Resuelto el enigma de las momias de hace 4.000 a?os con aspecto moderno
Un an¨¢lisis gen¨¦tico descarta que las personas momificadas con coloridos vestidos en el desierto de Taklamak¨¢n (China) fueran migrantes indoeuropeos
El historiador estadounidense Victor Mair suele contar que, cuando vio por primera vez las momias de la cultura Xiaohe, en 1988, pens¨® que se trataba de una estafa para los turistas. Los cad¨¢veres, encontrados en lo que hoy es el desierto de Taklamak¨¢n, en el oeste de China, ten¨ªan unos 4.000 a?os, pero estaban asombrosamente bien conservados, con ropas de colores intensos y sofisticados adornos. Casi parec¨ªan personas vivas. ¡°Lo m¨¢s sorprendente es que pr¨¢cticamente todos son cauc¨¢sicos. ?De d¨®nde vinieron y c¨®mo terminaron en el coraz¨®n de Asia?¡±, se pregunt¨® Mair por entonces. El historiador propuso una teor¨ªa: aquella colorida civilizaci¨®n de la Edad del Bronce no pudo surgir en aquel rinc¨®n inh¨®spito. Sus primeros miembros tuvieron que ser migrantes de lenguas indoeuropeas, llegados a caballo desde lugares remotos de Eurasia. Un equipo cient¨ªfico internacional sostiene ahora que ha resuelto el enigma: los sorprendentes miembros de la cultura Xiaohe no llegaron de monta?as lejanas.
La cuenca del r¨ªo Tarim se encuentra en la Regi¨®n Aut¨®noma Uigur de Xinjiang, un tramo de la Ruta de la Seda que encaja en el t¨®pico de la encrucijada de culturas. All¨ª han aparecido en las ¨²ltimas d¨¦cadas cientos de personas momificadas de manera natural, gracias al clima ¨¢rido y fr¨ªo, y a menudo enterradas en misteriosos ata¨²des de madera con forma de barco. La antrop¨®loga Christina Warinner describe uno de los rasgos m¨¢s fascinantes de las momias del Tarim: su supuesta apariencia occidental. ¡°Eran personas altas, con el pelo casta?o, a veces claro, y algunos hombres ten¨ªan densas barbas¡±, explica la investigadora, de la Universidad de Harvard (EE UU). Algunos individuos, incluso, fueron inhumados con m¨¢scaras de largas narices. Una de las momias m¨¢s conocidas, la llamada Bella de Xiaohe, presentaba un vistoso ropaje de fieltro y lana de oveja, adem¨¢s de un majestuoso sombrero blanco.
El origen de estas momias siempre ha sido controvertido, con tres grandes hip¨®tesis sobre la mesa. Una de ellas sostiene que la sofisticada cultura Xiaohe procede de pastores migrantes del sur de Siberia, a su vez vinculados con los yamnaya, los n¨®madas que abandonaron las estepas y cuyos descendientes acabaron sustituyendo a casi todos los hombres de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica desde hace 4.500 a?os. Las otras dos teor¨ªas defienden que eran agricultores llegados de las monta?as de Asia central o de los oasis del actual Afganist¨¢n.
El equipo de Christina Warinner cree que ninguna de las tres hip¨®tesis es correcta. Los cient¨ªficos han analizado ahora el ADN de 13 momias del Tarim y sus resultados sugieren que era una poblaci¨®n aut¨®ctona, sin grandes mezclas desde hace m¨¢s de 9.000 a?os. Sin embargo, pese a ese marcado aislamiento gen¨¦tico, el grupo era ¡°culturalmente cosmopolita¡±. Sus miembros cultivaban trigo, cebada y mijo, tres plantas domesticadas en Oriente Pr¨®ximo o en el norte de China. Tambi¨¦n elaboraban queso empleando una fermentaci¨®n similar a la del k¨¦fir, una t¨¦cnica quiz¨¢ aprendida de los descendientes de los pastores de Siberia. Y enterraban a sus muertos con ramitas de efedra, una planta considerada medicinal en los oasis de Asia Central.
¡°Nos sorprendi¨® el llamativo contraste entre su aislamiento gen¨¦tico y sus conexiones culturales¡±, admite Warinner. ¡°No est¨¢ claro c¨®mo o por qu¨¦ mantuvieron un aislamiento gen¨¦tico tan estricto, pero su apertura a la adopci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas es lo que probablemente hizo que tuvieran ¨¦xito en la colonizaci¨®n de los oasis del desierto de la cuenca del Tarim¡±, a?ade la antrop¨®loga, que encabeza la investigaci¨®n junto a colegas de China, Alemania y Corea del Sur.
El estudio, publicado este mi¨¦rcoles en la revista Nature, hace tambalear las ex¨®ticas hip¨®tesis defendidas durante d¨¦cadas. El historiador Victor Mair, profesor de chino en la Universidad de Pensilvania (EE UU) y uno de los mayores expertos en estas momias, rechaza comentar la nueva investigaci¨®n. ¡°Creo que es b¨¢sicamente defectuosa¡±, se ha limitado a afirmar a este peri¨®dico.
Mair public¨® hace dos d¨¦cadas un libro de referencia, Las momias del Tarim (editorial Thames & Hudson). El coautor de aquel volumen, el arque¨®logo James Mallory, s¨ª cree que el nuevo estudio es ¡°extremadamente interesante y valioso, aunque sus resultados no son tan sorprendentes¡±. Mallory, de la Universidad de la Reina de Belfast (Reino Unido), opina que el an¨¢lisis gen¨¦tico ignora una cuarta hip¨®tesis ¡°cronol¨®gicamente m¨¢s probable¡±: que los Okunevo ¡ªotra de las culturas de las estepas euroasi¨¢ticas durante la Edad del Bronce¡ª fueran los ancestros de las personas desecadas en la cuenca del Tarim.
El propio Mallory ya estudi¨® en 2015 los paralelismos entre estas dos sociedades, solapadas en el tiempo hace unos 4.000 a?os. ¡°Si hubieran comparado el ADN con el de los Okunevo, ser¨ªa un estudio mucho m¨¢s s¨®lido¡±, argumenta el experto. La arque¨®loga Paula Doumani Dupuy, de la Universidad Nazarbayev (Kazajist¨¢n), opina diferente en un art¨ªculo paralelo en la revista Nature. A su juicio, el nuevo an¨¢lisis ya ¡°ha respondido la pregunta de los or¨ªgenes gen¨¦ticos de la cultura Xiaohe¡±.
La b¨²squeda de las ra¨ªces de las momias ha sido inflamable desde el comienzo. Muchos uigures ¨Cla minor¨ªa musulmana de lengua y etnia turcomana que hoy vive en la regi¨®n¨C quieren la independencia de China y se abrazaron enseguida a las singulares momias del Tarim, cuya antig¨¹edad de 4.000 a?os les dar¨ªa supuestamente prioridad sobre la etnia han, la mayoritaria del pa¨ªs, que lleg¨® unos dos milenios despu¨¦s. En realidad, seg¨²n argumentaba hace un lustro el propio Victor Mair, los uigures arribaron a la cuenca del Tarim incluso un milenio m¨¢s tarde que los han. El historiador tambi¨¦n asegur¨® que los miembros de la cultura Xiaohe fueron ¡°un pueblo pac¨ªfico e igualitario¡±, sin apenas armas ni grandes diferencias de estatus en sus tumbas. Lo que parece claro es que sus coloridas momias no tienen nada que aportar a las guerras del siglo XXI.
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