Las ofertas de turismo espacial
Tres empresas exploran el mercado de los viajes fuera de la Tierra
En la nueva industria del turismo espacial, la oferta de Blue Origin (la empresa de Jeff Bezos, el creador de Amazon), a m¨¢s de dos millones de d¨®lares por plaza, es la opci¨®n que pudi¨¦ramos calificar de superlujo. En contraste Virgin Galactic ofrece paquetes muy similares a una d¨¦cima parte de ese coste. Space X, la compa?¨ªa de Elon Musk, lleva a?os de ventaja a sus competidores.
Virgin fue una de las primeras empresas que apost¨® por el reto del nuevo turismo, a precios asequibles. No en v...
En la nueva industria del turismo espacial, la oferta de Blue Origin (la empresa de Jeff Bezos, el creador de Amazon), a m¨¢s de dos millones de d¨®lares por plaza, es la opci¨®n que pudi¨¦ramos calificar de superlujo. En contraste Virgin Galactic ofrece paquetes muy similares a una d¨¦cima parte de ese coste. Space X, la compa?¨ªa de Elon Musk, lleva a?os de ventaja a sus competidores.
Virgin fue una de las primeras empresas que apost¨® por el reto del nuevo turismo, a precios asequibles. No en vano su fundador, Richard Branson, hab¨ªa creado previamente la aerol¨ªnea de bajo coste del mismo nombre. Inicialmente, Virgin Atlantic oper¨® con ¨¦xito sus vuelos trasatl¨¢nticos, pero los ¨²ltimos diez a?os sus resultados entraron en n¨²meros rojos, hasta que la pandemia acab¨® de hundirla, forz¨¢ndola a presentar un concurso de acreedores en el verano de 2020. Pero para entonces, Branson ya estaba inmerso en su nueva aventura, esta vez con la mirada puesta mucho m¨¢s arriba de la cota a la que volaban sus aviones.
La oferta espacial de Virgin no se parece en absoluto a otras opciones. Su nave no es una c¨¢psula tradicional, sino el Spaceship Two, un peque?o avi¨®n de motor cohete con capacidad para ocho personas: Dos pilotos y seis pasajeros. El primero era un modelo experimental que en 2004 gan¨® el premio Ansari. Ahora es una pieza de museo colgada del techo del Museo del Aire y el Espacio de Washington.
El modelo actual es una mejora de aquel prototipo. Se construyeron dos unidades, pero una se estrell¨® hace cinco a?os durante un vuelo de prueba. Se supone que a causa de un error humano, al desplegar prematuramente el sistema de frenado. El veh¨ªculo se desintegr¨® en pleno vuelo. Uno de sus pilotos pudo saltar en paraca¨ªdas; el otro falleci¨® en el impacto contra el suelo.
El Spaceship Two (oficialmente bautizado Unity) despega desde un ¡°espaciopuerto¡± que Virgin ha construido en el desierto de Nuevo M¨¦xico. No lo hace por sus propios medios sino colgado del White Knight, un transporte de doble fuselaje, cuatro motores y alas cuya envergadura supera los 40 metros, dimensiones comparables a las de un bombardero moderno.
El White Knight lleva su carga hasta 15.000 metros de altura. All¨ª se desprende y cae durante unos segundos antes de encender su motor, que le impulsar¨¢ como un cohete hasta m¨¢s de los m¨ªticos cien kil¨®metros. Es un ascenso brutal, a 4.000 kil¨®metros por hora. La aceleraci¨®n, que Virgin describe como ¡°confortable¡±, exige asientos anat¨®micos para soportar bien las 3.5 G que se experimentan durante esos 90 segundos.
Virgin tiene claro que sus clientes esperan dos experiencias ¨²nicas: la vista de la curva de nuestro planeta y la sensaci¨®n de ingravidez que experimentar¨¢n durante unos pocos minutos
Como el espacio interior del Spaceship Two es bastante reducido, los asientos de los pasajeros pueden plegarse para dejar casi expedito el espacio. Virgin tiene claro que sus clientes esperan dos experiencias ¨²nicas: la vista de la curva de nuestro planeta y la sensaci¨®n de ingravidez que experimentar¨¢n durante unos pocos minutos.
El Spaceship Two no necesita retrocohetes ni protecci¨®n t¨¦rmica para la reentrada. Cuando llega el momento de reducir velocidad simplemente mueve sus timones de cola haci¨¦ndoles funcionar como aerofrenos. Luego, al llegar a los 15000 metros, los restablece a su posici¨®n normal y desciende planeando en amplios c¨ªrculos hasta tomar tierra en la misma pista que sirvi¨® para el despegue. Tanto el avi¨®n cohete como el portador son ¨Cpor supuesto- reutilizables. Es la ¨²nica forma en que puedan cuadrar los n¨²meros en esta industria.
Space X
Space X, la compa?¨ªa de Elon Musk, lleva a?os de ventaja. La recuperaci¨®n de sus cohetes se ha convertido en rutina. Alguno ha volado ya ocho veces, con lo que el coste de cada misi¨®n se reduce proporcionalmente. Y ahora est¨¢ ensayando su nueva joya, el Starship, que alg¨²n d¨ªa volar¨¢ a la Luna y quiz¨¢ a Marte.
La NASA ha confirmado el contrato adjudicado a Space X para utilizar una variante del Starship como veh¨ªculo de descenso hasta la superficie de la Luna. Ah¨ª, de momento, no ir¨¢n turistas. Pero s¨ª alrededor del sat¨¦lite. Musk tiene una reserva en firme para un vuelo de ida y vuelta a la Luna, sin aterrizar: Yusaku Maezawa, un empresario japon¨¦s cuya fortuna se estima en unos 2.000 millones de d¨®lares. Space Adventures, la empresa comercial que coordina estas actividades, factura 150 millones de d¨®lares por asiento.
El viaje a la Luna de Maezawa no ser¨¢ antes de 2023, probablemente m¨¢s tarde si el desarrollo del ¡®Starship¡¯ se retrasa
Seg¨²n los planes actuales, Maezawa pr¨¢cticamente fletar¨¢ la nave para su uso particular: Llevar¨¢ consigo quiz¨¢s hasta media docena de invitados. Al principio pretend¨ªa que fuera un selecto grupo de artistas que aprovechasen el viaje como fuente de inspiraci¨®n, aunque ¨²ltimamente parece abrirse a extender la oferta a otros colectivos. En todo caso, el viaje a la Luna no ser¨¢ antes de 2023, probablemente m¨¢s tarde si el desarrollo del Starship se retrasa. De momento, para ir abriendo boca, Maezawa tambi¨¦n ha contratado una plaza en el Soyuz que despegar¨¢ en diciembre de este a?o para acoplarse a la Estaci¨®n Internacional.
Pero antes, Space X tiene planeado el lanzamiento de una c¨¢psula Dragon a mediados de septiembre. Ser¨¢ el primer vuelo espacial privado y llevar¨¢ a bordo cuatro pasajeros sin ninguna experiencia en estos menesteres. El comandante del vuelo ser¨¢ Jared Isaacman, un billonario que debe su fortuna al establecimiento de un sistema de puntos de venta y pagos informatizados.
Isaacman ¨Ctambi¨¦n un experimentado piloto de aviones- tuvo la idea de organizar una campa?a de recogida de fondos para un hospital de Memphis, ofreciendo como premio unas plazas en un vuelo espacial. Los tres astronautas que le acompa?an son los ganadores (en realidad, uno de ellos no gan¨®, pero el verdadero afortunado renunci¨® a la experiencia y le cedi¨® su puesto).
El viaje se har¨¢ con una c¨¢psula ya utilizada (la Resilience, que ya visit¨® la estaci¨®n internacional y estuvo atracada all¨ª casi seis meses) y un cohete tambi¨¦n reciclado. Durar¨¢ solo tres d¨ªas, sin opciones para atracar en la ISS: un verdadero viaje de placer sin otro trabajo que admirar el paisaje. Por cierto, que para este vuelo el mecanismo de amarre de proa se va a sustituir por una c¨²pula transparente de forma que los cuatro viajeros puedan disfrutar de las vistas sin la limitaci¨®n de las peque?as ventanillas. Ser¨¢n, pues, los primeros, verdaderos turistas espaciales de la historia.
Rafael Clemente es ingeniero industrial y fue el fundador y primer director del Museu de la Ci¨¨ncia de Barcelona (actual CosmoCaixa). Es autor de Un peque?o paso para [un] hombre (Libros C¨²pula).
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