Homenaje a un aut¨¦ntico benefactor
Eduardo Contreras ocup¨® el centro de gravedad moral como l¨ªder querido e implacable del esfuerzo permanente de Chile por que Pinochet y sus c¨®mplices rindan cuentas por sus cr¨ªmenes contra la humanidad
La ¨²ltima vez que vi a Eduardo Contreras, asist¨ªa a un gran acto frente al palacio de La Moneda de Santiago, en el marco de la conmemoraci¨®n del 50? aniversario del golpe militar del pasado septiembre. Centenares de defensores de los derechos humanos, activistas, v¨ªctimas y sus familiares se hab¨ªan reunido para escuchar al presidente de Chile, Gabriel Boric, anunciar el Plan Nacional de B¨²squeda, una nueva investigaci¨®n patrocinada por el Estado sobre la suerte de m¨¢s de 1.000 chilenos desaparecidos a manos de los represores del r¨¦gimen de Pinochet. Todos los presentes conoc¨ªan a Eduardo; como uno de los principales abogados de derechos humanos de Chile, hab¨ªa representado a muchas v¨ªctimas de la dictadura. Todos los que lo ve¨ªan recib¨ªan un gran abrazo de Eduardo. Yo tambi¨¦n tuve la suerte de poder abrazarle, por ¨²ltima vez.
A pesar de su baja estatura, Eduardo Contreras era una figura imponente en la renombrada comunidad de derechos humanos de Chile. En muchos aspectos, ocup¨® el centro de gravedad moral como l¨ªder querido e implacable del esfuerzo permanente de Chile por que Pinochet y sus c¨®mplices rindan cuentas por sus cr¨ªmenes contra la humanidad. Eduardo, con su muerte el 26 de mayo a la edad de 84 a?os, deja un legado incomparable en la lucha por la verdad, la justicia y la dignidad en Chile.
Durante su larga, din¨¢mica y dram¨¢tica vida, Eduardo fue ministro del Partido Comunista en el Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, alcalde de la ciudad de Chill¨¢n, destacado oponente internacional del r¨¦gimen de Pinochet y, tras el retorno al Gobierno civil, embajador de Chile en Uruguay. Pero la pasi¨®n y compasi¨®n con las que present¨® demandas judiciales en nombre de las v¨ªctimas de las atrocidades del Ej¨¦rcito ¨Ccontra Pinochet, sus perpetradores y los c¨®mplices de estos¨C definieron el papel de liderazgo de Eduardo en el colectivo de la defensa de los derechos humanos y su b¨²squeda incesante de una sociedad chilena justa y equitativa.
Como han se?alado los numerosos obituarios sobre la incre¨ªble vida de Eduardo, form¨® parte del equipo jur¨ªdico que, en enero de 1998, present¨® la primera querella judicial contra el general Pinochet, avanzando la novedosa teor¨ªa de que la atrocidad de la desaparici¨®n era un ¡°crimen continuado¡± y no estaba cubierto por la amnist¨ªa que Pinochet se hab¨ªa concedido a s¨ª mismo y a sus funcionarios para no ser procesados. Esta acci¨®n legal pionera abri¨® la puerta a una avalancha de casos presentados contra el exdictador y sus secuaces asesinos tras la detenci¨®n de Pinochet en Londres en octubre de 1998. El propio Eduardo present¨® unas 1.200 querellas en nombre de la Agrupaci¨®n de Familiares de Ejecutados Pol¨ªticos. En uno de los ¨²ltimos casos de gran repercusi¨®n que defendi¨®, Eduardo present¨® una querella en nombre de la familia del famoso poeta chileno Pablo Neruda para forzar una investigaci¨®n forense de su muerte en los d¨ªas posteriores al golpe militar del 11 de septiembre de 1973.
Los casos de Eduardo tambi¨¦n impulsaron el veredicto de la historia contra los civiles que ayudaron a fomentar el golpe y luego permitieron la represi¨®n que sigui¨®. Uno de los empe?os legales m¨¢s importantes de Eduardo fue su intento de declarar al magnate chileno de los medios de comunicaci¨®n, Agust¨ªn Edwards, culpable de traici¨®n por buscar la intervenci¨®n encubierta de Estados Unidos contra el Gobierno constitucional de Chile. Tuve la oportunidad ¨²nica de ser testigo en ese caso cuando Eduardo orden¨® que yo presentara documentaci¨®n desclasificada de la CIA como prueba contra Edwards ante el juez Mario Carroza. El expediente desclasificado que present¨¦ demostraba que Edwards hab¨ªa mentido en su testimonio ante el tribunal cuando neg¨® haber hablado con el director de la CIA Richard Helms sobre la manera de fomentar un golpe militar para impedir la investidura del presidente electo Salvador Allende. Esos documentos, que demuestran que Edwards pas¨® horas proporcionando a la CIA informaci¨®n secreta sobre posibles golpistas, forman ahora parte permanente del registro hist¨®rico de los p¨¦rfidos esfuerzos de Edwards por socavar las estructuras democr¨¢ticas de su propio pa¨ªs.
Han llovido los homenajes a la valent¨ªa y el compromiso de Eduardo, a su tenacidad y audacia, entre ellos el del presidente Boric, que ha calificado a Contreras de ¡°gran defensor de los derechos humanos¡±. Vivi¨® su vida con una integridad ¨²nica e inquebrantable, con energ¨ªa y con respeto hacia la causa de la rendici¨®n de cuentas y la justicia.
Su legado de activismo, acci¨®n y logros es ahora m¨¢s importante que nunca, ya que los chilenos se enfrentan a los esfuerzos pol¨ªticos de los extremistas por blanquear la era de Pinochet y reconstruir sus cimientos autoritarios. Resulta muy doloroso perder a este hombre extraordinario cuando m¨¢s lo necesitamos. Por esa raz¨®n, debemos hacer algo m¨¢s que recordar los herc¨²leos esfuerzos de Eduardo Contreras por impulsar la causa de los derechos humanos y la rendici¨®n de cuentas; debemos inspirarnos en el ejemplo de humanidad que ha dejado para asegurarnos de que el mundo nunca olvide lo que ocurri¨® en Chile.
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