Lo que hizo mal la OMS
Las quejas contra el organismo se vuelven contra los pa¨ªses miembros
Una de las mejores cosas que podr¨ªa salir de esta pandemia es un compromiso internacional para estimular a la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). La cuesti¨®n es crucial, y el momento es el adecuado para abordarla. La OMS ha recibido cr¨ªticas por su gesti¨®n pand¨¦mica ¨Creaccion¨® tarde y confabul¨® con China, por poner dos ejemplos¡ª y ha sufrido un ataque feroz de Donald Trump, que les cort¨® el grifo presupuestario y atasc¨® el planeta de tuits descaminados o perversos para arruinar su imagen. Pero una de las primeras medidas del nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ser¨¢ restaurar esos da?os, volver a la OMS e incorporar la racionalidad cient¨ªfica a su pol¨ªtica. La confabulaci¨®n con China ha resultado en una colaboraci¨®n internacional muy fruct¨ªfera, y las acusaciones de tardanza est¨¢n a punto de volverse contra los propios gobernantes que las formularon.
La OMS proclam¨® el mayor estado de alarma en sus escalas hace casi un a?o, el 30 de enero de 2020. Se llama PHEIC, siglas inglesas de emergencia internacional de salud p¨²blica, y anunciaba la inminencia de una pandemia. Los expertos cr¨ªticos piensan que la PHEIC debi¨® declararse una semana antes, y es posible que tengan raz¨®n. Una semana puede parecer una mota de polvo en el gran marco de las cosas, pero en una pandemia puede significar la diferencia entre controlarla o que se te escape de las manos. Aunque sean cr¨ªticas fundadas, solo ocupan un plato de la balanza. En el otro plato hay virtudes que tienen m¨¢s peso que los defectos.
Fueron los pa¨ªses miembros quienes no hicieron el menor caso a la alerta de la OMS del 30 de enero, que recomendaba con urgencia hacer pruebas diagn¨®sticas, trazar a los contactos de los positivos y tomar medidas de distanciamiento social. Podemos culpar a la OMS de haber tardado una semana en tocar la campana, pero no de que los pa¨ªses tard¨¢ramos dos meses en o¨ªrla. Quiz¨¢ lo primero que haya que resolver sea nuestra incompetencia, no la de la OMS.
En una iniciativa ins¨®lita que deber¨ªa convertirse en cotidiana, la OMS ha encargado una revisi¨®n interna a sus expertos y otra de cient¨ªficos independientes para evaluar su propia actuaci¨®n durante la pandemia. Es un examen al que deber¨ªan someterse todos los Gobiernos, que de momento no dan signos de vida inteligente. En sus conclusiones provisionales hay un enjambre de datos y detalles de utilidad para los especialistas, pero un mensaje com¨²n de ambos informes es que el mayor error de la OMS no ha sido de la OMS, sino del nulo caso que le hicieron sus pa¨ªses miembros.
Los informes se encargan para identificar los errores y corregirlos. Si el error es que los Gobiernos no atienden a la OMS, habr¨¢ que corregirlo. Los expertos empiezan a estudiar formas de hacerlo, y los pol¨ªticos deber¨ªan prestar atenci¨®n al asunto. Los pa¨ªses no solo deben contribuir a la financiaci¨®n de la OMS, sino tambi¨¦n a mejorar los pactos internacionales en que se funda esa agencia imprescindible.
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