Ocho d¨ªas poco importan

Los Gobiernos europeos est¨¢n sufriendo un ataque de angustia. Era previsible. En el momento en que el Reino Unido aprob¨® y empez¨® a inyectar la vacuna de Pfizer en una operaci¨®n de patrioter¨ªa oportunista digna de su primer ministro, los ansiosos poderes de la UE, encabezados por Alemania como de costumbre, se dieron cuenta de repente de que su agencia reguladora, la EMA, era m¨¢s lenta que la de la p¨¦rfida Albi¨®n, y justo en el peor momento pol¨ªtico, cuando planea sobre el hemisferio norte el dron fatal de un Brexit sin acuerdo. Que la agencia estadounidense (FDA) haya aprobado tambi¨¦n la vacuna ha sido el descabello. Nos guste o no, y a pesar de las nefastas intimidaciones de Donald Trump, la FDA sigue siendo la referencia internacional cada vez que se aprueba un nuevo f¨¢rmaco. ?A qu¨¦ estaba esperando entonces la agencia europea? La presi¨®n de Alemania y otros pa¨ªses miembros ha doblegado a la EMA para acortar los plazos de aprobaci¨®n del 29 al 21 de diciembre. Ocho d¨ªas que poco importan excepto para el politiqueo.

Que la EMA adelante ocho d¨ªas la aprobaci¨®n es irrelevante. Si los Gobiernos quieren de verdad salvar vidas, hay otra cosa mucho m¨¢s importante que pueden hacer ahora mismo: suprimir la Navidad

Padecemos una persistente confusi¨®n entre la fecha exacta en que llegar¨¢n las primeras vacunas a los centros de salud y el plazo difuso en que la poblaci¨®n estar¨¢ inmunizada. El propio ministro de Sanidad espa?ol, Salvador Illa, estima que el 70% de los espa?oles ¨Cla frontera de la inmunidad de reba?o que nos devolver¨¢ a la normalidad¡ª estar¨¢n vacunados despu¨¦s del verano. Otras estimaciones lo retrasan a los ¨²ltimos meses de 2021. Nuestro optimismo, por tanto, debe esperar entre nueve y doce meses para manifestarse. Que la EMA adelante ocho d¨ªas la aprobaci¨®n es irrelevante. Si los Gobiernos quieren de verdad salvar vidas, hay otra cosa mucho m¨¢s importante que pueden hacer ahora mismo: suprimir la Navidad.

Cualquier c¨¢lculo garabateado en la servilleta de un bar ¨Cen caso de que la haya¡ª mostrar¨¢ que la muerte y penalidad evitada por adelantar ocho d¨ªas la aprobaci¨®n de la vacuna palidece en ¨®rdenes de magnitud en comparaci¨®n con las que prevendr¨ªa una regulaci¨®n estricta de las Navidades, idealmente su supresi¨®n. Las pascuas son el para¨ªso de un virus pand¨¦mico, con padres y ni?os movi¨¦ndose a casa de los abuelos, cu?ados y allegados api?ados para meter la cuchara en el centollo, estudiantes que vienen de Nueva York a comer el mismo pavo que ya ingirieron con superabundancia en Acci¨®n de Gracias, reuni¨¦ndose en un grupo de diez en Nochebuena y con otro distinto en A?o Viejo, comprando ropas in¨²tiles en tiendas abarrotadas de carne humana y miasmas. ?Qu¨¦ m¨¢s puede desear un coronavirus?

Celebrar las Navidades es un error garrafal. Nos conducir¨¢ a todos a una tercera ola pand¨¦mica de enfermedad y muerte, a la saturaci¨®n de los hospitales y al abandono de otras enfermedades m¨¢s graves a¨²n que la covid. La vacuna no cura, solo previene. La econom¨ªa tambi¨¦n seguir¨¢ sufriendo durante m¨¢s tiempo del necesario. Los pa¨ªses de nuestro entorno, Alemania incluida, se est¨¢n poniendo muy duros. Nosotros deber¨ªamos hacer lo mismo, en vez de ganar ocho d¨ªas in¨²tiles de propaganda pol¨ªtica.

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