Veinte cr¨¢neos reventados desvelan una historia de violencia y asesinatos en Atapuerca
El an¨¢lisis m¨¢s completo de las calaveras de la Sima de los Huesos identifica numerosas lesiones en hombres, mujeres y ni?os hace 400.000 a?os
De la Sima de los Huesos se han sacado m¨¢s de 2.000 f¨®siles de humanos que vivieron hace unos 400.000 a?os en Atapuerca, en el noreste de Burgos. Los paleoantrop¨®logos han hecho un trabajo literalmente detectivesco para ir juntando todos los fragmentos de hueso hasta conseguir recomponer los cr¨¢neos de 20 personas: hombres y mujeres adultos, j¨®venes y ni?os. El equipo acaba de analizar con m¨¢s detalle las lesiones que presentan estas 20 calaveras usando unas t¨¦cnicas muy similares a las que usar¨ªa un forense. Los resultados ¡ªreci¨¦n publicados¡ª desvelan una historia de violencia.
El estudio se ha centrado en 17 cr¨¢neos ya conocidos desde que se comenz¨® a excavar la sima en 1976 y tres nuevos que se han recompuesto recientemente. Los responsables de las excavaciones creen que los cad¨¢veres de la sima eran de preneandertales, antepasados de los neandertales que despu¨¦s vivieron en Europa durante decenas de miles de a?os y que eran la especie humana m¨¢s cercana a la nuestra. Las heridas de los cr¨¢neos plantean preguntas imposibles de responder.
Lo m¨¢s probable es que todos los cad¨¢veres fueran arrojados a este pozo, del que era imposible salir. La mayor¨ªa de los restos analizados presenta una o varias heridas en el cr¨¢neo, todas muy similares. Son abolladuras en el hueso de la parte superior de la cabeza, la que queda tapada cuando uno lleva una gorra. Mayores, j¨®venes y ni?os presentan estos golpes, en ocasiones hasta 10. El an¨¢lisis de las cicatrices evidencia que sobrevivieron a esos traumatismos, pues el hueso cicatriz¨®.
¡°El cr¨¢neo humano es como un s¨¢ndwich: tiene una primera capa dura, una intermedia algo menos densa llamada diploe y una tercera capa dura¡±, explica Nohemi Sala, investigadora del Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre Evoluci¨®n Humana de Burgos y primera autora del estudio. En muchos casos las lesiones atraviesan el hueso exterior y llegan a la l¨¢mina intermedia. ¡°Estos golpes tuvieron que ser muy fuertes; probablemente se hicieron con objetos contundentes como piedras o palos¡±, se?ala. Hay un dato brutal: los ni?os tienen igual o m¨¢s lesiones que los mayores.
La mayor¨ªa de los humanos de la sima tambi¨¦n presentan heridas letales en la cabeza: golpes tan contundentes que perforaron el cr¨¢neo y llegaron al cerebro. Estas heridas no cicatrizaron y probablemente causaron la muerte. Seis de los nueve preneandertales con estas heridas presentan un patr¨®n casi id¨¦ntico: un agujero circular en la parte izquierda de la nuca. Es probable que a todos los mataran de la misma manera y despu¨¦s los arrojaran al agujero.
El cr¨¢neo n¨²mero 5 ¡ªapodado Miguel¨®n en homenaje al ciclista Indur¨¢in¡ª presenta ¡°un compendio¡± de toda la violencia y dureza que se ha hallado en la sima, reconoce Juan Luis Arsuaga, codirector de las excavaciones y coautor del nuevo estudio. ¡°Ten¨ªa la cara completamente deformada por un traumatismo que probablemente le provoc¨® un absceso supurante con una f¨ªstula, algo doloros¨ªsimo¡±, relata el paleoantrop¨®logo. Adem¨¢s, presenta una herida potencialmente mortal en la parte superior del cr¨¢neo. Pero lo m¨¢s llamativo son las profundas marcas que tiene en la parte posterior de la cabeza. El equipo cree que son el rastro de las garras de un oso que se ceb¨® con Miguel¨®n. ¡°O bien lo mat¨® el oso o bien esas marcas se produjeron justo despu¨¦s¡±, aventura Arsuaga. De la sima no hab¨ªa salida, as¨ª que si hab¨ªa un oso ser¨ªa porque hab¨ªa ca¨ªdo all¨ª, posiblemente atra¨ªdo por el hedor de los cad¨¢veres.
Los cient¨ªficos de Atapuerca reconocen que todos estos hallazgos dejan m¨¢s preguntas que respuestas: ?Qui¨¦n mat¨® a estas personas y c¨®mo? ?Los asesinos eran de la misma tribu o de una rival? ?Qui¨¦n tir¨® sus cuerpos a la sima?
Sala, Arsuaga y el resto del equipo piensan que se trata de episodios de violencia entre grupos. Dos tribus de preneandertales se encuentran y se matan unos a otros. Despu¨¦s, los supervivientes arrojan a los suyos a la sima. ¡°Siempre hac¨ªan esto justo aqu¨ª, en esta sima¡±, reflexiona Sala. ?Era una especie de enterramiento? Es imposible saberlo, pero s¨ª hay un matiz escabroso que apoya esta teor¨ªa: no hay ni rastro de canibalismo en los cuerpos, una pr¨¢ctica habitual en otros grupos de humanos arcaicos, incluidos los Homo antecessor que vivieron en Atapuerca hace 1,2 millones de a?os.
Se conocen hechos puntuales de violencia entre grupos en otras especies humanas arcaicas, como neandertales posiblemente ensartados por una flecha y, en ¨¦pocas posteriores, las primeras evidencias de guerra abierta entre Homo sapiens hace m¨¢s de 10.000 a?os. Pero lo de la sima no tiene parang¨®n, reconoce Arsuaga. Ning¨²n otro yacimiento en el mundo tiene tantos f¨®siles de tantos individuos con marcas de violencia. ¡°No hay nada igual a la sima y a¨²n nos queda la mitad por excavar¡±, explica el paleoantrop¨®logo.
Las lesiones en la cabeza no mortales tambi¨¦n son enigm¨¢ticas. El equipo no cree que sean accidentales, por ejemplo coscorrones al entrar en las cuevas. ¡°En esta ¨¦poca los humanos no hab¨ªan descubierto el fuego y no sol¨ªan adentrarse mucho en cuevas¡±, razona Arsuaga.
Los esqueletos de neandertales que vivieron miles de a?os despu¨¦s en Europa muestran multitud de roturas de huesos y lesiones. El paleoantrop¨®logo Erik Trinkaus compar¨® la prevalencia y el tipo de roturas con las de humanos actuales y concluy¨® que lo m¨¢s parecido eran las de los jinetes de rodeo: muchas fracturas de brazo a consecuencia de ca¨ªdas de un animal al que intentaban cazar o de una embestida de un toro salvaje. Pero en la sima no hay fracturas de brazos, explica Arsuaga. ¡°Estas lesiones est¨¢n siempre en la parte del cr¨¢neo por encima de la badana, no conozco nada igual en todo el registro f¨®sil o en humanos actuales, incluidos cazadores recolectores¡±, resalta. ¡°?Qu¨¦ nos est¨¢n diciendo estos datos sobre los humanos? Que somos una especie social y vivimos en grupos. Los grupos son territoriales y excluyentes. Somos muy solidarios en nuestra comunidad, pero podemos ser muy hostiles para las personas de otra¡±, concluye.
Antonio Rosas, paleoantrop¨®logo del CSIC experto en neandertales y autor de uno de los estudios fundacionales sobre los preneandertales de Atapuerca, opina: ¡°Podemos inventarnos lo que queramos para interpretar los datos, pero es imposible saber qu¨¦ pas¨® realmente. A ra¨ªz de conocer este estudio estuvimos pensando c¨®mo se podr¨ªan haber producido esas lesiones. Un primer an¨¢lisis nos dice que ser¨ªa muy dif¨ªcil dar este tipo de golpes tanto de frente como de espaldas. No sabemos si se usaron piedras, objetos punzantes o mazas. Nos falta la reconstrucci¨®n del crimen y conocer el gesto exacto que dio la muerte a estos humanos¡±, se?ala. Este ¡°mundo de violencia¡±, como ¨¦l mismo lo denomina, ?es normal entre los humanos de todas las ¨¦pocas? Es muy dif¨ªcil saberlo porque Atapuerca tiene tantos restos que se pueden sacar datos estad¨ªsticos, algo que no sucede en muchos otros yacimientos. Lo que s¨ª est¨¢ claro es que los rastros de violencia son mucho mayores entre los Homo sapiens posteriores. ¡°En esto somos los campeones¡±, concluye Rosas.
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