las Guaitecas, en la Regi¨®n de Ays¨¦n. En ese entonces, en el peque?o puerto no hab¨ªa luz durante el d¨ªa, tampoco tel¨¦fonos m¨®viles y menos Internet. ¡°Eran a?os muy bonitos, muy desconectados¡±, rememora. Y fue precisamente ese silencio el que antecedi¨® a su descubrimiento.
Buchan fue la primera investigadora en publicar la descripci¨®n del canto chileno. En 1970, un papel cient¨ªfico hac¨ªa una menci¨®n, pero no se volvi¨® a abordar el tema. Cuando la ocean¨®grafa arrib¨® a Chile, no estaba clara, explica, cu¨¢l era la poblaci¨®n de las ballenas azules, incluso, se pensaba que eran de la Ant¨¢rtica. Por ello, la importancia de su trabajo radica en que, tras haber grabado ¡°a?os tras a?os y de ver este mismo patr¨®n una y otra vez y luego describirlo¡±, finalmente pudo decir ¡°¡®s¨ª, es un canto nuevo, ¨²nico para las ballenas azules de la Patagonia¡±. ¡°Sabemos que son machos, y muy probablemente, machos reproductivos, que a lo mejor est¨¢n llamando a la hembra. Yo digo que es una canci¨®n de amor¡±, cuenta.
En su memoria est¨¢ impreso el d¨ªa en que registr¨® esa primera grabaci¨®n. Ocurri¨®, recuerda, ¡°despu¨¦s de una temporada completa de fracasos¡±, de unos cuatro meses sin resultados y con los equipos malos. Entonces regres¨® a Escocia por unos nuevos y mejores hidr¨®fonos. ¡°Me acuerdo que estuvimos muchas horas con Dani Canuy¨¢n y su familia tomando mate, hablando de ballenas y de mar. Eran ocho horas diarias, parados en un bote mirando¡±, relata.
El grupo estaba acompa?ado de un equipo que monitoreaba a los animales desde la tierra. Buchan recuerda que las ballenas iban y ven¨ªan, y que cuando se aproximaban, paraban el motor para grabar. ¡°Fue el 19 de febrero de 2008. Era un d¨ªa espejo, plano, con las mejores condiciones de grabaci¨®n, porque mientras m¨¢s oleaje y viento, m¨¢s ruido hay. Comenzamos a seguir una ballena que iba navegando, porque aprovechan ese tr¨¢nsito para cantar. La seguimos hasta casi llegar al continente, la adelantamos, yo bajaba el hidr¨®fono, luego ella nos pasaba a nosotros. Yo monitoreaba el sonido en una pantalla, con los aud¨ªfonos puestos y de pronto veo esta mancha, es decir, el sonido en las frecuencias bajas y empiezo escuchar¡±.
La ballena cant¨® varias veces. ¡°Mi coraz¨®n estaba acelerado. Me cay¨® una l¨¢grima. Pero tambi¨¦n ten¨ªa duda, pues al ser la primera vez me preguntaba ?ser¨¢ o no ser¨¢? Yo era chica. Ten¨ªa 24 a?os, me hab¨ªan pasado unos hidr¨®fonos y me dijeron: ¡®dale no m¨¢s¡¯. Era la primera experiencia de una investigaci¨®n m¨ªa¡±.
Cuando llegaron a tierra, el equipo volvi¨® a escuchar las grabaciones. ¡°Fue un d¨ªa de celebraci¨®n¡±, dice. Luego Buchan fue a la biblioteca de Melinka, que en ese tiempo ten¨ªa apenas media hora al d¨ªa de Internet, y envi¨® los archivos a Kathleen Stafford, ocean¨®grafa de la Universidad de Washington, a quien no conoc¨ªa pero hoy considera su mentora, para que los escuchara. ¡°S¨ª, son ballenas azules, y no se ha descrito antes ese canto¡±, le respondi¨®. ¡°Ah¨ª fue cuando se nos abri¨® un camino¡±, cuenta Susannah.
Ese canto chileno Buchan lo compar¨® con el de otras ballenas azules de California, de la Ant¨¢rtica y del Oc¨¦ano ?ndico y no hizo match con las de esos lugares. Y si bien, explica, todos los sonidos de las ballenas azules son de baja frecuencia, el dialecto chileno ¡°es m¨¢s complejo, con unos pulsos m¨¢s altos, m¨¢s graves. Est¨¢ compuesto por m¨¢s sonidos que la mayor¨ªa de los del mundo. Tambi¨¦n es mucho m¨¢s complejo que el ant¨¢rtico, que es m¨¢s simple, con dos tonos. En cambio, ¨¦ste tiene cuatro unidades, unos seis sonidos y dos pulsos de m¨¢s alta frecuencia¡±.
Actualmente, Susannah Buchan trabaja en Caleta Cha?aral de Aceituno, en la Regi¨®n de Atacama, en el norte chileno, siguiendo tambi¨¦n a la ballena fin. ¡°Con la ballena azul tienen varias similitudes: las dos son las especies m¨¢s grandes del planeta: la azul puede llegar a los 33 metros y la fin, a los 27 metros. Son gigantes, y ambas se alimentan de krill. Tambi¨¦n vocalizan en baja frecuencia, pero la fin es mucho m¨¢s callada en verano, aunque en invierno canta como loca en el archipi¨¦lago de Juan Fern¨¢ndez¡±.
Buchan dice que, despu¨¦s de 17 a?os en Chile, que de vez en cuando todav¨ªa le preguntan: ¡°¡®?Y t¨², ?qu¨¦ haces ac¨¢?¡¯ Y yo respondo: en Chile se ve el 50% de especies ballenas y delfines en el mundo. ?Es un lugar es un lugar privilegiado para estudiar a los cet¨¢ceos!¡±.
Tambi¨¦n a veces le consultan el por qu¨¦ de esa pasi¨®n por investigar a las ballenas: ¡°Y yo contesto: porque es el ¨²nico animal que no se puede encarcelar¡±.
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