En defensa de los terremotos
La capacidad destructiva de los terremotos es indiscutible, pero ?tiene alg¨²n aspecto positivo para nuestra existencia?
Aterrador, destructivo y letal, no se puede calificar de otra manera al hecho de que se tambalee el suelo bajo nuestros pies, que la base en nuestra vida, la tierra que pisamos, vibre y nos quite el sustento que nunca pensar¨ªamos que pod¨ªa fallarnos. Terremotos como los recientes de Granada nos dejan dolor y tristeza, incertidumbre y caos. Pero la existencia de terremotos ha sido muy importante para determinar la apariencia de nuestro planeta y para que haya surgido la vida tal y como la conocemos.
Los terremotos son una de las expresiones m¨¢s claras de la conocida como tect¨®nica de placas. La Tierra, una gran bola de casi 6.000 trillones de toneladas, no es un s¨®lido r¨ªgido. Desde sus or¨ªgenes, nuestro planeta, primero debido a los choques de planetesimales que iban haciendo crecer el protoplaneta, tambi¨¦n debido a la energ¨ªa liberada por is¨®topos radiactivos (otro d¨ªa romperemos una lanza por el uranio y sus colegas), ha ido perdiendo calor. Pero a¨²n hoy se mantiene bastante caliente en su interior, el n¨²cleo est¨¢ a unos 5000 grados cent¨ªgrados, parecido a la temperatura de la superficie del Sol. La temperatura es menor a medida que nos movemos hacia la superficie, pero a 100 km de profundidad, en lo que se conoce como el manto, todav¨ªa est¨¢ a 1500 ¡ãC, suficiente para que la roca est¨¦ fundida (al menos, parcialmente). El fluido de roca en el manto, como si de una olla se tratara, presenta movimientos de convecci¨®n que pueden arrastrar las capas de roca s¨®lida de la superficie terrestre, la llamada litosfera, y dar lugar a movimientos tect¨®nicos que, eventualmente, producen actividad s¨ªsmica y volcanes.
Pero, ?esto no era un blog de astrof¨ªsica? ?Por qu¨¦ os met¨¦is en la camisa de once varas de la geolog¨ªa? Pues porque la tect¨®nica de placas, con sus terremotos asociados, puede ser otro de los factores esenciales, seguramente no suficiente, pero quiz¨¢s necesario, para que haya vida en nuestro planeta. De los tres planetas rocosos que existen en el Sistema Solar con temperaturas no demasiado altas, Venus, Tierra y Marte, solo el nuestro cuenta con tect¨®nica de placas hoy. La Tierra es el ¨²nico planeta que ahora mismo tiene vida para dar y tomar y quiz¨¢s el ¨²nico que ha albergado vida durante al menos un 75% de su existencia, si no el 100%. ?Coincidencia o hay alguna relaci¨®n?
La tect¨®nica de placas, con sus volcanes, es la responsable de que tengamos la atm¨®sfera que tenemos, que llamamos secundaria, creada en gran medida por los gases liberados desde el interior de la Tierra por las erupciones. Entre esos gases, los m¨¢s importantes para la vida son el di¨®xido de carbono y el agua (gaseosa), cuyo efecto invernadero nos permite tener una temperatura agradable (unos 15 ¡ãC de media en el planeta) en vez de las temperaturas g¨¦lidas (-16 ¡ãC) que tendr¨ªamos sin ellos.
Las placas tect¨®nicas devuelven parte del material de la superficie terrestre, y eso incluye tanto rocas como agua, al interior de la Tierra
Pero esto est¨¢ en el haber de los volcanes, dir¨¢n, que ya los defendiste. La cuesti¨®n es que el agua liberada en forma de gas es f¨¢cil que se lic¨²e y llueva. El agua l¨ªquida es bastante efectiva en disolver di¨®xido de carbono, como bien saben los que beben agua carbonatada, con lo que el llamado ciclo del agua elimina de la atm¨®sfera los principales gases de efecto invernadero. ?Y eso es terrible! Nos congelar¨ªamos sin ellos. Se calcula que los oc¨¦anos tienen unas 16 veces m¨¢s carbono, en di¨®xido, que toda la biosfera. Tanto en los oc¨¦anos como en los continentes, mucho del CO? que arrastra el agua se junta con otros minerales y forma rocas, carbonatos los llamamos. Algunos ejemplos son las piedras calizas o el m¨¢rmol. Pero aun as¨ª, sigue habiendo gases de efecto invernadero en la atm¨®sfera, no todo desaparece. ?Por qu¨¦? Aqu¨ª es donde los terremotos vienen al rescate. Las placas tect¨®nicas devuelven parte del material de la superficie terrestre, y eso incluye tanto rocas como agua, al interior de la Tierra. Unas placas se meten por debajo de otras, llevando sus componentes hacia el interior en lo que se conoce como subducci¨®n. Las zonas donde el material est¨¢ siendo subducido hacia el manto son donde se concentran los terremotos, el proceso es a veces bastante violento. Entre el material subducido va el CO? que despu¨¦s puede ser devuelto a la atm¨®sfera por los volcanes.
La tect¨®nica tambi¨¦n es la responsable directa de la extensi¨®n y los cambios de forma y caracter¨ªsticas de los oc¨¦anos, donde sabemos que surgi¨® la vida. Es posible que en la Tierra joven la litosfera y su tect¨®nica no se comportaran igual que hoy y ni siquiera hubiera continentes tan extensos como los actuales. La significativa abundancia de ox¨ªgeno en nuestra atm¨®sfera, ¨²nica en el Sistema Solar donde casi todas las atm¨®sferas est¨¢n dominadas por CO? o metano, pudo aparecer solo cuando se crearon continentes extensos gracias a la tect¨®nica de placas. Efectivamente, gran parte del ox¨ªgeno liberado por las primeras algas, en un planeta quiz¨¢s totalmente cubierto por agua como Waterworld o el planeta Miller de Interstellar, se pudo quedar atrapado en la corteza oce¨¢nica, rica en hierro que capta ox¨ªgeno (?el hierro se oxida!). Pero, al emerger parte de la litosfera dando lugar a continentes, la erosi¨®n de las rocas fue mayor y pudo liberarse no solo el ox¨ªgeno sino tambi¨¦n el CO2 de los carbonatos, que a su vez aliment¨® m¨¢s a las algas, que crearon m¨¢s ox¨ªgeno, enriqueciendo la atm¨®sfera. As¨ª que una Tierra plagada de terremotos esculpiendo oc¨¦anos y continentes puede haber sido clave para nuestra existencia en varios aspectos.
Presentar tect¨®nica de placas y terremotos no garantiza tener vida. El suelo vibra en la Luna, se comprob¨® hace 50 a?os en las misiones ¡®Apolo¡¯, pero no hay vida
Presentar tect¨®nica de placas y terremotos no garantiza tener vida. El suelo vibra en la Luna, se comprob¨® hace 50 a?os en las misiones Apolo, pero no hay vida. Posibles ¡°martemotos¡± (nos unimos a la discusi¨®n sobre aterrizar y amartizar) han sido detectados por la misi¨®n InSight, que ahora est¨¢ un poco eclipsada por la Perseverance, pero sigue operativa haciendo su trabajo muy centrado en estudios geol¨®gicos de Marte. La vida en Marte, si existe, es m¨¢s simple que en la Tierra. Terremotos en Venus tambi¨¦n puede que sean posibles, m¨¢s que en Marte, cuyo interior es m¨¢s fr¨ªo por ser bastante m¨¢s peque?o que la Tierra y Venus. Pero no tenemos ning¨²n rover all¨ª para comprobarlo (?aunque s¨ª hemos conseguido ¡°venusizar¡±!). M¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras solares hay estudios sobre la estructura interna y la posible presencia de tect¨®nica de placas en exoplanetas, pero la detecci¨®n directa (de terremotos y vida) est¨¢ a¨²n alejada de nuestras capacidades tecnol¨®gicas. En todo caso, ah¨ª queda una nueva lanza rota, esta vez en honor a los terremotos, que no son todo destrucci¨®n.
Pablo G. P¨¦rez Gonz¨¢lez es investigador del Centro de Astrobiolog¨ªa, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas y del Instituto Nacional de T¨¦cnica Aeroespacial (CAB/CSIC-INTA)
Vac¨ªo C¨®smico es una secci¨®n en la que se presenta nuestro conocimiento sobre el universo de una forma cualitativa y cuantitativa. Se pretende explicar la importancia de entender el cosmos no solo desde el punto de vista cient¨ªfico sino tambi¨¦n filos¨®fico, social y econ¨®mico. El nombre ¡°vac¨ªo c¨®smico¡± hace referencia al hecho de que el universo es y est¨¢, en su mayor parte, vac¨ªo, con menos de 1 ¨¢tomo por metro c¨²bico, a pesar de que en nuestro entorno, parad¨®jicamente, hay quintillones de ¨¢tomos por metro c¨²bico, lo que invita a una reflexi¨®n sobre nuestra existencia y la presencia de vida en el universo. La secci¨®n la integran Pablo G. P¨¦rez Gonz¨¢lez, investigador del Centro de Astrobiolog¨ªa; Patricia S¨¢nchez Bl¨¢zquez, profesora titular en la Universidad Complutense de Madrid (UCM); y Eva Villaver, investigadora del Centro de Astrobiolog¨ªa
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