La ciencia funciona

El premio Nobel Sydney Brenner dijo en Melbourne la d¨¦cada pasada: ¡°La ciencia funciona; la religi¨®n no es fiable¡±. Yo estaba entre la audiencia, por razones largas de explicar, y la frase de Brenner, como casi todas las suyas, me dej¨® perplejo. Yo estaba acostumbrado a unos argumentos por la ciencia de gran aparato el¨¦ctrico, relacionados con la naturaleza de la verdad y la profundidad del entendimiento, pero ah¨ª estaba Brenner, uno de los padres de la biolog¨ªa molecular, acudiendo a un razonamiento vulgar de puro pragm¨¢tico. La ciencia funciona. Y encima oponi¨¦ndola a la religi¨®n, el blanco m¨¢s f¨¢cil que cabe imaginar para un racionalista. Hoy me doy cuenta de que, a la hora de convencer a la gente del valor de la ciencia, no hay argumento m¨¢s poderoso que el de su utilidad pr¨¢ctica. Y tambi¨¦n de que las religiones proliferan como setas en un oto?o h¨²medo y soleado, aunque ya no se llamen as¨ª.

Aun cuando no conozcamos todos los detalles, incluidos algunos esenciales, las tres vacunas presentadas en p¨²blico en los ¨²ltimos d¨ªas est¨¢n respaldadas por instituciones cient¨ªficas muy solventes, de la Universidad de Oxford a los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, que no pondr¨ªan su firma bajo un comunicado de prensa de sus empresas colaboradoras de no tener certezas sobre lo que afirman. Los papers vendr¨¢n pronto, y con ellos las autorizaciones de las agencias reguladoras. Una colaboraci¨®n con pocos precedentes entre los sectores p¨²blico y privado tiene las instalaciones listas para fabricar las vacunas en masa. Si todo esto sale bien, como parece probable, la percepci¨®n p¨²blica sobre la investigaci¨®n cambiar¨¢ radicalmente, o al menos mucho m¨¢s de lo que han logrado dos siglos de espesos tratados epistemol¨®gicos. Si la ciencia funciona, la gente no necesitar¨¢ muchos m¨¢s argumentos.

Las tres vacunas presentadas en p¨²blico en los ¨²ltimos d¨ªas est¨¢n respaldadas por instituciones cient¨ªficas muy solventes

Pese a todo, no debemos perder de vista la raz¨®n ¨²ltima de que los laboratorios biom¨¦dicos hayan logrado el prodigio in¨¦dito de desarrollar tres vacunas eficaces en apenas diez meses. La responsable no ha sido la inspiraci¨®n de las musas, sino a?os y d¨¦cadas de investigaci¨®n b¨¢sica en virolog¨ªa, epidemiolog¨ªa y biolog¨ªa molecular. Las vacunas de Pfizer y Moderna se basan en una mol¨¦cula (el mRNA, o ARN mensajero) descubierta por el propio Brenner en los a?os cincuenta, cuando todo aquello parec¨ªa tan rigurosamente in¨²til como las controversias bizantinas sobre el sexo de los ¨¢ngeles. El f¨¢rmaco de Oxford/AstraZeneca es producto de una ingenier¨ªa gen¨¦tica con medio siglo de existencia.

Los avances cient¨ªficos no son inventos ca¨ªdos del cielo. ¡°Si he visto m¨¢s lejos es porque me he alzado a hombros de gigantes¡±, dijo Newton en referencia a Cop¨¦rnico, Galileo y Kepler. La ciencia construye sobre el saber anterior, aunque ello requiera destruir algunas de sus partes. La revoluci¨®n industrial, la Ilustraci¨®n, la innovaci¨®n de la energ¨ªa el¨¦ctrica y el mundo digital en que vivimos son producto del conocimiento profundo de la naturaleza. Esa es la raz¨®n de que la ciencia funcione. Y de que la religi¨®n no sea fiable, pero eso es otra historia.

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