Muertes prematuras, un laboratorio con goteras y otros obst¨¢culos en la carrera de Marie Curie
Adela Mu?oz publica una biograf¨ªa de la pionera en radioactividad sin olvidar la importancia de su origen, la divulgaci¨®n cient¨ªfica y su vida personal
Adela Mu?oz P¨¢ez (Provincia de Ja¨¦n, 61 a?os) y Marie Sklodowska-Curie tienen en com¨²n que les encanta montar en bicicleta. Este veh¨ªculo fue una revoluci¨®n en el siglo XIX y represent¨® un salto hacia la independencia de la mujer. La cient¨ªfica polaca se aficion¨® a ¨¦l, transmiti¨® su pasi¨®n a sus dos hijas, Ir¨¨ne y ?ve, y la mantuvo hasta su muerte en 1934. ¡°Lo que m¨¢s me sorprendi¨® de ella es la clarividencia que ten¨ªa sobre la importancia del ejercicio f¨ªsico y que lo considerase tan importante como el intelectual¡±, confiesa Mu?oz, catedr¨¢tica en qu¨ªmica inorg¨¢nica en la Universidad de Sevilla y autora de la obra Marie Curie (Debate, 2020).
Su libro recorre la vida de la mujer que cuantific¨® y bautiz¨® el fen¨®meno radioactivo, desde las primeras palabras que ley¨® hasta las ¨²ltimas que pronunci¨®. Pese a su celebridad y su ¨¦xito reconocido hoy, la cient¨ªfica no tuvo un vida sencilla y la culpa no solo se debe al mundo machista en el cual se mov¨ªa. Lo que destaca a lo largo de las 300 p¨¢ginas de la autora, es que el fuerte car¨¢cter de Curie y su vocaci¨®n irrevocable hacia la ciencia le hicieron mantener su entereza y la cabeza alta pese a todos los obst¨¢culos que afectaron su carrera.
Es realmente un personaje fascinante y la clave no reside en la ciencia, sino en su grandeza como ser humanoAdela Mu?oz
En 2018, Mu?oz oy¨® esta frase en una charla TEDx en Sevilla: ¡°Que tu origen no condicione tu destino¡±. Marie Curie era la personificaci¨®n perfecta de aquellas palabras ya que nunca dio la espalda a Polonia, pero termin¨® su vida en Francia, que consideraba su casa. Desde 2011, la experta recopila informaci¨®n sobre Curie y asegura que su obra, en comparaci¨®n con todas las otras biograf¨ªas hechas hasta ahora, ofrece m¨¢s espacio a la ciencia y a Polonia. ¡°El pa¨ªs d¨®nde naci¨® [en 1867] tuvo una importancia crucial en su descubrimiento de la qu¨ªmica¡±, explica. La autora dedica varios cap¨ªtulos a su origen, pero muchos otros a la ciencia. Durante varias p¨¢ginas, hace un trabajo de divulgaci¨®n donde relata con precisi¨®n y sencillez todas las etapas, los problemas y los resultados de la investigaci¨®n de Curie. ¡°Pero est¨¢ claro que su carrera cient¨ªfica fue limit¨¢ndose por culpa de todas las condiciones que le rodearon y perjudicaron personalmente¡±, confirma.
Cinco muertes prematuras
Tras una lectura detallada, es imposible no enumerar todas las p¨¦rdidas bruscas que afligieron a Marie Curie en tan solo 40 a?os. Son cinco muertes que la hundieron, un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, en un vac¨ªo y una depresi¨®n de la cual sal¨ªa siempre, pero no sin grandes secuelas. Las primeras fueron la muerte de su hermana Zofia por tifus y la de su madre por tuberculosis cuando la cient¨ªfica era tan solo una ni?a. Despu¨¦s de esos dos acontecimientos que pusieron un velo sombr¨ªo sobre la familia, Curie perdi¨® la fe religiosa que le hab¨ªa rodeado y apoyado hasta entonces.
Pero la cosa no acab¨® ah¨ª. Curie tendr¨ªa que haber tenido tres hijas. La segunda muri¨® en 1903 tras un parto prematuro causado seguramente por su exposici¨®n diaria a sustancias radioactivas. El mismo a?o, la mujer devastada se enter¨® de que su sobrino Jakub hab¨ªa fallecido con cinco a?os por meningitis tuberculosa. En 1906, sin darle suficiente respiro, su marido Pierre Curie fue atropellado mortalmente por las ruedas traseras de un carro. La mujer se neg¨® a llorar en p¨²blico, pero se derrumb¨® delante de su chimenea mientras intentaba, en vano, quemar la ropa de su amado. ¡°Esa muerte tuvo un gran efecto sobre su carrera. Hab¨ªa perdido la mitad de su equipo de investigaci¨®n adem¨¢s de su esposo y amante. Tard¨® mucho tiempo en recuperarse¡±, comenta Mu?oz.
¡°Peor profesora¡± y cient¨ªfica sin remuneraci¨®n
La que m¨¢s la ayud¨® a superar este ¨²ltimo drama que la transform¨® aparentemente en una mujer ¡°de hielo¡±, seg¨²n cuenta la autora, fue su hermana Bronia. Mu?oz apunta que Marie Curie fue a trabajar como institutriz interna en una familia durante varios a?os para poder pagar los estudios de medicina de su hermana mayor en Par¨ªs. En sus momentos libres, sobre todo por las noches, estudiaba como autodidacta para mantener su nivel en ciencia. En esa ¨¦poca, durante la cual pens¨® que no podr¨ªa cumplir jam¨¢s su sue?o de investigadora, cre¨®, con 18 a?os, una escuela para ense?ar polaco a escondidas del r¨¦gimen ruso que dominaba entonces.
Su labor como profesora, que practic¨® a lo largo de su vida para cobrar un sueldo que el mundo de la investigaci¨®n no le ofrec¨ªa, fue interrumpida por una inesperada calificaci¨®n. En el centro de S¨¨vres de Par¨ªs, tras su primer curso como docente, fue nombrada como ¡°peor profesora¡± por sus alumnas, que hicieron una canci¨®n de burla hacia su acento polaco d¨®nde la mandaban a cocinar a casa para su marido.
Investigar en un almac¨¦n de patatas
Cuando lleg¨® por fin a Par¨ªs con 24 a?os para estudiar f¨ªsica y matem¨¢ticas, no transcurri¨® todo con alegr¨ªa. Marie Curie fue a vivir a casa de su hermana y como le costaba concentrarse, termin¨® alquilando un piso sola cerca de la Universidad de la Sorbona. Ese lugar, m¨¢s que un piso, era una buhardilla d¨®nde hac¨ªa tanto fr¨ªo que se congelaba el agua del grifo y d¨®nde, debido a sus problemas financieros, no comi¨® otra cosa que r¨¢banos durante meses.
Han intentado robarle la fama, negar sus descubrimientos, echarla de Francia y estuvo al borde del suicidio por culpa de un tri¨¢ngulo amoroso
Cuando conoci¨® a su marido Pierre, con el cual compart¨ªa el amor por la ciencia y un Premio Nobel, le dejaron un laboratorio peculiar donde, pese a las condiciones, consigui¨® aislar un gramo de radio y probar la existencia de otro nuevo elemento: el polonio. El qu¨ªmico alem¨¢n Wilhelm Ostwald defini¨® ese espacio como "un antro, una mezcla de s¨®tano, almac¨¦n de patatas y establo¡±, escribe Mu?oz. Los muros estaban llenos de goteras y grietas que contaminaban y retrasaban su investigaci¨®n y el sistema de calefacci¨®n estaba deteriorado. Pero, ah¨ª mismo, con seis grados en invierno y temperaturas agobiantes en verano, trabaj¨® sin ayuda y con hasta 20 kilogramos de materiales qu¨ªmicos, con una barra de hierro y mesas de madera como principales apoyo.
Amenaza de muerte y machismos reiterados
Las p¨¦simas condiciones de trabajo no fueron lo ¨²nico que persigui¨® a Curie, que sufri¨® prejuicios por ser polaca, mujer y cient¨ªfica. Adem¨¢s de ser tratada como la ¡°mera asistente aventajada de su marido¡±, tal y como explica Mu?oz, y de que la carta para anunciarle que hab¨ªa ganado el premio Gegner estaba dirigida a Pierre Curie, la cient¨ªfica estuvo al borde del suicidio por culpa de un tri¨¢ngulo amoroso.
Todo empez¨® algunos a?os despu¨¦s de la muerte de su esposo, cuando un alumno del difunto Paul Langevin empez¨® a enviarle muchas cartas a Marie. Poco a poco, los dos interlocutores entablaron una relaci¨®n. La esposa de ¨¦l, Jeanne, amenaz¨® de muerte a la cient¨ªfica, que tuvo que huir. La prensa fue a por todas mientras Marie Curie, con una infecci¨®n de ri?¨®n, intentaba defenderse y demostrar que, pese a las acusaciones y los insultos, merec¨ªa el Premio Nobel de Qu¨ªmica.
La muerte de Pierre tuvo un gran efecto sobre su carrera. Hab¨ªa perdido la mitad de su equipo adem¨¢s de su esposo y amante. Tard¨® mucho tiempo en recuperarseAdela Mu?oz
La investigadora sufri¨® ¡°un acoso cient¨ªfico¡±, seg¨²n palabras de la autora. Han intentado robarle la fama, negar sus descubrimientos, echarla de Francia y acusarla de la muerte de su marido. ¡°Todav¨ªa hoy se cuestiona la importancia de su trabajo¡±, asegura Mu?oz. En definitiva, muchos tardaron en reconocer que la investigaci¨®n de una mujer a finales del siglo XIX hab¨ªa abierto la puerta a un nuevo mundo. ¡°Es realmente un personaje fascinante para mucha gente y la clave no reside en la ciencia, sino en su grandeza como ser humano¡±, concluye.
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