Qu¨¦date en casa
La confusi¨®n de los madrile?os es comprensible. Sus viajes no
Viviendo en Madrid es dif¨ªcil concentrarse en los mecanismos de la ciencia y la medicina que, al final, ser¨¢n los que resolver¨¢n la crisis pand¨¦mica. En esta ciudad todo el mundo est¨¢ m¨¢s preocupado por entender el laberinto legal que rige sus destinos, particularmente durante el no-puente que se nos viene encima. Algunos vecinos de Bat¨¢n, un barrio madrile?o muy cercano a la A-5 que lleva a Extremadura, fueron ayer devueltos a toriles por la polic¨ªa. Si se hubieran ido una hora antes, como hicieron muchos otros, habr¨ªan disfrutado de la encadenaci¨®n festiva tanto como habr¨ªan hecho sufrir a sus regiones de destino. La acci¨®n del Gobierno al decretar el estado de alarma es comprensible, ante la lentitud y el obstruccionismo de la presidenta madrile?a. Pero tambi¨¦n hay que comprender la confusi¨®n de los vecinos y su creciente irritaci¨®n.
Ahora que los madrile?os estamos confinados perimetralmente (podemos movernos, pero solo dentro de la ciudad), quiz¨¢ tengamos m¨¢s tiempo para informarnos un poco sobre lo que est¨¢ ocurriendo en la biomedicina, y en sus fronteras con la pol¨ªtica. Lo que diga Isabel D¨ªaz Ayuso es una cuesti¨®n menor, pues no hace m¨¢s que revelar de forma deslumbrante su estrategia politiquera, o la de sus sombr¨ªos asesores.
La principal revista m¨¦dica de Estados Unidos, The New England Journal of Medicine, ha publicado un editorial ¡°ins¨®litamente mordaz¡±, como lo describe un comentarista brit¨¢nico con caracter¨ªstico ¡®understatement¡¯ . B¨¢sicamente, pone a caldo a la Casa Blanca por la gesti¨®n de la crisis. Dice que la covid-19 ha creado un test sobre la capacidad de liderazgo, y que los l¨ªderes de Estados Unidos han suspendido la prueba. ¡°Han recibido una crisis y la han convertido en una tragedia¡±, dice el ins¨®litamente mordaz editorialista.
Los datos le respaldan. Estados Unidos encabeza la lista mundial de casos de covid-19 y de muertes por su causa. Su tasa de mortalidad dobla la de Canad¨¢, multiplica por 50 la del envejecido Jap¨®n y por 2.000 la de Vietnam y otros pa¨ªses de econom¨ªa d¨¦bil. Las razones son de sobra conocidas ¨Crespuesta temprana, cuarentenas estrictas, pruebas diagn¨®sticas, rastreo de los casos hasta el segundo contacto¡ª, aunque no muy populares. Pero son las mismas que tendremos que adoptar en Espa?a si lo hacemos mal, as¨ª en la segunda ola como en la primera. La rapidez es esencial, porque dejar libre al virus durante la primera semana ¨Cno hablemos ya del primer mes¡ª es el equivalente epidemiol¨®gico de una bomba de relojer¨ªa, una que estallar¨¢ dos semanas despu¨¦s en forma de contagio comunitario y muerte. Los especialistas llevan eones recomendando estas medidas, pero hay gobernantes que se resisten, impermeables a la raz¨®n. Por ah¨ª no se sale de la crisis.
Entretanto, a los madrile?os hay que recomendarles que se queden en su casa. Ni puentes, ni canales y puertos. La situaci¨®n puede ser ambigua legalmente, irritante pol¨ªticamente, frustrante para nuestra mitad hedonista, pero hay pocas dudas cient¨ªficas. La situaci¨®n es seria, y moverse vuelve a ser una irresponsabilidad. Qu¨¦date en casa.
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