Hijos de supervivientes
Las pandemias cambian el genoma humano durante milenios
No es dif¨ªcil encontrar pensadores que culpan de la pandemia al cambio clim¨¢tico, la deforestaci¨®n y otros inventos lamentables de la humanidad moderna. Esas teor¨ªas tienen unos cimientos muy fr¨¢giles, por dos razones. La primera es que la epidemiolog¨ªa demuestra que las pandemias de los ¨²ltimos 100 a?os son consecuencia del enorme aumento de la movilidad humana que se ha desarrollado durante del siglo XX, con la generalizaci¨®n de los trenes, los coches, los aviones y los flujos humanos subsiguientes, que pueden llevar a Canad¨¢ un virus surgido en un mercado chino en cuesti¨®n de horas. As¨ª ocurri¨® con el SARS de 2002, ahora redenominado SARS-CoV-1 para distinguirlo del SARS-CoV-2 que nos aflige.
La segunda raz¨®n es que las pandemias son m¨¢s viejas que la orilla del r¨ªo. La peste, el sida y la gripe espa?ola, que se llevaron a cientos de millones de personas por delante, ocurrieron mucho antes de que el cambio clim¨¢tico se hubiera dejado notar. El caso del sida, que ha sido investigado en detalle, demuestra que el virus surgi¨® en ?frica en la primera mitad del siglo XX. Nos vino de un chimpanc¨¦, pero la raz¨®n no fue la deforestaci¨®n, sino el h¨¢bito humano de comerse a nuestros primos, que seguramente existe desde la noche de los tiempos. Su propagaci¨®n por ?frica se debi¨® al desarrollo de los ferrocarriles, y su conquista del mundo a los vuelos internacionales. La historieta de que los da?os al medio ambiente han causado la pandemia es encantadora ¨Dojal¨¢ las cosas fueran tan simples¡ª, pero no se sujeta.
La epidemiolog¨ªa demuestra que las pandemias de los ¨²ltimos 100 a?os son consecuencia del enorme aumento de la movilidad humana
Tomemos la tuberculosis, una pandemia arcaica que ha matado a mil millones de personas en los ¨²ltimos dos milenios, y que sigue matando a un mill¨®n y medio cada a?o. Hay evidencias de tuberculosis en unos esqueletos enterrados en Oriente Pr¨®ximo hace 9.000 a?os, en los albores del neol¨ªtico, el origen de la civilizaci¨®n, y la enfermedad brot¨® con especial fuerza hace 2.000, cuando todo el mundo viv¨ªa acompa?ado de animales dom¨¦sticos sin guardar la distancia de seguridad.
Siendo un becario predoctoral de la Universidad de Par¨ªs, Gaspard Kerner descubri¨® en 2019 que una mutaci¨®n en un gen del sistema inmune pon¨ªa al portador en alto riesgo de morir por la infecci¨®n, y que el rastreo de esa variante en la base de datos que atesora mil genomas europeos de los ¨²ltimos 10.000 a?os era un balc¨®n abierto a la historia de la tuberculosis en el mundo. Eso le vali¨® un contrato de posdoc (investigador posdoctoral) en el laboratorio de Llu¨ªs Quintana-Murci, un inteligente evolucionista del Instituto Pasteur en Par¨ªs.
La peste, el sida y la gripe espa?ola, que se llevaron a cientos de millones de personas por delante, ocurrieron mucho antes de que el cambio clim¨¢tico se hubiera dejado notar
El resultado ha sido un paper reci¨¦n publicado en AJHG (American Journal of Human Genetics) que muestra que la mutaci¨®n humana de alto riesgo se origin¨® en el paleol¨ªtico, pero que fueron los grandes movimientos de poblaci¨®n de los primeros agricultores por Europa quienes la extendieron en la Edad de Hierro, y la tuberculosis las barri¨® hace 2000 a?os. Como dice Quintana-Murci, todos somos descendientes de la gente que sobrevivi¨® a las pandemias pasadas.
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