Genaro Arriagada y la crisis de Venezuela: ¡°Una transici¨®n pac¨ªfica tendr¨¢ elementos dif¨ªciles de tragar, pero imprescindibles¡±
El cientista pol¨ªtico chileno, protagonista de la transici¨®n de la dictadura de Pinochet a la democracia, propone un acuerdo entre el chavismo y la oposici¨®n bajo el amparo de un grupo de pa¨ªses
Cuando Genaro Arriagada (Santiago, 81 a?os) analiza la crisis electoral en Venezuela evoca el plebiscito del 5 de octubre 1988 en Chile, que marc¨® el fin de la dictadura de Augusto Pinochet y el inicio de la transici¨®n hacia la democracia. ¡°Con marcadas diferencias entre los dos procesos, hubo una similitud en el alto grado de organizaci¨®n de la oposici¨®n para demostrar cualquier intento de fraude¡±, dice el abogado, cientista pol¨ªtico y exembajador de Chile en Washington. Casi cuatro d¨¦cadas atr¨¢s fue, precisamente, secretario ejecutivo y jefe del comando de campa?a de la opci¨®n del No, opositora a la continuidad de Pinochet.
Como conocedor de la situaci¨®n Venezuela, pa¨ªs que ha visitado con frecuencia desde 2002 por su trabajo como consultor, ha creado estrechos v¨ªnculos con la oposici¨®n al chavismo, entre ellos con Mar¨ªa Corina Machado, con quien tiene contacto hasta hoy. Tambi¨¦n, como especialista en transiciones pol¨ªticas y democracia ¨Ccuenta que ha participado en procesos en Rep¨²blica Dominicana, Nicaragua, Polonia y Bulgaria¨C Arriagada ha estudiado el proceso electoral del pa¨ªs caribe?o, al que considera deteriorado por el manejo del oficialismo. ¡°No puedo opinar por Mar¨ªa Corina Machado y otros dirigentes, pero en conversaciones con l¨ªderes de la oposici¨®n venezolana existe acuerdo de que hay que buscar una forma en que termine este conflicto. Para eso es necesario establecer acuerdos, los cuales no son f¨¢ciles¡±, se?ala.
Para Arriagada, uno de los fundadores de la Concertaci¨®n, la coalici¨®n de centroizquierda que gobern¨® Chile entre 1990 y 2010, pese a lo compleja que se ve la situaci¨®n de Venezuela, donde se ha dado por reelecto a Nicol¨¢s Maduro sin entregar las actas, una transici¨®n en el pa¨ªs no ser¨ªa dif¨ªcil: ¡°Hay que lograr sentar en una misma mesa al r¨¦gimen de Maduro y a la oposici¨®n para acordar los t¨¦rminos de una transici¨®n pac¨ªfica, que tendr¨¢ elementos dif¨ªciles de tragar, pero imprescindibles¡±, adelanta.
Pregunta. ?C¨®mo se explica lo que sucede en Venezuela?
Respuesta. Nicol¨¢s Maduro es la versi¨®n m¨¢s grosera del chavismo. La Venezuela actual tiene poco que ver con la que recibi¨® Hugo Ch¨¢vez en 1999. El petr¨®leo se esfum¨®, porque ahora los altos exportables no superan los 500.000 barriles diarios, frente a los 2,7 millones reportados hace dos d¨¦cadas. El pa¨ªs ya no es un actor relevante a nivel internacional. Adem¨¢s, el deterioro pol¨ªtico es dram¨¢tico. Ch¨¢vez gan¨® muchas elecciones en tiempos de bonanza petrolera, lo que no es extra?o en un cuadro de reparto a la poblaci¨®n. Pero eso desapareci¨®. En conjunto, lleg¨® el racionamiento, la hiperinflaci¨®n y la disminuci¨®n de la calidad de vida. El PIB venezolano, ahora, es la quinta parte de lo que fue en 2002. No hay un caso en Am¨¦rica Latina de una destrucci¨®n tan brutal de la econom¨ªa en un per¨ªodo tan corto. Y puede definirse al sistema pol¨ªtico venezolano como una cleptocracia. Si los niveles de corrupci¨®n eran altos cuando lleg¨® Ch¨¢vez al poder, ahora son abrumadores.
P. ?Y c¨®mo observa el escenario luego de las elecciones del 28 de julio?
R. Ning¨²n sistema electoral puede sobrevivir a la violencia. Eso es lo que ha ocurrido en Venezuela. Maduro no est¨¢ en condiciones de recibir una auditor¨ªa internacional que verifique el resultado del CNE, porque no tiene las actas de votaci¨®n y la oposici¨®n s¨ª cuenta con la mayor¨ªa, que ha mostrado. Esta pelea la perdi¨® Maduro, porque es evidente que hubo un fraude. Hoy, el mundo se divide entre los que declaran la falsedad del proceso electoral y aquellos que piden a Maduro mostrar las actas. Para esto hay un tiempo, tampoco se puede esperar indefinidamente. Ser¨ªa prudente esperar una semana m¨¢s.
P. El canciller Alberto van Klaveren, en una entrevista con EL PA?S, record¨® en parte la transici¨®n chilena por lo que ocurre en Venezuela, aunque aclar¨® que son procesos distintos ?Qu¨¦ observa usted, que tambi¨¦n fue actor clave en este proceso?
R. Los procesos son muy distintos, pero tienen una gran similitud: nacieron de la experiencia [de fracasos anteriores]. En Chile, previo al plebiscito y suponiendo que un r¨¦gimen autoritario y brutal no iba a reconocer el triunfo, deb¨ªamos tener una contabilidad cre¨ªble de los votos a nivel nacional e internacional. Un especialista norteamericano, que hab¨ªa estudiado fraudes electorales durante 20 a?os, nos alert¨® que la trampa se comete en las cifras globales.
P. ?Qu¨¦ significa eso?
R. Eso quiere decir que un dictador puede asegurar que ha triunfado un 82% frente al 18%, por ejemplo. Es su palabra contra la de la oposici¨®n. La ¨²nica manera de romper ese c¨ªrculo es que la oposici¨®n cuente con resultados mesas por mesas. En el plebiscito de 1988 tuvimos una gran organizaci¨®n para tener cuatro o cinco testigos por cada mesa, y exigir actas, que llevamos a la comunidad internacional; a los militares ¨Calgunos quisieron recibir nuestra informaci¨®n, otros no¨C; a los partidos de derecha. Ese mismo argumento lleva a Mar¨ªa Corina Machado y Edmundo Gonz¨¢lez a utilizar el mecanismo de la contabilidad mesa por mesa, mostrar pruebas ante el fraude.
P. ?Sirve la experiencia de la transici¨®n chilena a Venezuela?
R. Esto no se har¨¢ a la chilena, sino a la venezolana, que es lo que corresponde. Es un pa¨ªs que tiene una tradici¨®n de partidos, lo cual puede ser valioso.
P. ?Qu¨¦ piensa de un posible acuerdo liderado por Colombia, Brasil y M¨¦xico para una transici¨®n?
R. No creo que esto pueda ser puesto en pa¨ªses externos. Los pa¨ªses externos pueden convocar, poner la mesa, exigir las buenas maneras; pero el gran tema es si vamos a tener un r¨¦gimen como el de Maduro dispuesto a negociar.
P. Estados Unidos apoya la mediaci¨®n para una transici¨®n.
R. S¨ª, pero Estados Unidos tiene que medir su fuerza y l¨ªmite. Puede y debe presionar, pero no sustituir a los dos actores principales: Gonz¨¢lez y Machado. El protagonismo debe estar en las manos de los venezolanos.
P. Maduro se ha negado a reconocer una derrota hasta ahora.
R. Hay que lograr, bajo el amparo de un grupo de pa¨ªses, sentar en una misma mesa al r¨¦gimen de Maduro y a la oposici¨®n para acordar los t¨¦rminos de una transici¨®n pac¨ªfica, que tendr¨¢ elementos dif¨ªciles de tragar, pero imprescindibles. Hay que dar garant¨ªas al chavismo [disidente] de que en el nuevo orden pol¨ªtico, que se negociar¨¢, no ser¨¢n objeto de lo que fueron con Maduro, como persecuciones. Estos procesos requieren de una dosis importante de acuerdo entre los distintos sectores. Uno puede decir que los cr¨ªmenes de lesa humanidad no son perdonables ni amnistiables, y estoy de acuerdo. Pero no significa que todo miembro de las fuerzas armadas ser¨¢ arrastrado a un juicio por delitos o abusos menores.
P. ?Est¨¢n las condiciones para una negociaci¨®n?
R. El gran drama de Venezuela, como los pa¨ªses que de repente entran en transiciones, es que si contin¨²a esta guerrilla pol¨ªtica destruir¨¢ al pa¨ªs hasta su cimiento. Venezuela tiene casi 8 millones de sus ciudadanos en el exterior, en el exilio; la econom¨ªa est¨¢ destruida y la industria petrolera en ruinas. Ha llegado el momento de un acuerdo. En Venezuela se requiere de una negociaci¨®n directa. Por ejemplo, en Polonia se cre¨® una mesa redonda, pero en Chile nunca hubo una negociaci¨®n formal. Las transiciones ocurren cuando se produce un empate catastr¨®fico, en que el r¨¦gimen es lo suficientemente fuerte como para permanecer en el poder, pero no tanto como para aplastar a la oposici¨®n. Y eso est¨¢ pasando en Venezuela.
P. Venezuela ha experimentado distintos quiebres. ?Qu¨¦ hace diferente esta crisis de otras como las vividas en 2014, 2017 y 2019?
R. La situaci¨®n no da para m¨¢s. Si Maduro contin¨²a en su actitud arrogante e irracional, lo que tendremos es un nueva di¨¢spora de tres millones de venezolanos m¨¢s deambulando por Am¨¦rica Latina. Tambi¨¦n veremos una imposibilidad de recuperar la industria del petr¨®leo y, en consecuencia, la reducci¨®n del est¨¢ndar de vida de la poblaci¨®n de ese pa¨ªs. Hay un viejo dicho: cuando dos elefantes luchan, el que sufre es el pasto. La oposici¨®n no puede ser igualada a Maduro ¨Ces distinta desde el punto de vista moral y de m¨¦todos¨C, pero necesitan para salvar a la poblaci¨®n que no tiene como sobrevivir a esta desgracia.
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