Oc¨¦anos sin ley
La pesca furtiva de merluza negra se realiza con unas redes conocidas como cortinas de la muerte por apresar fauna marina de forma indiscriminada
La merluza negra (Dissostichus eleginoides), tambi¨¦n conocida como bacalao de profundidad o merluza chilena, es un depredador cuyo h¨¢bitat natural se encuentra en las profundidades de las aguas m¨¢s fr¨ªas del planeta. Por esto ¨²ltimo, su carne tiene un alto componente de grasa, lo que la hace sabrosa y preciada por los paladares que se pueden permitir el lujo de pagar su alto precio.
A partir de los a?os ochenta, dicha especie se convirti¨® en plato estrella en los restaurantes de Estados Unidos y pas¨® a ser una pieza codiciada por los pesqueros, llegando a conocerse en las lonjas de pescado como ¡°oro blanco¡±. Una vez que el criterio cuantitativo entra en juego, solo queda echar las redes. Para ello, es necesario carecer de escr¨²pulos y eludir que se trata de una especie protegida.
Estas y otras cosas nos las cuenta el periodista de investigaci¨®n norteamericano Ian Urbina en su extenso trabajo sobre la delincuencia en las aguas; un libro que se acaba de publicar en castellano con el t¨ªtulo Oc¨¦anos sin ley (Capit¨¢n Swing) y que contiene una serie de viajes a trav¨¦s de la ¨²ltima frontera salvaje, ah¨ª donde Ian Urbina da cuenta de piratas, narcotraficantes, contrabandistas, cazadores furtivos que se mueven por los oc¨¦anos y otras especies de criminales de la peor ralea, de esos que atentan contra el ecosistema.
El libro se abre con el reportaje que llev¨® a Urbina a formar parte de la tripulaci¨®n del Bob Barker, un barco justiciero pintado con colores de camuflaje y dedicado a perseguir bandidos por las aguas m¨¢s peligrosas del planeta. La embarcaci¨®n pertenece a la ONG ecologista Sea Shepherd, fundada por Paul Watson, el mismo hombre que fund¨® Greenpeace, la organizaci¨®n ecologista de la que fue expulsado en 1977 por enfrentarse con un cazador de focas de forma agresiva en Terranova.
¡°Hace falta un pirata para capturar a otro¡±
Con esto, al igual que un h¨¦roe de ficci¨®n, Paul Watson jur¨® luchar contra la pirater¨ªa y contra todo aquello que causara graves da?os a la realidad de nuestro planeta. ¡°Hace falta un pirata para capturar a otro¡±, ser¨¢ su lema a partir de entonces. Las connotaciones justicieras no son gratuitas, pues, durante m¨¢s de cien d¨ªas, el Bob Barker protagoniz¨® la persecuci¨®n m¨¢s prolongada de la historia de la navegaci¨®n, persiguiendo a un pesquero furtivo bautizado como Thunder y dedicado a capturar merluza negra con redes conocidas como cortinas de la muerte. Una aut¨¦ntica carrera de obst¨¢culos donde el Bob Barker tuvo que enfrentarse a tormentas, bloques de hielo y marruller¨ªas varias por parte del Thunder.
La captura del Thunder formaba parte de lo que se denomin¨® Operaci¨®n Icefish, puesta en marcha en el 2014 para demostrar al mundo que, con empe?o y utilizando las mismas formas marrulleras de sus perseguidos, es posible capturar a los pesqueros que se dedican a cazar furtivamente especies protegidas. Con un grupo de ecoguerreros a bordo, el Bob Barker logr¨® arrinconar al Thunder cerca de la costa de Santo Tom¨¦ y Pr¨ªncipe, en el golfo de Guinea. Al verse perdido, el capit¨¢n del Thunder hundi¨® el barco y, con ello, tambi¨¦n hundi¨® la prueba del delito.
Un reportaje apasionante donde no solo se muestra la lucha contra los elementos, sino la lucha por salvar el planeta por parte de un barco con una tripulaci¨®n ecojusticiera. Un reportaje de alta tensi¨®n que abre un libro que es todo un imprescindible, no solo de la materia period¨ªstica, sino tambi¨¦n de la ecolog¨ªa. Si a¨²n no saben qu¨¦ libro regalar estas fechas, no lo duden, que sea este.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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