La ruta de los alimentos rechazados en Chile: de desechos a deliciosas cazuelas

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Que Agust¨¬n Varas (15 a?os) pueda disfrutar de una cazuela ¨Cun plato tradicional chileno con caldo, pollo, ma¨ªz, zapallo, papas- este mediod¨ªa ha sido gracias a una cadena de voluntades que permiten que, junto a ¨¦l, otros estudiantes puedan compartir un plato caliente preparado con esmero y productos saludables.

La ruta comenz¨® temprano. Eran las 9:00 de la ma?ana cuando Nyssmi Cordero cargaba pliegues de cajas de cart¨®n hasta su camioneta. Esta joven recicladora, la primera certificada en la comuna de Cerro Navia, una comuna del noroeste de Santiago de Chile, lleg¨® hasta el Banco de Alimentos municipal para retirar todo el material de embalaje que fue descartado para llevarlo hasta una planta recicladora donde se les puede dar una segunda vida. Un oficio que comenz¨® durante la pandemia y que, con el apoyo de la municipalidad, logr¨® transformar en su sustento.

Junto a su veh¨ªculo, decenas de cajas esperan cargadas de colores: los de los zapallitos, pimientos, cebollas... Han llegado hasta esta bodega que facilita la empresa Megacentro para que funcione el Banco de Alimentos, el primero gestionado por un municipio y que naci¨® como iniciativa local en 2019, en medio de la revuelta social chilena, cuando hab¨ªa hambre en las zonas m¨¢s vulneradas del pa¨ªs.

¡°Fue un a?o duro para nuestro pa¨ªs¡±, dice Mauro Tamayo, alcalde de Cerro Navia. Un a?o de confrontaci¨®n de modelos, de sociedad, de principios que sustentaban un desarrollo que dejaba y deja todav¨ªa mucha gente atr¨¢s.

Tamayo recuerda c¨®mo en el marco del estallido social se fueron organizando ollas comunes a trav¨¦s de las agrupaciones de vecinos que se organizaban para hacer las compras juntos, por lo que el municipio busc¨® una estrategia para sumarse a esa labor. Hoy la entrega de alimentos se hace directamente a las organizaciones, pero tambi¨¦n a los microbancos, lo que, para Tamayo, es m¨¢s eficiente. ¡°Son los propios vecinos los que conocen qui¨¦n est¨¢ con m¨¢s apuros, qui¨¦n m¨¢s necesita y se va creando una l¨®gica horizontal de solidaridad, no solamente desde el municipio, sino que entre vecinos y esto es muy potente¡±, afirma.

Son las 10:00 de la ma?ana de un martes y Javiera Villarroel, quien asumi¨® la jefatura del banco en 2022, se pasea por los pasillos de la bodega para organizar las entregas y retiros del d¨ªa y llenar ¨®rdenes de despacho donde detalla el contenido de cada env¨ªo de alimentos. Hasta aqu¨ª llegan los productos que entregan proveedores, supermercados, empresas privadas y productores. Fueron descartados por diversas razones, pero ninguna nutricional, por lo que este banco las distribuye a familias y organizaciones que podr¨¢n convertirlos en un plato caliente, una colaci¨®n o una merienda.

¡°Queremos poner la idea de que un alimento feo no necesariamente es un alimento malo. Me llega mucha fruta que deb¨ªa ser exportada, pero no lo hizo por su tama?o. Es decir, porque no cumplen con los est¨¢ndares¡±, dice Villarroel.

Rodeada de cajas y estantes explica que esa es la raz¨®n por las que estos alimentos no lograron venderse o comercializarse. Similar suerte corren l¨¢cteos o carnes que tienen una fecha de vencimiento cercana. As¨ª mismo llegan miles de cajas de cereales, de t¨¦, de chocolates que est¨¢n rotas por fuera. O tarros de conservas que tienen abolladuras. Eso s¨ª ¨Cy en esto es enf¨¢tica¨C no se entrega nada no est¨¦ completamente cerrado por dentro. El objetivo es que esa comida tenga un destino distinto al de los 931 millones de toneladas de producci¨®n de alimentos destinados al consumo humano que se pierde o desperdicia cada a?o, seg¨²n datos del informe elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) presentado en 2021.

El Banco de Alimentos se volvi¨® fundamental durante la pandemia. Fueron meses dif¨ªciles en los que muchas familias que ya estaban en la cuerda floja terminaron en una situaci¨®n a¨²n m¨¢s precaria, producto de las restricciones de la emergencia sanitaria. Pero adem¨¢s, en esta comuna, en la que habitan m¨¢s de 132.000 personas, seg¨²n el ¨²ltimo censo nacional realizado en 2017, no hay ning¨²n supermercado. Los cinco que exist¨ªan cerraron para siempre sus puertas despu¨¦s de los sucesivos saqueos e incendios que los afectaron durante el estallido social.

Villarroel dice que le interesa el acceso y la democratizaci¨®n de los alimentos. ¡°Que no haya supermercados significa que hay ciertos productos a los que la gente no puede acceder¡±, agrega la jefa del Banco de Alimentos.

A las 10:52 de la ma?ana Ram¨®n, el ch¨®fer del cami¨®n sale desde las bodegas rumbo a la empresa Dossetto. Decenas de cajas exhiben verduras que no pasaron los controles de calidad para ser entregados en grandes supermercados de marcas como Walmart, Unimarc o Cencosud. Un pliegue, una mancha, una textura muy blanda o muy seca son motivos suficientes para no ser entregados a sus clientes. Pimientos rojos y verdes, pepinos, zapallos, camotes y albahaca que son descartadas por no verse perfectas pueden completar cajas de hasta 200 y 300 kilos diarios.

¡°Ver un pallet con mercader¨ªa que se est¨¢ perdiendo es un crimen, es un pecado¡±, dice Juan Pablo Natalutti. El jefe de producci¨®n de Dossetto dice que su empresa es consciente de todas las facetas que pueden tener esos alimentos. ¡°No tiene sentido que nosotros estemos tirando productos que pueden ser utilizados, porque, de hecho, no solamente se utilizan para entreg¨¢rselo a la gente, sino que tambi¨¦n tiene un punto final en lo que es el compost¡±, dice Natalutti.

Uno de los incentivos que tienen las empresas privadas de sumarse a esta misi¨®n es el certificado que entrega a cambio la municipalidad. As¨ª, el precio-costo que tiene cada donaci¨®n se ver¨¢ reflejado en una reducci¨®n de impuestos. ¡°En ocasiones yo he ofrecido el certificado, y las empresas no tienen inter¨¦s en recibir este incentivo tributario. Lo hacen por un tema de conciencia con el medio ambiente y con la comunidad. De hecho, Dossetto no nos pide certificado¡±, dice Javiera Villarroel.

Pedagog¨ªa del amor

Con un delantal de cocina, la maestra Kuntidevi Garc¨¦s revuelve la olla humeante del almuerzo que alimentar¨¢ a 16 personas. En la sala siguiente, una profesora de historia repasa las ¨²ltimas lecciones para estudiantes con rezago pedag¨®gico de entre 10 y 17 a?os, de distintos niveles acad¨¦micos, que preparan ex¨¢menes libres y que Apis Educa, una organizaci¨®n no gubernamental, apoya como parte de su misi¨®n de nivelarlos para que puedan reintegrarse al sistema tradicional de educaci¨®n.

El horario en que se imparten las clases en una sede social de Cerro Navia coincide con el desayuno y almuerzo, por lo que la ONG ha tenido que implementar un sistema donde todos sus miembros, profesoras y trabajadoras sociales, han tenido que asumir roles m¨¢s all¨¢ de su profesi¨®n. Se turnan para cocinar y preparar un plato de comida a los j¨®venes que de otra forma tendr¨ªan que enfrentar su jornada escolar con el est¨®mago vac¨ªo. El men¨² diario ha cambiado en los ¨²ltimos meses: el Banco de Alimentos entrega cada semana una variedad de productos como pollos, verduras, postres, frutas, snacks y otros comestibles que para muchos de los estudiantes resultan ex¨®ticos.

Unos minutos despu¨¦s de la 1:00 de la tarde, Agust¨ªn Varas termina de almorzar. Disfruta de la comida que le ofrecen a diario y aunque no es vegano, le emociona haber tenido la oportunidad de probar estos productos que, aunque siempre le llamaron la atenci¨®n, le resultaban prohibitivos.

¡°Yo hablo de la pedagog¨ªa del amor. Si no, todo el contenido no entra y es letra muerta. T¨² tienes que hacer un v¨ªnculo antes de eso. Y el v¨ªnculo se hace demostrando que yo me preocupo por ti y en lo que est¨¢s comiendo. Si est¨¢s bien, si te sientes mal. Si tienes pena. Cuando se crea ese v¨ªnculo reci¨¦n puedo entrar con el contenido¡±, dice la maestra Garc¨¦s.