?Es Johannes Kaiser un Boric de derecha?
El fen¨®meno del diputado libertario debe analizarse a la luz de dos corrientes que est¨¢n reconfigurando el cuadro pol¨ªtico de Chile

M¨¢s all¨¢ de las limitaciones y controversias que rodean la candidatura presidencial de Johannes Kaiser ¡ªalgo que habr¨¢ que analizar en el futuro¡ª, resulta fundamental examinar las fuerzas que la impulsan. Su trayectoria como diputado ha sido m¨¢s bien discreta, destac¨¢ndose principalmente por su ret¨®rica provocadora; su notoriedad proviene m¨¢s de sus declaraciones pol¨¦micas que de propuestas innovadoras o un diagn¨®stico riguroso de la realidad nacional. Su discurso, centrado en criticar a la clase pol¨ªtica tradicional ¡ªla et¨¦rea casta¡ª y al aparato estatal, carece de mayor profundidad. Sin embargo, su partido crece exponencialmente en militancia, superando incluso a fuerzas como Amarillos y Dem¨®cratas.
Por esto, la analog¨ªa que propone a Kaiser como ¡°un Boric de derecha¡±, merece un examen m¨¢s riguroso. Si bien comparten ciertos rasgos¡ªnotablemente, sus estudios universitarios inconclusos, aunque tambi¨¦n su pretendida pureza ideol¨®gica¡ª, la comparaci¨®n resulta superficial en alg¨²n sentido. Aunque pueda servir como recurso ret¨®rico, ignora que ambas figuras encarnan fen¨®menos pol¨ªticos fundamentalmente distintos. Kaiser y Boric surgieron de contextos diferentes, representan corrientes ideol¨®gicas divergentes y, sobre todo, sus trayectorias pol¨ªticas responden a din¨¢micas sociales que poco tienen en com¨²n.
El fen¨®meno Kaiser debe analizarse a la luz de dos corrientes que est¨¢n reconfigurando el cuadro pol¨ªtico de nuestro pa¨ªs. La primera es un movimiento que cuestiona el orden pol¨ªtico establecido y sus mecanismos tradicionales de funcionamiento. La segunda, no menos significativa, es el auge del pensamiento libertario, una tendencia que trasciende las fronteras nacionales, pero que ha encontrado terreno f¨¦rtil en Chile, quiz¨¢s como respuesta al problema anterior. La convergencia de estas dos fuerzas ayuda a explicar, al menos en parte, tanto por qu¨¦ aparece como la resonancia de su candidatura.
Lo primero es la erosi¨®n de la confianza ¡ªaunque tal vez debi¨¦ramos decir bronca, molestia¡ª en el sistema pol¨ªtico chileno. Es un fen¨®meno de larga data, que precede al estallido social de 2019. La desafecci¨®n se ha manifestado en oleadas sucesivas, adoptando diferentes rostros y discursos, pero manteniendo una constante: el profundo desacople entre ciudadan¨ªa e instituciones, que alimenta un anhelo de transformaci¨®n radical. Es el llamado discurso de la motosierra, el ¡°que se vayan todos¡± que, aunque muta en su forma, preserva la esencia de la cr¨ªtica contra el sistema. Los portavoces de este descontento han ido rotando: desde el populismo medi¨¢tico de Pamela Jiles hasta el asamble¨ªsmo de la Lista del Pueblo y los independientes que dominaron la primera Convenci¨®n Constitucional. La posta fue recogida por el Partido Republicano, que supo capitalizar este descontento en el Consejo Constitucional, pero se agot¨® r¨¢pidamente. Hoy, pareciera ser el turno de Johannes.
Por distintos motivos, todos quienes han representado la voz del malestar terminaron consumidos por este. En algunos casos, se trat¨® de una coincidencia apenas circunstancial; otras veces, se sobreinterpret¨® en qu¨¦ consist¨ªa; por ¨²ltimo, puede que haya habido un problema en la decodificaci¨®n de la demanda, y al momento de dise?ar respuestas concretas, hayan decepcionado a la ciudadan¨ªa. Todos estos defectos, de paso, afectan en mayor o menor medida a la coalici¨®n que hoy gobierna.
Pero hay un segundo elemento que impulsa a Kaiser: el auge de una derecha impugnatoria, que se alimenta de los fracasos del sistema pol¨ªtico y los problemas mencionados antes: la incapacidad para resolver problemas b¨¢sicos, su desconexi¨®n con la ciudadan¨ªa. Pero mientras esta desconexi¨®n es visible para todos, el avance libertario ocurre bajo cuerda, principalmente a trav¨¦s de contenido viral en redes sociales, lejos de los medios tradicionales y el debate p¨²blico convencional. Se trata de un discurso que bebe de varias fuentes, deposita una confianza ilimitada en la autonom¨ªa individual, mira al Estado como el enemigo, y describe a sus funcionarios como par¨¢sitos, entre otros. Llega directamente a sus consumidores, constituye la primera escuela de formaci¨®n pol¨ªtica para muchos y crea un sentido com¨²n disruptivo. Eso sin contar que los j¨®venes menores de 30 a?os han crecido muchas veces solos, conectados a pantallas, en espacios virtuales altamente segregados, que bombean los sentimientos que nutren candidaturas como la de Kaiser.
Retomemos entonces la pregunta inicial. ?Es Johannes Kaiser un Boric de derecha? Todo indica que no, que es parte de un fen¨®meno m¨¢s profundo, del cual el presidente Boric no es la ¨²nica manifestaci¨®n. Por lo mismo, su eventual gobierno sufrir¨ªa problemas similares: un programa que debe ser r¨¢pidamente desechado, una bancada parlamentaria vol¨¢til, probablemente en minor¨ªa, una obligaci¨®n de negociar que traicionar¨ªa su discurso de confrontaci¨®n y desilusionar¨ªa a sus bases. Ahora, como es un problema m¨¢s hondo, muchas de sus manifestaciones complicar¨¢n a cualquiera que ocupe el poder en el futuro. Algo tendr¨¢n que pensar los aspirantes a La Moneda si no quieren vivir las penurias ¡ªmuchas de ellas autoinflingidas¡ª del presidente Boric.
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