Evoluci¨®n convergente
Siguen surgiendo nuevas variantes que aportan ventajas al virus
Una de las mayores cautelas que ocupan a los vir¨®logos y epidemi¨®logos es la propagaci¨®n de las variantes del coronavirus, y en particular de tres que ya van resultando familiares, la brit¨¢nica, la sudafricana y la brasile?a. Pero la historia evolutiva del SARS-CoV-2 no acaba ah¨ª ni mucho menos. Jeremy Kamil, de la Universidad Estatal de Luisiana, y sus colegas internacionales han secuenciado (le¨ªdo, gatacca¡.) los virus que circulan por Estados Unidos, y han hallado que las mutaciones que alteran la prote¨ªna de la esp¨ªcula (las protuberancias que dan nombre al coronavirus) son bastante comunes. Y m¨¢s a¨²n, se han estabilizado (¡°fijado¡±, en la jerga) en varios linajes del agente infeccioso que circulan por el pa¨ªs.
Los genetistas van conociendo qu¨¦ mutaciones en la esp¨ªcula se asocian con qu¨¦ efectos en el paciente. Algunas de las mutaciones del estudio de Luisiana ya eran sospechosas por investigaciones anteriores de estar implicadas en escapar de los anticuerpos humanos o de incrementar la transmisi¨®n entre personas, tal vez porque se adhieren mejor al receptor que permite al virus entrar en nuestras c¨¦lulas (llamado ACE2). Nada de esto resulta particularmente alentador.
El SARS-CoV-2 est¨¢ dando buenos ejemplos de evoluci¨®n convergente, solo que a nivel molecular
Una cuesti¨®n m¨¢s abstracta, pero al final m¨¢s importante, es la cada vez m¨¢s obvia evoluci¨®n convergente del virus. Los bi¨®logos evolutivos usan esta expresi¨®n para fen¨®menos como las alas de las aves y las alas de los murci¨¦lagos. Se parecen en forma y funci¨®n (volar), pero ello no se debe a que tengan un origen com¨²n, pues el ¨²ltimo ancestro com¨²n de aves y murci¨¦lagos fue un reptil que no ten¨ªa alas. Es un caso de manual de evoluci¨®n convergente, dos v¨ªas separadas que conducen a la misma soluci¨®n.
El SARS-CoV-2 est¨¢ dando buenos ejemplos de evoluci¨®n convergente, solo que a nivel molecular. Dos programas independientes de secuenciaci¨®n, uno en Luisiana y otro en Nuevo M¨¦xico, han detectado a la vez cepas de alta propagaci¨®n en esos dos Estados norteamericanos. Las cepas son distintas, como corresponde a su origen separado, pero ambas comparten una misma mutaci¨®n (Q677P). Se detect¨® por primera vez el 23 de octubre, y para el 19 de enero ya representaba el 28% de las infecciones en Luisiana y el 11% en Nuevo M¨¦xico. Y hay otros cuatro linajes independientes en Estados Unidos que tambi¨¦n han mutado en el mismo sitio.
Parece un caso obvio de evoluci¨®n convergente, como las alas de aves y murci¨¦lagos. El virus ha encontrado la misma soluci¨®n varias veces de forma independiente para propagarse m¨¢s, que es el fin ¨²ltimo de la selecci¨®n natural. Lo mismo ocurre con otras mutaciones distintas aisladas en Reino Unido y Sud¨¢frica: tambi¨¦n han dado con la misma soluci¨®n, aunque distinta de la de Luisiana. Esto suele indicar con fuerza que esas mutaciones son importantes, y de ah¨ª que surjan una y otra vez por evoluci¨®n convergente. La OMS y la Comisi¨®n Europea han pedido a los pa¨ªses que aumenten mucho su capacidad de secuenciaci¨®n. La necesitamos para detectar continuamente las variantes que surjan en los pr¨®ximos meses. H¨¢ganlo.
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