Desconfinando la mente
Parece mal momento para pensar en los pa¨ªses pobres, pero eso es un punto de vista provinciano
Con la que tenemos liada en casa, puede parecer un mal momento para pensar en los pa¨ªses pobres, pero eso es un punto de vista estrecho y provinciano. Quedarse cruzado de brazos mientras en ?frica mueren este a?o 200.000 personas por covid-19, seg¨²n los c¨¢lculos de la OMS ¡ªo hasta tres millones, de acuerdo con otras estimaciones¡ª deber¨ªa bastar por s¨ª mismo para causar una disonancia moral en los ciudadanos de los pa¨ªses ricos, que por muy empobrecidos que est¨¦n nunca alcanzar¨¢n el r¨¦cord de indigencia del mundo en desarrollo.
Pero ni el m¨¢s virtuoso de los asesores gubernamentales occidentales se va a conmover por ello. Un argumento m¨¢s pragm¨¢tico puede ser que, si no ayudamos a ?frica a construir las infraestructuras sanitarias para bregar con la epidemia, las olas migratorias hacia Europa se multiplicar¨¢n y alimentar¨¢n el nacionalismo racista de los partidos de ultraderecha y de sus bases desinformadas a conciencia. A mayor miseria pand¨¦mica en ?frica, peor calidad democr¨¢tica en Europa. Es la ley de la frontera.
Dambisa Moyo, economista de Zambia, doctorada por Oxford y asesora de la petrolera Chevron, identifica un tercer argumento en The Economist, aunque de una ¨ªndole m¨¢s geoestrat¨¦gica. La principal fuerza geopol¨ªtica en ?frica es ahora mismo Pek¨ªn. Moyo piensa que una ayuda decidida a los pa¨ªses africanos por parte de Occidente puede revertir esa situaci¨®n, devolver a Europa su influencia perdida en el continente y, de paso, tocarle la cara a China en su ¡°conflicto comercial e ideol¨®gico¡± con los Estados Unidos de Trump. La economista aprecia un paralelismo con el Plan Marshall de la segunda posguerra, cuando Estados Unidos inyect¨® ayudas a Europa para evitar que se inclinara hacia la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Moyo es una conocida cr¨ªtica de las ayudas occidentales a ?frica, a las que acusa de promover la corrupci¨®n, pero ahora aboga por un plan Marshall para ?frica.
De no hacer nada por ?frica, los casos de covid-19 que requerir¨¢n hospitalizaci¨®n saturar¨¢n el sistema sanitario en la mayor¨ªa de los pa¨ªses del continente, seg¨²n los c¨¢lculos de la OMS: cuatro o cinco millones de pacientes hospitalizados, de los que cerca de 100.000 estar¨¢n en estado cr¨ªtico y necesitar¨¢n cuidados intensivos. Los hospitales africanos ya trabajaban al l¨ªmite de sus capacidades antes de la pandemia, y esa avalancha de pacientes graves los va a desbordar. ?frica tiene algunas peculiaridades que reducen la incidencia de covid-19, entre ellas que la poblaci¨®n es mucho m¨¢s joven que la europea, pero la investigaci¨®n de la OMS ya ha descontado esos efectos. Las perspectivas son muy malas si los pa¨ªses occidentales no arrimamos el hombro.
El mundo desarrollado est¨¢ en la fase cero de una recesi¨®n econ¨®mica con pocos precedentes hist¨®ricos, y la psicolog¨ªa humana nos empuja a encerrarnos en nuestra concha y dedicar los recursos a paliar nuestra propia miseria. Pero ese automatismo zool¨®gico solo puede conducirnos por el tubo abajo hasta un mundo que no solo ser¨¢ peor que el anterior, sino que lo ser¨¢ por la misma miop¨ªa prehist¨®rica de siempre.
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