?C¨®mo se construye un planeta habitable?
La Tierra es el ¨²nico planeta que conocemos que alberga vida, el estudio de sus caracter¨ªsticas nos permite hacer un sano ejercicio de reflexi¨®n del que, bien hecho, quiz¨¢s dependa nuestra propia supervivencia
Las comparaciones son odiosas, pero las necesitamos para poder entender la aparici¨®n de la vida en nuestro planeta. Tenemos que mirar otros mundos para determinar si tienen lo mismo que nosotros, pero tambi¨¦n lo que les falta. Puede ser que carezcan de algo obvio como una atm¨®sfera o una fuente de calor, o un poco m¨¢s rebuscado, como un campo magn¨¦tico. Lo que tenemos claro es que solo buscando y comparando, obteniendo datos acerca del lugar que nos sostiene y de otros similares, podremos avanzar un poco m¨¢s all¨¢ nuestro entendimiento de la vida. Y si de verdad miramos con los ojos, telescopios, y microscopios bien abiertos conseguiremos entender por qu¨¦ hay vida en la Tierra. Pero tambi¨¦n har¨¢ falta abrir nuestras mentes y esperar lo inesperado para encontrar respuesta a lo que de verdad nos ha preocupado desde el momento en que nos pusimos a caminar sobre dos patas y nos invadi¨® la soledad: ?hay vida ah¨ª fuera?.
La historia de la ciencia tiene numerosos ejemplos de c¨®mo a menudo la clave est¨¢ en hacerse las preguntas adecuadas. As¨ª que empecemos, ?es dif¨ªcil construir un planeta como el nuestro? Parece que no, es relativamente sencillo. Solo hace falta tiempo y material. Lo cierto es que no sabemos exactamente cu¨¢nto tiempo, pero todo apunta a que como hay que hacerlo a partir de diminutos pedazos de material s¨®lido necesitamos al menos un mill¨®n de a?os. Y aunque no parece un tiempo tan largo para construir todo un mundo hay que ver si la mayor parte de las estrellas tienen ese tiempo cuando se forman. Tambi¨¦n deberemos disponer de un m¨ªnimo de kilo y medio de material en un cent¨ªmetro cuadrado. Ese material se tiene que ir acumulando poco a poco como el polvo en las esquinas hasta que se hace bola o, dicho de otro modo, adquiere la simetr¨ªa esf¨¦rica que caracteriza a los objetos que autogravitan. Desde ese momento el planeta tiene que crecer, pero no tanto como para que se convierta en un planeta gigante y gaseoso como J¨²piter.
La combinaci¨®n de los oc¨¦anos, la corteza terrestre y la tect¨®nica de placas regulan la temperatura a escala global con el ciclo del agua
Supongamos que hemos construido una Tierra, ?qu¨¦ necesitamos a partir de ese momento para que sea habitable? Pues depende, si queremos que lo que viva sea algo grande y que se mueva necesitaremos oc¨¦anos y tierra seca, alto contenido de ox¨ªgeno en la atm¨®sfera y poco di¨®xido de carbono. La combinaci¨®n de los oc¨¦anos, la corteza terrestre y la tect¨®nica de placas regulan la temperatura a escala global con el ciclo del agua. El alto contenido en ox¨ªgeno permite tanto el metabolismo de organismos grandes como que se construya una capa de ozono que los proteja de la radiaci¨®n ultravioleta. Digamos que el planeta tiene que ser lo suficientemente grande para que pueda mantener una cierta cantidad de calor interno que permita la tect¨®nica de placas y retener una atm¨®sfera.
Necesitamos colocar adem¨¢s al planeta en un ambiente tranquilo, una buena ¨®rbita. Un clima sin grandes sobresaltos en escalas temporales largas, astron¨®micas, requiere una estrella estable. No todas lo son y para que la estrella no var¨ªe demasiado en miles de millones de a?os no puede ser mucho m¨¢s grande que el Sol. Pero no solo eso, las condiciones para que se desarrolle la vida (grande y que se mueva) requieren que se haya limpiado de escombros, de restos de formaci¨®n de planetas, el entorno y que se haya reducido al m¨ªnimo el impacto de cometas y asteroides. La presencia de un sat¨¦lite natural grande, una Luna ayudan a la estabilidad clim¨¢tica. Quiz¨¢s tambi¨¦n la localizaci¨®n en los suburbios gal¨¢cticos donde la estrella y el planeta est¨¢n protegidos tanto de los altos niveles de radiaci¨®n asociados al entorno del agujero negro supermasivo del centro de la galaxia como de entornos densos de estrellas y la alta probabilidad de desestabilizaci¨®n de la ¨®rbita del planeta en esos medios.
Junto con el tama?o del planeta, su ¨®rbita, estrella y localizaci¨®n global tenemos que tener en cuenta que la composici¨®n qu¨ªmica tambi¨¦n es importante
Junto con el tama?o del planeta, su ¨®rbita, estrella y localizaci¨®n global tenemos que tener en cuenta que la composici¨®n qu¨ªmica tambi¨¦n es importante. La vida necesita sus ingredientes, carbono, nitr¨®geno, f¨®sforo y azufre tienen que estar presentes en cantidades suficientes para que la vida tal y como la conocemos (por alg¨²n sitio hay que empezar a buscar) se desarrolle.
Entonces, ?es la Tierra realmente un lugar especial? Digamos que para nosotros lo ha sido durante los ¨²ltimos 500 millones de a?os que ha soportado la existencia de plantas y animales grandes. Antes de eso y durante m¨¢s de 3000 millones de a?os ya era especial para la vida microbiana capaz de sobrevivir y evolucionar en condiciones mucho m¨¢s extremas. Pensemos que si no tenemos cuidado el futuro de nuestro planeta, como la parte del pasado, ser¨¢ tambi¨¦n de los microorganismos que solo necesitan un poco de agua l¨ªquida para sobrevivir.
Eva Villaver es investigadora del Centro de Astrobiolog¨ªa, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas y del Instituto Nacional de T¨¦cnica Aeroespacial (CAB/CSIC-INTA).
Vac¨ªo C¨®smico es una secci¨®n en la que se presenta nuestro conocimiento sobre el universo de una forma cualitativa y cuantitativa. Se pretende explicar la importancia de entender el cosmos no solo desde el punto de vista cient¨ªfico sino tambi¨¦n filos¨®fico, social y econ¨®mico. El nombre ¡°vac¨ªo c¨®smico¡± hace referencia al hecho de que el universo es y est¨¢, en su mayor parte, vac¨ªo, con menos de 1 ¨¢tomo por metro c¨²bico, a pesar de que en nuestro entorno, parad¨®jicamente, hay quintillones de ¨¢tomos por metro c¨²bico, lo que invita a una reflexi¨®n sobre nuestra existencia y la presencia de vida en el universo. La secci¨®n la integran Pablo G. P¨¦rez Gonz¨¢lez, investigador del Centro de Astrobiolog¨ªa; Patricia S¨¢nchez Bl¨¢zquez, profesora titular en la Universidad Complutense de Madrid (UCM); y Eva Villaver, investigadora del Centro de Astrobiolog¨ªa.
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