C¨¦sar Ross, historiador: ¡°Hoy veo que, lejos de tener grandes ideas, en Chile tenemos ideas peque?itas¡±
Estudioso de las relaciones internacionales y la historia econ¨®mica, entre otros, el acad¨¦mico de la Usach obtuvo el Premio Nacional de Historia 2024 y acaba de publicar ¡®Chile en los albores de la Guerra fr¨ªa¡¯
No era un nombre que sonara en anteriores n¨®minas de candidatos, tal como sus especialidades no eran las predilectas de los ¨²ltimos ganadores del Premio Nacional de Historia, entregado bianualmente. Pero lleg¨® el 29 de agosto y C¨¦sar Ross (Santiago, 62 a?os) se lo termin¨® ganando, al decir del jurado, por ¡°una trayectoria en la historia econ¨®mica y de las relaciones internacionales que vincula particularmente a Chile con el mundo del Asia Pac¨ªfico, algo que hoy tiene una tremenda vigencia para el desarrollo del pa¨ªs y de sus relaciones econ¨®micas y pol¨ªticas¡±.
La carrera del acad¨¦mico e investigador est¨¢ estrechamente ligada a la Universidad de Santiago (Usach), de cuyo Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) es profesor titular y cuya editorial acaba de publicar Chile en los albores de la Guerra fr¨ªa: contexto, teor¨ªa e ideas. El libro reconsidera las periodificaciones de la historia local para establecer una ¡°gran transformaci¨®n¡± entre 1883 y 1947, al tiempo que reivindica los aportes intelectuales de los a?os 40 y 50, en especial los del diplom¨¢tico Hern¨¢n Santa Cruz, el economista Felipe Herrera y An¨ªbal Pinto, el autor de Chile, un caso de desarrollo frustrado (1959).
Rafael Sagredo, premio nacional 2022 y miembro del jurado que le entreg¨® el galard¨®n, coment¨® que Ross ¡°ha dilatado lo que entendemos por historia de Chile, normalmente circunscrita solo a este territorio entre el mar y la cordillera¡±.
Pregunta. Usted acusa lo subestudiadas de las d¨¦cadas de 1940 y 1950 en la investigaci¨®n local.
Respuesta. Es un periodo bastante clave, porque se configura lo que viene. Es un periodo en el que la gente est¨¢ pensando, debatiendo, escribiendo. Los debates sobre los derechos electorales de las mujeres son de este periodo, y hay una intelectualidad importante, brillante, de mujeres que estuvieron durante un largo tiempo muy ocultas, o muy solapadas. Algunas escribieron con seud¨®nimos.
Hay ¨¦pocas que tienen cierta caracter¨ªstica, con personas de sensibilidades parecidas y con herramientas de pensamiento parecidas, que van llegando m¨¢s o menos a las mismas conclusiones, en un sentido o en otro: me interes¨® poner eso en valor.
P. ¡°Los chilenos tienen serias dudas acerca de la existencia del mundo exterior¡±, dijo una vez Ra¨²l Ruiz, citando a un poeta y marcando un punto sobre el aislacionismo. ?C¨®mo se ve esto en una perspectiva global, o transnacional?
R. Preferir¨ªa decir ¡®no nacional¡¯. Creo, en todo caso, que hay ac¨¢ un efecto doble. Casi todos los que han estudiado la identidad chilena (Jorge Larra¨ªn, Bernardo Subercaseaux, Rolando Mellafe) coinciden en la condici¨®n insular como rasgo transversal: sentirse en una isla. Y eso hace que haya desconfianza [hacia el exterior], pero tambi¨¦n fascinaci¨®n por el afuera. Y todas las ¨¦lites chilenas, en casi todas las ¨¦pocas, han adorado viajar y vivir fuera, y traerse ese afuera hacia adentro: muebles, cuadros, o educaci¨®n y conocimiento. Es la condici¨®n de alguien que vive en una isla y que le dice al resto, ¡°yo s¨¦ lo que hay all¨¢, donde ustedes nunca estuvieron¡±. Pero nuestra existencia tiene que ver con el afuera, no s¨®lo con el adentro.
Hay un libro que Heraldo Mu?oz public¨® en 1986 [Las relaciones exteriores del gobierno militar chileno], donde pone mucho ¨¦nfasis en el aislamiento, como una forma de decir que el r¨¦gimen era tan repudiado que nadie quer¨ªa tener relaciones con ellos y la consecuencia natural, deber¨ªa uno decir, era que el pa¨ªs terminara por colapsar. Pero no colaps¨®, y cuando estudiaba la interacci¨®n de Chile con Jap¨®n, pude ver que Jap¨®n nunca lo aisl¨®, y que las relaciones comerciales siguieron. Y China tampoco lo aisl¨®.
P. ?C¨®mo distingue los grandes hitos de las cuestiones epis¨®dicas?
R. Cuando se aprob¨® mayoritariamente la idea de cambiar la Constituci¨®n [2020], mucha gente dijo, ¡°Chile cambi¨®¡±, y esta era la ratificaci¨®n de que ¨ªbamos en esa otra direcci¨®n. La Convenci¨®n Constitucional trabaj¨® sobre ese supuesto y construy¨® una Constituci¨®n como si el 80% de la gente que hab¨ªa aprobado cambiar la que hab¨ªa pensara igual que ellos. Puede haber sido un espejismo o un dispositivo pol¨ªtico: me aprovecho de esta coyuntura y hago lo que siempre pens¨¦ que hab¨ªa que hacer. Pero el 62% dijo, ¡®no la quiero¡¯. Hab¨ªa una novedad, eso s¨ª: entre los dos grupos que siempre votaban, ahora hab¨ªa un grupo en el medio que antes no estaba obligado a votar. Un grupo que probablemente no ten¨ªa historia pol¨ªtica, que probablemente ascendi¨® despu¨¦s de la ¨²ltima gran crisis econ¨®mica del 97, que valoraba sobremanera lo que hab¨ªa logrado en la vida y ten¨ªa terror de perderlo. Si solamente tomas el 80% para el cambio de la Constituci¨®n, uno dir¨ªa que este es un cambio irreversible que va a durar un tiempo muy largo, pero dur¨® muy poco.
P. ?Inserta los acontecimientos recientes en una crisis que parti¨® en 2019, o en 2018 con el ¡®Mayo feminista¡¯?
R. Tengo la impresi¨®n de que hay un proceso un poco m¨¢s largo, m¨¢s complejo, que no terminamos de entender y que est¨¢ en medio de otras transformaciones. Despu¨¦s de cada proceso revolucionario, hay un proceso de restauraci¨®n conservadora, por lo cual no es extra?o que cuando hay una revuelta revolucionaria o un gobierno con prop¨®sitos revolucionarios-transformacionales, como fue el de Allende, hubiese una restauraci¨®n conservadora brutal. Y en 2019 viene esta revuelta que no terminaba nunca y entonces, en una primera instancia, hubo empresarios diciendo estar dispuestos a que les suban los impuestos, pero una vez que pas¨® el peligro, ya no lo estaban.
Hubo un canciller brasile?o que dijo que Chile es una potencia conceptual: un pa¨ªs peque?o donde se han producido grandes ideas. Pero lo que veo hoy es que, lejos de tener grandes ideas, tenemos ideas peque?itas, y tal vez porque se cree que la Rep¨²blica ya no est¨¢ en peligro, hay quienes se pueden dar el lujo de volver a hablar de la minucia, de cometer errores como los que se han cometido en los ¨²ltimos meses, y uno dice, ?la gente no tiene conciencia? La democracia no est¨¢ garantizada nunca y el bienestar no est¨¢ garantizado. ?En qu¨¦ pensaban esos apoderados y esos alumnos que estaban haciendo bombas molotov en el INBA [Internado Nacional Barros Arana, donde una explosi¨®n dej¨® 35 heridos la semana pasada]. Hay una comunidad escolar radicalizada haciendo bombas para pelear contra qu¨¦. Hay muchas cabezas pensando cosas muy distintas, pero todas son peque?as ideas, a mi parecer.
P. Las elecciones municipales y regionales de la semana pasada, ?le dejan algo?
R. Como dijo alguien, mientras haya un timbre los partidos no desaparecer¨¢n: tienen incentivos tributarios y de todo tipo para seguir existiendo. Por otro lado, hay una identidad de derecha y de extrema derecha que ha existido siempre en el pa¨ªs, y cuando la gente piensa que la derecha desapareci¨® yo digo, perd¨®n, pero lo que saca la derecha es el 44% que sac¨® Pinochet para el plebiscito de 1988. No es verdad que Chile sea un pa¨ªs de izquierda, ni es verdad que sea un pa¨ªs s¨®lo de derecha. Por eso es tan dif¨ªcil mirar el corto plazo hist¨®rico: necesitas m¨¢s recorrido.