La reuni¨®n privada entre Kissinger y Pinochet en Chile: ¡°Queremos ayudarlo: simpatizamos con lo que est¨¢n tratando de hacer aqu¨ª¡±
El Archivo de Seguridad Nacional de EE UU publica una selecci¨®n de documentos desclasificados que revelan ¡°el lado m¨¢s oscuro¡± del poderoso exsecretario de Estado con motivo de su centenario
Henry Alfred Kissinger cumple este s¨¢bado 100 a?os. Con motivo de su natalicio, el Archivo de Seguridad Nacional de Estados Unidos ha publicado una selecci¨®n de documentos desclasificados que revelan ¡°el lado m¨¢s oscuro¡± del poderoso secretario de Estado estadounidense (1973-1977), y previamente consejero de Seguridad Nacional (1969-1975), durante los mandatos de los republicanos Richard Nixon y Gerald Ford. Uno de los asuntos en los que pone especial ¨¦nfasis la publicaci¨®n de documentos es el papel que desempe?¨® Kissinger en la estrategia de hostilidad y presi¨®n para favorecer el derrocamiento del Gobierno socialista de Salvador Allende. Tambi¨¦n, en el apoyo estadounidense para consolidar la dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile (1973-1990). En la transcripci¨®n de una reuni¨®n privada sostenida en Santiago en 1976, el estadounidense, cuyos asesores le hab¨ªan recomendado mostrarse cr¨ªtico ante el dictador por las violaciones a los derechos humanos, le dio un espaldarazo: ¡°Queremos ayudarlo, no perjudicarlo¡±.
¡°Simpatizamos con lo que est¨¢n tratando de hacer aqu¨ª¡±, afirma Kissinger en representaci¨®n del Gobierno de Nixon, ¡°hizo un gran servicio a Occidente al derrocar a Allende¡±. Y a?ade su visi¨®n personal: ¡°Mi evaluaci¨®n es que usted es v¨ªctima de todos los grupos de izquierda del mundo y que su mayor pecado fue derrocar a un Gobierno que se estaba volviendo comunista¡±. El encuentro en Santiago se produjo cuando se estaba celebrando la Asamblea General de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) en la capital chilena. El secretario de Estado tambi¨¦n comenta a Pinochet que retras¨® su discurso de aquel d¨ªa para advertirle con anticipaci¨®n que en su intervenci¨®n se referir¨¢, brevemente, al informe elaborado por la Comisi¨®n de Derechos Humanos de la OEA sobre la situaci¨®n en el pa¨ªs sudamericano. Kissinger se excusa en que lo har¨¢ para evitar que el Congreso estadounidense, donde hay ¡°problemas¡± por el tema de derechos humanos, apruebe sanciones en contra de Chile. ¡°Quer¨ªa que entendiera mi posici¨®n. Queremos tratar con persuasi¨®n moral, no con sanciones legales¡±, agrega ante Pinochet.
Durante la conversaci¨®n, Kissinger insiste al dictador que ser¨ªa ¡°de gran ayuda¡± si anunciase las medidas que est¨¢n adoptando en materia de derechos humanos. Lo primero que respondi¨® Pinochet sobre el asunto fue: ¡°[El pa¨ªs est¨¢] Volviendo a la institucionalizaci¨®n paso a paso. Pero constantemente estamos siendo atacados por los democristianos. Tienen una voz fuerte en Washington. No en el Pent¨¢gono, pero llegan al Congreso. [El diplom¨¢tico Gabriel] Vald¨¦s tiene acceso. Tambi¨¦n [el excanciller de Allende, Orlando] Letelier¡±.
En septiembre de ese a?o, Letelier fue asesinado en Washington en un atentado con una bomba adosada a su coche. Las autoridades estadounidenses tardaron a?os en reconocer que Pinochet orden¨® su muerte; el primer acto terrorista patrocinado por un Gobierno extranjero en la capital de EE UU. Para calmar la aprensi¨®n del dictador sobre los democristianos, el secretario de Estado le asegur¨® que no estaban influenciando en el Ejecutivo y que desde 1969 no hab¨ªa visto ninguno en Washington. ¡°Quiero ver que nuestras relaciones y amistad mejoran. Alent¨¦ a que la OEA tuviese aqu¨ª [en Santiago] su Asamblea General. Sab¨ªa que eso le a?adir¨ªa prestigio a Chile. Vine por eso¡±, reconoce Kissinger.
En el encuentro en Santiago, Kissinger tambi¨¦n le recomend¨® a Pinochet que los anuncios en materia de derechos humanos que podr¨ªa usar para obtener cierto r¨¦dito pol¨ªtico pasaban por asegurar las garant¨ªas constitucionales, divulgar el n¨²mero de prisioneros en Chile y confirmar el derecho de habeas corpus (que permite a los detenidos ser conducidos inmediatamente ante un juez si as¨ª lo piden). Adem¨¢s, le aconsej¨® comunicarlas como un paquete de acci¨®n pol¨ªtica con la finalidad de conseguir un ¡°mejor impacto psicol¨®gico¡±.
Peter Kornbluh, analista senior encargado del pa¨ªs sudamericano en el Archivo de Seguridad Nacional, con sede en Washington, concluye que ¡°Chile es el tal¨®n de Aquiles de Kissinger¡±. ¡°Todos hablan del legado de Kissinger por su centenario. Ese legado son las transcripciones de estas grabaciones, la verdadera evidencia del lado oscuro de su impacto en el mundo. Estos documentos nos lo recuerdan. Son como haber tenido una mosca en la pared de su oficina escuchando lo que se hablaba¡±, sostiene por tel¨¦fono Kornbluh, que lleva a?os estudiando al dictador y ha analizado los documentos desclasificados.
Tras la detenci¨®n en Londres de Pinochet en 1998, a los 83 a?os y acusado de cr¨ªmenes de lesa humanidad durante la dictadura, Kornbluh escribi¨® el libro Pinochet: los archivos secretos (Memoria Cr¨ªtica, 2003). Ahora, a finales de junio, publicar¨¢ un nuevo volumen: Pinochet, desclasificado (Catalonia), donde sigue profundizando en el papel de Kissinger en la dictadura chilena, con menci¨®n a estos documentos desclasificados. El autor promete en la nueva entrega ¡°numerosas revelaciones¡±: ¡°Es uno de los hombres vivos m¨¢s poderosos y cuya reputaci¨®n est¨¢ manchada de sangre, desde Chile hasta Camboya¡±.
M¨¢s de 30.000 p¨¢ginas de conversaciones secretas
El Archivo de Seguridad Nacional cuenta con más de 30.000 páginas de transcripciones de las conversaciones telefónicas de Kissinger, muchas de las cuales el político grabó en secreto. El registro histórico desclasificado no deja dudas de que fue el “principal arquitecto de los esfuerzos estadounidenses para desestabilizar” el Gobierno de Allende, postula la ONG que investiga y disemina los documentos. En las semanas previas a la toma de posesión de Allende en 1970, los registros de la CIA revelan que Kissinger supervisó operaciones encubiertas para fomentar un golpe militar que condujera directamente al asesinato del comandante en jefe del Ejército de Chile, el general René Schneider. Uno de los documentos revela también que el 15 de septiembre Kissinger mantuvo una reunión en la Casa Blanca con el presidente Nixon y el director de la CIA, Richard Helms, sobre Chile. Las notas del director de la CIA registran las órdenes de Nixon de “hacer gritar a la economía” y evitar que Allende asumiera el cargo de presidente.
Una vez que el médico socialista llegó al poder, Kissinger autorizó una intervención clandestina para “intensificar los problemas de Allende”. También para que se crearan las condiciones para que el derrocamiento pudiera ser factible, según las transcripciones de una reunión con el Consejo de Seguridad, celebrada solo tres días después de que Allende asumiera la presidencia.
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