Las aves cantaron m¨¢s bajo y se comunicaron mejor durante el confinamiento
La reducci¨®n del ruido generado por los humanos en la cuarentena por el coronavirus hizo que los gorriones de corona blanca de la bah¨ªa de San Francisco bajaran la frecuencia y el volumen de su canto, pero mejoraron su reproducci¨®n sexual y su capacidad de defender el territorio
La cuarentena por el coronavirus en la primavera de 2020 fue el momento ideal para que muchos animales salvajes volvieran a los espacios urbanos que alguna vez les pertenecieron. En redes sociales circularon v¨ªdeos de zorros silvestres por las calles de Londres, jabal¨ªes salvajes por el centro de Barcelona, pavos reales en los jardines de Madrid e incluso un puma adulto caminando por Santiago de Chile. La reducci¨®n del ruido generado por los humanos permiti¨® tambi¨¦n que en muchas ciudades alrededor del mundo se volviera a escuchar con claridad el canto de los p¨¢jaros.
En la bah¨ªa de San Francisco, en California, la ca¨ªda en el ruido del tr¨¢fico durante los meses de la cuarentena hizo que los gorriones de corona blanca de la regi¨®n cambiaran la frecuencia, el volumen y la calidad de su canto, seg¨²n revela un estudio publicado hoy en la revista Science. La investigaci¨®n, realizada por cient¨ªficos de la Universidad de Tennessee, la Universidad de Texas y la Universidad George Mason, en EE UU, compar¨® el canto de estas aves entre abril y junio de 2015 y 2016 en lugares espec¨ªficos de la ciudad, con los mismos sitios y los mismos meses de este a?o.
David Luther, bi¨®logo de la Universidad George Mason y uno de los autores del trabajo, cuenta por tel¨¦fono que la conclusi¨®n m¨¢s relevante del experimento natural es que demuestra c¨®mo estos p¨¢jaros son capaces de cambiar sus comportamientos de acuerdo a las nuevas condiciones generadas por los humanos con mucha velocidad. ¡°Los resultados muestran la rapidez con la que las aves pueden adaptarse a los entornos cambiantes. El estudio sugiere, adem¨¢s, que una descontaminaci¨®n auditiva duradera podr¨ªa generar comportamientos similares, incluso en otras especies¡±, afirma Luther.
La investigaci¨®n confirma que a medida que los niveles de ruido urbano han aumentado en San Francisco en las ¨²ltimas d¨¦cadas, gracias sobre todo al continuo incremento del tr¨¢fico, estas aves han empezado a cantar con frecuencias m¨¢s agudas y con un volumen m¨¢s alto, gastando m¨¢s energ¨ªa y perdiendo calidad y capacidad para comunicarse. Durante la cuarentena, en cambio, como el ruido de fondo era muy reducido, los gorriones comenzaron a cantar en un tono m¨¢s grave y con un volumen m¨¢s bajo. Esto les permiti¨® comunicarse mejor, llegar con su canto a distancias m¨¢s lejanas y ahorrar energ¨ªa para defender su territorio.
Paola Laiolo, investigadora del CSIC en la Unidad Mixta de Biodiversidad, afirma que los hallazgos del experimento revelan la ¡°incre¨ªble¡± plasticidad de las aves. ¡°En cuanto se fue el ruido en San Francisco, los gorriones cambiaron su comportamiento y se beneficiaron de las nuevas condiciones. En palabras coloquiales, durante la cuarentena no tuvieron que chillar tanto ni tan duro y sin embargo su canto fue m¨¢s lindo y lleg¨® m¨¢s lejos".
Diego Gil, investigador del Departamento de Ecolog¨ªa Evolutiva del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, coincide con Laiolo en reconocer que el estudio ayuda a entender la relaci¨®n entre los comportamientos de los seres humanos y las conductas de los p¨¢jaros. ¡°A todos nos hubiera encantado utilizar el confinamiento del coronavirus como una especie de experimento natural para saber c¨®mo afecta el ruido de los coches al canto de los p¨¢jaros¡±, reconoce Gil. ¡°Es impresionante ver que en cuesti¨®n de semanas estos gorriones de San Francisco han vuelto a cantar en una frecuencia mucho m¨¢s grave¡±, a?ade el investigador del CSIC.
El estudio, que mostr¨® que los niveles de tr¨¢fico durante la cuarentena en California fueron similares a los que podr¨ªa haber durante los a?os 50, sirve para refutar la idea de que durante lel confinamiento los p¨¢jaros estaban cantando m¨¢s fuerte por que se escuchaban m¨¢s. ¡°Es todo lo contrario", dice Gil; ¡°al haber disminuido la contaminaci¨®n auditiva del fondo hab¨ªa la impresi¨®n de que el canto ten¨ªa un volumen m¨¢s alto, pero en realidad los p¨¢jaros cantaron m¨¢s bajito¡±. Laiolo y Gil afirman que una consecuencia positiva de estos cambios es que la energ¨ªa que se ahorran las aves al reducir el volumen de su canto se puede invertir en defender su territorio y en mejorar su reproducci¨®n sexual.
El experimento de San Francisco es similar a un estudio que Gil y sus compa?eros realizaron hace unos a?os en Espa?a en el que se comprueba c¨®mo las aves que viven cerca del Aeropuerto de Madrid adelantaban la hora del canto para no coincidir con el pico del ruido de los aviones. ¡°Vimos como estos p¨¢jaros estaban optimizando esa franja de tiempo silencioso para no tener que competir con las turbinas de los aviones¡±, cuenta Gil.
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