Ver¨®nica Valdivia, historiadora: ¡°El problema de Chile es que no estamos de acuerdo en nada importante¡±
La investigadora que acu?¨® el t¨¦rmino la ¡®alcaldizaci¨®n de la pol¨ªtica¡¯ pone en perspectiva hist¨®rica a la comuna en Chile, a tres semanas de las elecciones municipales
Ver¨®nica Valdivia Ortiz de Z¨¢rate (Santiago, 65 a?os) vive desde hace no mucho en el campo. Lo cuenta de paso por Santiago, en ese remanso que para ella ha sido el sello LOM ¡ªlos editores de su obra historiogr¨¢fica¡ª, en el tradicional barrio Concha y Toro.
Distanciada de la academia, la autora de El golpe despu¨¦s del golpe (2003) y de Nacionales y gremialistas (2008) dice vive en un ¡°pueblo chico¡± de menos de mil habitantes en las proximidades de Ovalle, a unos 320 kil¨®metros de Santiago, en la zona centro-norte chilena. No siempre la se?al es buena y ¡°la alcaldizaci¨®n de la pol¨ªtica¡± ¡ªt¨¦rmino con el que titul¨® su libro hom¨®nimo de 2012 junto a Rolando ?lvarez y Karen Donoso¡ª es cosa de ver seg¨²n la historiadora:
¡°Ah¨ª las personas creen que todo depende del alcalde y de la municipalidad, y tratan de conseguir cosas yendo a la municipalidad, porque no piensan que una instancia superior les va a solucionar problemas esenciales, como bajarles la luz, o conseguir el subsidio para el agua potable. Las personas comunes y corrientes, pero sobre todo de escasos recursos, saben que el municipio es el que les puede ayudar¡±.
De esto se sigue, ya en t¨¦rminos m¨¢s generales, que ¡°el municipio es el lugar, y ese es un triunfo hegem¨®nico de la reforma municipal [bajo Pinochet], porque se trataba de que el municipio fuera un muro de contenci¨®n, que la demanda llegara hasta ah¨ª y no siguiera hacia los organismos del Estado realmente responsables de la situaci¨®n en vivienda, en salud, en educaci¨®n. La gente no va a ir a reclamar al ministerio del Trabajo, salvo los sindicatos m¨¢s organizados, ni van a ir al ministerio de Educaci¨®n: van a ir al municipio¡±.
En tres semanas m¨¢s, y en un ambiente nada campa?ero, tendr¨¢n precisamente lugar las elecciones municipales en Chile (junto a las de gobernadores y consejeros regionales): una ocasi¨®n para poner a la unidad comunal en perspectiva hist¨®rica. Tambi¨¦n la oportunidad para que Valdivia Ortiz de Z¨¢rate (de l¨ªnea materna ¡°franquista¡± y paterna ¡°allendista¡±) interprete, una puntos y deslice, por ah¨ª, alguna insatisfacci¨®n.
P. A las puertas de una elecci¨®n municipal, ?ve hoy huellas de la larga pugna entre el Estado central y los poderes locales?
R. M¨¢s o menos: m¨¢s veo en el siglo XX. A la derecha ¡ªa los empresarios, a los partidos¡ª nunca le gust¨® la Constituci¨®n de 1925 ni que el Estado tuviera capacidades de tipo social y econ¨®mica, porque las consideraban privativas de la iniciativa de las personas. El proceso de estatalizaci¨®n del pensamiento de izquierda fue producto de esa lucha pol¨ªtica. Hacia 1918, 1919, todos los ¨¢cratas que posteriormente pasaron al Partido Socialista (PS) cre¨ªan en la autonom¨ªa: los grupos con mutuales, cooperativas, no ten¨ªan inter¨¦s en que el Estado les fuera quitando atribuciones, y por eso muchos sectores obreros se opusieron a la legislaci¨®n social. Pero el sentido de autonom¨ªa se fue perdiendo en favor del Estado en la medida que la lucha pol¨ªtica demostr¨® que la ¨²nica forma de mantener las leyes sociales y los derechos era si el Estado estaba detr¨¢s.
Carlos Ib¨¢?ez [en su primer gobierno, 1927-31] oblig¨® a los trabajadores y al empresariado a aceptar la intervenci¨®n del Estado. Y la derecha sigui¨® defendiendo, no la comuna (salvo en t¨¦rminos electorales), sino el debilitamiento del Estado: nunca permitir que el Estado interviniera all¨ª donde pusiera en riesgo sus intereses, sus valores y sus privilegios. Y eso se consolid¨® en el latifundio, porque hasta la Reforma agraria el Estado puede entrar muy poco al latifundio, casi nada.
P. La discusi¨®n sobre m¨¢s o menos Estado, ?d¨®nde deja a la comuna? Porque el municipio tambi¨¦n es parte de ese Estado.
R. La pelea es por desestatizar. La idea de [la historiadora] Sof¨ªa Correa es que el empresariado penetr¨® la Corfo [Corporaci¨®n de Fomento de la Producci¨®n, fundada en 1939] y, por lo tanto, lo que hizo la Corfo era lo que la derecha quer¨ªa. Pero la verdadera amenaza no estaba en la Corfo, sino en el Comisariato de Subsistencias y Precios, porque empez¨® a desarrollar una serie de capacidades en virtud de las cuales el Estado se met¨ªa en cosas que no deb¨ªa, o que ellos pensaban que no deb¨ªa, as¨ª como en las pol¨ªticas asistenciales. Por eso, no es cierto que ellos se conformaron y finalmente torcieron el camino del Estado. El Estado hizo lo que quer¨ªa hacer ¡ªenerg¨ªa, industria del acero¡ª, incluyendo la subsistencia de las personas.
P. ¡°Junto con [Joaqu¨ªn] Lav¨ªn, [Jaime] Ravinet defendi¨® la tesis del ¡®gobierno chico¡¯, peque?os reinos tras sus fulgurantes figuras¡±, escribi¨® usted en 2013. ?Podr¨ªa explayarse?
R. Lav¨ªn y Ravinet se transformaron en reyecitos, por decirlo as¨ª, porque lograron hacer muchas cosas. Tambi¨¦n, aunque en otra dimensi¨®n, est¨¢ el caso de [el exalcalde PS de Pudahuel] Johnny Carrasco [1992-2001], y por eso todos ellos duraron tanto tiempo. Pero en el caso de Lav¨ªn y de Ravinet, era una plataforma para otra cosa: la presidencia. El municipio se transform¨® en una plataforma para quienes pod¨ªan saltar a puestos m¨¢s importantes. Para el resto, son peque?os reinos donde ellos deciden, dentro de lo que la ley les permite. Y como la ignorancia predomina, las personas piensan que lo que les da el municipio es una decisi¨®n de su alcalde. No saben que los recursos provienen del Estado, y que no hay pol¨ªtica de peso que decidan los alcaldes, solo cosas accesorias.
P. Ud. tambi¨¦n habla de la alcaldizaci¨®n del municipio, donde el alcalde parece adquirir una centralidad que no ten¨ªa. ?Qu¨¦ implicancias ve ah¨ª?
R. Yo viv¨ª en San Miguel [sur de Santiago] en mi infancia y adolescencia, y vi a los Palestro, y lo que hac¨ªa Mario Palestro era muy parecido a lo que hacen hoy los alcaldes en sus comunas. A mi pap¨¢ le ofrecieron ser regidor y despu¨¦s diputado, porque mi pap¨¢ mov¨ªa gente, en el sentido de que organizaba grupos deportivos, grupos de teatro, y Mario Palestro no solo iba a arrastrar votos: le dio camisetas al club deportivo, iba a las fiestas, daba recursos.
En cuanto a la centralidad de los alcaldes, dado que la reforma municipal [de 1985] fue pensada como desconcentraci¨®n y no descentralizaci¨®n, los alcaldes fueron pensados como Pinochet chicos: ten¨ªan que reproducir la imagen de Pinochet en el sentido de una persona que hac¨ªa mucho y de la cual depend¨ªa gran parte del ¨¦xito o el fracaso de la gesti¨®n municipal. Nunca hubo la intenci¨®n de que el municipio fuese una instituci¨®n democr¨¢tica. Estaba pensado como una escala dentro de la toma de decisiones. Ese era el sentido del municipio, y esa era la idea de Ib¨¢?ez: Pinochet y la se?ora Hiriart [su esposa] copiaron muchas cosas de Ib¨¢?ez.
P. ?Del primer Carlos Ib¨¢?ez?
R. S¨ª, y un poco del segundo [1952-1958]. La idea era que, para que hubiera progreso, ten¨ªa que haber una escala de decisiones: el pelda?o presidencial est¨¢ arriba, el intendente es el que sigue, luego el ministro del Interior y el alcalde, que ejecuta. ?Y por qu¨¦ la personalizaci¨®n? Porque el proyecto no debe ser discutido: el proyecto neoliberal autoritario ten¨ªa que durar eternamente y, por lo tanto, la pol¨ªtica ten¨ªa que reducirse a qu¨¦ personas lo hac¨ªan mejor o peor en cuestiones locales concretas, pero no que se debatiera sobre propuestas pol¨ªticas: ¨ªbamos a discutir de personas, de liderazgos. Si t¨² no quieres hablar de programas, hablas de personas. Entonces, yo no hablo de la desmunicipalizaci¨®n o de que la salud est¨¢ mal, sino de si el alcalde puso bien las vacunas.
P. ?Se deja instalada la personalizaci¨®n de lo pol¨ªtico en la figura del alcalde?
R. Cuando la Concertaci¨®n adopt¨® el proyecto dictatorial fuera de introducirle algunas peque?as modificaciones, las decisiones siguieron radicando en una c¨²pula tecnocr¨¢tica, ajena a la sociedad, y eso fortaleci¨® la personalizaci¨®n de la pol¨ªtica. Eso permiti¨® que los alcaldes empezaran a ser importantes. En los 80 estaban [Carlos] Bombal, [Patricio] Melero, [Jaime] Orpis, pero en los 90 los alcaldes comenzaron a ser las personas en la medida en que los pol¨ªticos retrocedieron y retrocedi¨® la discusi¨®n.
P. ?De qu¨¦ forma el municipalismo ha erosionado la capacidad de intermediaci¨®n de la pol¨ªtica?
R. No comparto mucho esa tesis. La erosi¨®n de los partidos tiene que ver con otras cosas, aunque la municipalizaci¨®n ayud¨®. Hoy, las personas no esperan nada de los partidos, pero eso es un proceso nacional e internacional. La erosi¨®n de los partidos, su descr¨¦dito en el caso de Chile, tuvo que ver con la gesti¨®n de la Concertaci¨®n: los partidos no respondieron a las esperanzas de las personas cuando termin¨® la dictadura [de Pinochet]. La dictadura luch¨® por la indiferencia social y el individualismo. Los partidos no construyeron un relato sobre la comunidad. Lo que hizo la pol¨ªtica de seguridad ciudadana fue hacer que todos pens¨¢ramos en los otros como delincuentes. En los a?os 90, y todav¨ªa en parte en los 2000, los ¨ªndices de delincuencia eran muy bajos en Chile en relaci¨®n a Am¨¦rica Latina, pero la gente viv¨ªa aterrorizada con que la iban a asaltar. Hoy d¨ªa hay un nivel de delincuencia alto, y lo entiendo.
P. ?Pueden los alcaldes dar respuestas a la inseguridad, aunque no tengan atribuciones para perseguir delincuentes (contra lo que hoy proclaman algunos candidatos)?
R. Para las cosas elementales, claro, pero la demanda por una mejor salud p¨²blica, por una mejor educaci¨®n, una mejor sociedad ¡ªque fue lo que estuvo detr¨¢s del estallido social y de la Convenci¨®n constitucional, con todos los errores que se puedan haber cometido¡ª, es algo m¨¢s profundo, que el alcalde no va a poder resolver. Y la gente sabe que no va a poder resolverlo. No digo que no sea importante un consultorio, o mejorar una luminaria, o que haya m¨¢s seguridad en las poblaciones, pero la idea de que est¨¢ bien que la Constituci¨®n del 80 se quede, para que no sigamos debatiendo, yo creo que eso no existe. La sociedad est¨¢ pensando.
El problema es que tenemos disidencias profundas en torno a cuestiones b¨¢sicas. ?Estamos de acuerdo en que el Estado est¨¢ para proteger a los privados y en que el desarrollo va a recaer en la iniciativa privada y en el emprendimiento? No. ?Estamos de acuerdo en que la educaci¨®n es una tarea de los padres o es una tarea de la sociedad o de los dos? El problema de este pa¨ªs es que no estamos de acuerdo en nada importante.
P. ?Qu¨¦ tanto se juega en la elecci¨®n municipal de Santiago, donde va un exministro de Sebasti¨¢n Pi?era (Mario Desbordes) y una militante comunista tras la reelecci¨®n (Irac¨ª Hassler)?
R. Yo creo que no tiene mucha importancia. Les puede dar votos para la presidencial, pero el municipio va a seguir poder haciendo lo que puede hacer, no m¨¢s. Donde yo vivo, si sale X, Y o Z, da exactamente lo mismo, porque el municipio va a seguir haciendo lo mismo. Y la idea de que desde el municipio saltan personas como figuras pol¨ªticas ha ido decayendo. Est¨¢ Evelyn Matthei, pero ella viene de otra parte.
P. En pleno estallido de 2019, la Asociaci¨®n Chilena de Municipalidades llam¨® a una consulta en la que votaron m¨¢s de 2.400.000 personas. En 2023, por otra parte, el Ministerio P¨²blico cerr¨® el a?o con 642 causas abiertas relacionadas con malversaci¨®n de caudales p¨²blicos y fraude al fisco cometidos por alcaldes y funcionarios municipales. ?Como ve este escenario?
R. Los municipios se prestan m¨¢s para la malversaci¨®n de fondos. Ahora hay un poco m¨¢s de fiscalizaci¨®n, pero cuando esto se cre¨® se recib¨ªa dinero contra nada. No hay contrapesos, no hay fiscalizaci¨®n. Es un peque?o reino en el cual puedo parecer muy buenito y te puedo dar cosas, pero tambi¨¦n puedo robar. Lamentablemente, estamos en una situaci¨®n baja de valores y de principios: la gente no tiene muchos valores, s¨®lo piensa en lo material. No estoy muy optimista respecto de la gente, en realidad.
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