Re-enfocar las prioridades en educaci¨®n
En la ¨²ltima d¨¦cada se ha puesto ¨¦nfasis en el financiamiento de la educaci¨®n superior, mientras que los sistemas de educaci¨®n preescolar y escolar enfrentan serios d¨¦ficits en calidad, cobertura e infraestructura
Los pa¨ªses tienen buenas razones para invertir en educaci¨®n: aumentar la productividad, promover el crecimiento econ¨®mico, y contribuir al desarrollo personal y social, entre otros. En el reciente informe Education at a Glance 2024 de la OCDE, Chile se destaca como el quinto pa¨ªs que m¨¢s invierte en educaci¨®n en relaci¨®n con el tama?o de su econom¨ªa, destinando un 5,9% de su PIB, frente a un promedio de 4,9% en los pa¨ªses de la organizaci¨®n. Esta diferencia se mantiene incluso despu¨¦s de ajustar por la mayor poblaci¨®n de ni?os y j¨®venes que tiene Chile respecto de estas naciones.
Sin embargo, nuestras prioridades de gasto no parecen estar donde m¨¢s se necesitan. Chile asigna un 2,4% de su PIB a la educaci¨®n terciaria, muy por encima del promedio de la OCDE de 1,5%, siendo este el gasto que m¨¢s ha crecido en los ¨²ltimos a?os. En cambio, la inversi¨®n en educaci¨®n media es de un 1,7% del PIB, por debajo del promedio de 1,9% de los pa¨ªses desarrollados. Estas cifras reflejan un desbalance en las prioridades educativas del pa¨ªs, en que en la ¨²ltima d¨¦cada se ha puesto ¨¦nfasis en el financiamiento de la educaci¨®n superior, mientras que los sistemas de educaci¨®n preescolar y escolar enfrentan serios d¨¦ficits en calidad, cobertura e infraestructura.
Chile destaca tambi¨¦n en el informe por el alto nivel de financiamiento privado en la educaci¨®n terciaria, en que el 58% de los costos son asumidos por los hogares. Hace una d¨¦cada, este porcentaje alcanzaba un 68%, y su disminuci¨®n se debe principalmente a la implementaci¨®n de la pol¨ªtica de gratuidad en la educaci¨®n superior. En efecto, seg¨²n la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE del 2016-2017, antes de la gratuidad, la educaci¨®n terciaria representaba un 3,4% del gasto mensual de las familias; tras la implementaci¨®n de esta pol¨ªtica, en la nueva versi¨®n de la encuesta, ese porcentaje cay¨® pr¨¢cticamente a la mitad.
El significativo financiamiento privado tiene como contrapartida un retorno sorprendentemente alto para quienes completan la educaci¨®n superior. En Chile, los ingresos de los trabajadores titulados son en promedio un 161% mayores que los de aquellos que solo completaron la educaci¨®n escolar, el premio m¨¢s alto de todos los pa¨ªses de la OCDE, cuyo promedio es de 56%. Esta informaci¨®n es crucial en el contexto del debate actual sobre la presunta devaluaci¨®n de los t¨ªtulos universitarios en el pa¨ªs. Aunque pueda existir variabilidad en los retornos seg¨²n el tipo de t¨ªtulo o instituci¨®n, el informe confirma que alcanzar la educaci¨®n superior sigue siendo clave para mejorar el bienestar personal y promover la movilidad social.
En contraste, la educaci¨®n escolar enfrenta serios desaf¨ªos para mejorar la calidad. Durante las ¨²ltimas d¨¦cadas, Chile experiment¨® una tendencia positiva en los aprendizajes y una reducci¨®n de las brechas socioecon¨®micas. Sin embargo, en los ¨²ltimos a?os, estos avances se han paralizado. Las evaluaciones recientes muestran un estancamiento en los resultados y en la reducci¨®n de las brechas. Sin duda es relevante aumentar el gasto en este nivel, pero tambi¨¦n tenemos un relevante desaf¨ªo de eficiencia. En el informe se muestra que pa¨ªses cuya inversi¨®n por escolar es similar a la nuestra (Bulgaria y Rumania) o est¨¢ incluso por debajo (Turqu¨ªa) obtienen, sin embargo, mejores resultados en la prueba PISA de matem¨¢ticas.
Por otro lado, la educaci¨®n parvularia a¨²n no logra alcanzar una cobertura amplia. Existe evidencia de los altos retornos que tiene la inversi¨®n en educaci¨®n de los primeros a?os de vida. La cobertura de los ni?os entre 3 y 5 a?os de edad es exactamente la misma que ten¨ªamos hace diez a?os, mientras en promedio los otros pa¨ªses exhiben un aumento a pesar de tener niveles iniciales m¨¢s altos que los de nosotros (y por tanto, les es m¨¢s dif¨ªcil incrementarlos todav¨ªa m¨¢s).
En conclusi¨®n, aunque Chile invierte una proporci¨®n significativa de su PIB en educaci¨®n, las prioridades est¨¢n mal orientadas. Mientras se destina una gran cantidad de recursos a la educaci¨®n superior, los subsistemas de educaci¨®n parvularia y escolar, claves para cimentar el bienestar futuro de los estudiantes y del pa¨ªs, siguen mostrando importantes d¨¦ficits. Considerando los desaf¨ªos de calidad, cobertura e infraestructura en los subsistemas pre- y escolar, no es razonable destinar recursos p¨²blicos adicionales para condonar deudas de egresados de la educaci¨®n superior. Es imperativo que el pa¨ªs reeval¨²e su enfoque y redistribuya los recursos de manera m¨¢s equitativa, asegurando que todos los niveles educativos reciban el apoyo necesario para brindar una educaci¨®n de calidad para todos.