Los machos redujeron sus colmillos al comienzo de la historia humana
Otras especies de primates prosociales y con poca competencia sexual como los bonobos tambi¨¦n tienen caninos similares entre los dos sexos
Al comparar los dientes de una veintena de primates del pasado y del presente, un grupo de cient¨ªficos ha observado que el tama?o de los colmillos de una posible especie antecesora de los humanos se redujo hace varios millones de a?os. Tambi¨¦n se produjo entonces un marcado cambio en el dimorfismo sexual (diferencia entre machos y hembras) de los caninos, empeque?eci¨¦ndose los de los machos. Para los autores de esta comparaci¨®n, los cambios hacia una dentadura menos pronunciada y agresiva estar¨ªan relacionados con la aparici¨®n de conductas de cooperaci¨®n y reducci¨®n de la violencia.
Hace una treintena de a?os, la revista Nature publicaba el hallazgo de una nueva especie, el Australopithecus ramidus. Con el tiempo, le quitaron el nombre de australopiteco y lo bautizaron como Ardipithecus ramidus. Hallado en Etiop¨ªa, este hominino (un grupo de hom¨ªnidos caracterizado por el bipedismo, entre los que est¨¢ el Homo Sapiens) vivi¨® en la regi¨®n hace unos 4,4 millones de a?os. Caminaba erguido y para sus descubridores es un antecesor directo de los humanos actuales. Ahora han comprobado que su dentadura era muy diferente al de otros primates de entonces y posteriores: los caninos de sus machos son m¨¢s peque?os y casi iguales a los de las hembras (ausencia de dimorfismo sexual), en particular los superiores.
Uno de los descubridores del A. ramidus fue Gen Suwa, paleoantrop¨®logo japon¨¦s de la Universidad de Tokio. Ahora, Suwa y otros colegas, entre los que hay investigadores del Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre la Evoluci¨®n Humana, en Burgos, han estudiado con minuciosidad sus dientes y los han comparado con los de otros homininos de su tiempo, posteriores ¡ªcomo los australopitecos y primeros sapiens¡ª y otros primates ya extintos y actuales, como chimpanc¨¦s, bonobos o gorilas.
¡°En los primates con grandes caninos, los superiores son m¨¢s importantes como arma y exhibici¨®n de fuerza¡±Gen Suwa, paleoantrop¨®logo japon¨¦s de la Universidad de Tokio y codescubridor del 'Ardipithecus ramidus'
El trabajo de Suwa, publicado en la revista PNAS, muestra que ya entre los A. ramidus de hace 4,4 millones de a?os, la diferencia entre los colmillos de los machos y los de las hembras se hab¨ªa reducido a una ratio de 1.06 en los colmillos superiores (es decir, que solo eran un 6% m¨¢s grandes en los ejemplares masculinos) y de 1.13 en los inferiores. ¡°Es muy probable que los caninos peque?os en los machos se remontaran a hace seis o siete millones de a?os¡±, destaca Suwa, pero el registro f¨®sil anterior al A. ramidus es muy pobre para ir m¨¢s atr¨¢s. En comparaci¨®n, la ratio en los humanos actuales es de 1.03 (caninos superiores) y 1.09 (inferiores). En los chimpanc¨¦s, el ¨²ltimo linaje del que los hom¨ªnidos se separaron hace millones de a?os, los colmillos de arriba presentan una ratio de 1.34 y los de abajo, de 1.28, siendo en total un tercio mayores que el de sus parejas femeninas.
Una dentadura tan poderosa y con tanta diferencia a favor de los machos solo la tienen los gorilas y dos especies de hom¨ªnidos anteriores a los australopitecos de hace m¨¢s de 10 millones de a?os, los Nacholapithecus kerioi y los Hispanopithecus laietanus, con piezas dentales un 30% m¨¢s grandes y un dimorfismo sexual de casi el 70%. En general, en los hom¨ªnidos m¨¢s primitivos y en los australopitecos, adem¨¢s de mayor volumen, los colmillos son m¨¢s largos, di¨¢metro extendido en la base, afilados y orientados hacia fuera. A diferencia de los caninos de los carn¨ªvoros, dise?ados para agarrar y desgarrar, los de los primates parecen hechos para la agresi¨®n o defensa.
Suwa sostiene que ¡°en la mayor¨ªa de los primates con grandes caninos, los superiores son m¨¢s importantes como arma y/o exhibici¨®n [de fuerza]¡±. Y esto aparece relacionado con lo que han observado: la reducci¨®n es m¨¢s acusada en los colmillos superiores, precisamente, donde el dimorfismo sexual era mayor antes de la llegada de los homininos. ¡°As¨ª que, si hubo selecci¨®n para un comportamiento menos agresivo, es posible que haya selecci¨®n para un canino menos amenazante, y esto habr¨ªa afectado m¨¢s al superior que al inferior¡±, detalla Suwa.
Esa es la tesis que los autores del estudio mantienen: que hay una relaci¨®n entre el empeque?ecimiento de los caninos y cambios en la conducta de aquellos grupos de hom¨ªnidos que los acercar¨ªan a los humanos actuales. El A. ramidus viv¨ªa en grupos sociales en los que la cooperaci¨®n dar¨ªa m¨¢s frutos que la competencia, en especial entre los machos y por las hembras.
¡°Estar¨ªamos ante uno de los primeros pasos hacia lo que llamamos humano. La reducci¨®n de los caninos ser¨ªa coincidente en el tiempo con la aparici¨®n del bipedismo, as¨ª que la humanidad como tal comenz¨® cuando nos pusimos de pie y empezamos a reducir los niveles de agresividad¡±Mar¨ªa Martin¨®n-Torres, directora del Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre la Evoluci¨®n Humana
Para reforzar su tesis recurren al an¨¢lisis comparativo. Entre los grandes simios solo hay una especie con un dimorfismo sexual en los caninos tan reducida, los bonobos, con ratios cercanas al 1.20. Es bien conocido el uso de la sexualidad entre estos primates como mecanismo reductor de la agresividad y los conflictos. Tambi¨¦n primates, pero m¨¢s alejados en el ¨¢rbol evolutivo, son las especias del g¨¦nero Brachyteles, entre los que est¨¢n los monos ara?a lanudos de Brasil. Como en los humanos, la diferencia entre colmillos de machos y hembras es muy reducida. Entre estos monos predomina una organizaci¨®n social filop¨¢trica (comunidades formadas por ejemplares nacidos en el lugar) con diversas hembras y machos con una estrategia reproductiva poligin¨¢ndrica (apareamiento no exclusivo entre machos y hembras) y donde existe ¡°una tolerancia extrema entre machos y escasa agresi¨®n en la competencia por el acceso sexual a las hembras receptivas¡±, escriben los autores del estudio.
La directora del CENIEH (Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre la Evoluci¨®n Humana), Mar¨ªa Martin¨®n-Torres, destaca lo importante que es conocer el sexo de los f¨®siles. ¡°Tiene muchas implicaciones porque, adem¨¢s de ayudarnos a comprender la variabilidad de una muestra, aporta informaci¨®n sobre la ecolog¨ªa y comportamiento de esa especie, particularmente sobre el grado de competencia entre machos¡±. En el caso de este estudio, ¡°revela que el primer hominino ya ten¨ªa los caninos relativamente peque?os, lo que nos permite inferir que probablemente tuviera un comportamiento menos agresivo que otros primates anteriores¡±. Y esto apunta a una serie de cambios trascendentales: ¡°Estar¨ªamos ante uno de los primeros pasos hacia lo que llamamos humano. La reducci¨®n de los caninos ser¨ªa coincidente en el tiempo con la aparici¨®n del bipedismo, as¨ª que la humanidad como tal comenz¨® cuando nos pusimos de pie y empezamos a reducir los niveles de agresividad. Esos ser¨ªan los primeros sellos distintivos de los humanos¡±.
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