La pandemia lleg¨® del espacio, la peregrina idea de un astr¨®nomo brit¨¢nico
Chandra Wickramasinghe y otros cient¨ªficos proponen que el nuevo coronavirus lleg¨® a la Tierra en un meteorito que cay¨® sobre China en octubre
A los cient¨ªficos les atraen las ideas peregrinas. Muchas de ellas, despu¨¦s de ponerse a prueba con experimentos, cambian la manera de mirar al mundo y se convierten en verdades oficiales. Sin embargo, esa apertura de mente tiene poco que ver con los motivos de los conspiranoicos. Karl Popper, quiz¨¢ el primero que utiliz¨® el t¨¦rmino ¡°teor¨ªa de la conspiraci¨®n¡±, ya lo defin¨ªa como una visi¨®n en la que todo lo que sucede viene determinado por la voluntad directa de algunos individuos. Los cient¨ªficos no creen que nadie dirija el universo y asumen que hay profundos secretos por aprender mientras los conspiranoicos simplifican la realidad diciendo que todo se explica f¨¢cil por la existencia de unos secretos profundos. Masones, jud¨ªos, Bilderberg. Despu¨¦s est¨¢ Chandra Wickramasinghe, un cient¨ªfico brit¨¢nico nacido en 1939 en Sri Lanka al que es dif¨ªcil colocar en uno de estos bandos.
Wickramasinghe fue el disc¨ªpulo de Fred Hoyle, otro cient¨ªfico heterodoxo. Hoyle es el padre de la teor¨ªa de la nucleos¨ªntesis, la explicaci¨®n de c¨®mo a partir de los neutrones y los protones se cocinaron en el interior de las estrellas todos los elementos conocidos, incluidos los fundamentales para la vida como el ox¨ªgeno o el carbono. En 1978, Wickramasinghe y Hoyle presentaron al mundo su teor¨ªa de la panspermia. La vida no se hab¨ªa iniciado en la Tierra; lleg¨® a bordo de meteoritos o cometas que arrastraban part¨ªculas de vida que flotan en el polvo c¨®smico. La hip¨®tesis ten¨ªa ramificaciones fascinantes. Entre otras cosas, Hoyle y su disc¨ªpulo planteaban que muchas de las epidemias que azotan a la humanidad llegan a la Tierra cuando nuestro planeta cruza las nubes de polvo que los cometas dejan a su paso y que producen lluvias de estrellas como las recientes Perseidas. Algunos atribuyen a la obcecaci¨®n de Hoyle con estas ideas el hecho que cuando la academia sueca premi¨® con un Nobel la nucleos¨ªntesis su nombre no apareciese entre los galardonados.
Hoyle muri¨® en 2001, pero Wickramasinghe, que ha sido profesor de Matem¨¢ticas Aplicadas y Astronom¨ªa en la Universidad de Cardiff durante m¨¢s de tres d¨¦cadas y tiene m¨¢s de 70 art¨ªculos publicados en Nature, ha seguido combinando su trabajo m¨¢s ortodoxo con sus ideas peregrinas. Su ¨²ltimo art¨ªculo de impacto, publicado en la revista Advances in genetics, afirma que la actual pandemia de coronavirus tiene su origen en el espacio. En concreto, lleg¨® en un meteorito que cay¨® en el nordeste de China el 11 de octubre de 2019. Seg¨²n Wickramasinghe y sus colegas, la r¨¢pida expansi¨®n de la enfermedad por la zona y la aparici¨®n de casos alejados de Wuhan se explicar¨ªa mejor con una especie de bombardeo desde el espacio que de la forma convencional, a partir de un salto del virus de animales a humanos.
En otros art¨ªculos anteriores, ha defendido que un origen espacial ser¨ªa la explicaci¨®n m¨¢s razonable al comportamiento de la pandemia de gripe de 1918 y lo mismo sucede con el brote del primer SARS. Entonces, en una carta publicada en la revista The Lancet, afirmaba que, aunque el virus parec¨ªa poco infeccioso, podr¨ªan darse rebrotes por la presencia residual del pat¨®geno en la estratosfera. Adem¨¢s, planteaba que el virus pod¨ªa retornar de manera estacional, una vez al a?o, como suceden las lluvias de estrellas cuando atraviesan la regi¨®n del espacio en la que queda flotando una nube de part¨ªculas tras el paso de un cometa.
Wickramasinghe no es Miguel Bos¨¦. Ha publicado en las mejores revistas cient¨ªficas del mundo, pero sus ideas peregrinas no explican mejor la realidad que el relato oficial. Los humanos convivimos con coronavirus con estructuras similares a las del SARS-CoV-2 desde hace mucho tiempo (el primero se aisl¨® en 1965) y en las inmediaciones de Wuhan se han encontrado murci¨¦lagos con especies que pueden explicar la actual pandemia. Se sabe que las infecciones virales afectan a los humanos y sus ancestros desde hace millones de a?os y la teor¨ªa evolutiva ofrece una buena explicaci¨®n para la aparici¨®n de nuevas especies de estos seres que no est¨¢n vivos del todo.
Wickramasinghe lleva a?os defendiendo que algunas grandes pandemias como la gripe espa?ola de 1918 o el SARS en 2002 tienen un origen extraterrestre
Adem¨¢s, Wickramasinghe ha demostrado que es capaz de agarrarse a estudios sin fundamento cuando sirven para apoyar su teor¨ªa pansp¨¦rmica. En 2003, lo hizo cuando los f¨ªsicos indios Godfrey Louis y Santhosh Kumar afirmaron que una lluvia roja observada en Kerala (India) se deb¨ªa a la llegada de part¨ªculas de origen biol¨®gico llegadas a la Tierra en un cometa. Estudios posteriores han demostrado que el tinte se deb¨ªa a algas terrestres.
Otros datos no demasiado bien explicados que recuerdan los pocos que a¨²n defienden la continua llegada de microbios del espacio es la presencia de seres vivos microsc¨®picos en la estratosfera, a m¨¢s de 18 kil¨®metros de altitud. Aunque hay hip¨®tesis para explicar su llegada desde la capa baja de la atm¨®sfera existe cierta incertidumbre que aprovechan quienes prefieren teor¨ªas m¨¢s iconoclastas. Es improbable que su estudio ayude a comprender la aparici¨®n y el comportamiento de las pandemias, pero puede ser un buen lugar para imaginar la vida extraterrestre. El consenso es m¨¢s una virtud pol¨ªtica que cient¨ªfica y las ideas peregrinas siempre tendr¨¢n cabida en la ciencia, aunque sea para ponerlas a caer de un burro.
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