¡°No sabemos a partir de qu¨¦ criatura evolucionamos los humanos y los chimpanc¨¦s¡±
El estadounidense Tim White, leyenda viva de la prehistoria, se muda a Espa?a para intentar iluminar el origen remoto de las personas
Una marabunta de periodistas se acerc¨® precipitadamente a Tim White el 9 de febrero, cuando tomaba algo en la terraza de un bar de Burgos. El investigador, una leyenda viva de la ciencia, no se esperaba semejante atenci¨®n medi¨¢tica, pese a ser responsable de descubrimientos que han cambiado la forma en la que la humanidad se ve a s¨ª misma. ¡°Las c¨¢maras se acercaron a m¨ª, pero pasaron de largo¡±, recuerda ahora entre carcajadas. No iban a por ¨¦l, sino a por otro hombre sonriente que estaba, por casualidad, unos metros m¨¢s all¨¢: Pablo Casado, el dirigente del Partido Popular que, por entonces, se ve¨ªa como el futuro presidente del Gobierno de Espa?a.
Tim White lleva medio siglo respondiendo una de las preguntas m¨¢s fascinantes de la humanidad: ?de d¨®nde venimos? En 1979, cuando todav¨ªa era un veintea?ero, fue uno de los paleoantrop¨®logos que anunciaron al mundo el descubrimiento de Lucy, los restos de una australopiteca de un metro de altura que demostraron que los ancestros humanos, pese a su peque?o cerebro, ya caminaban erguidos hace m¨¢s de tres millones de a?os en lo que hoy es Etiop¨ªa.
White, californiano de 71 a?os, se ha mudado con su familia a Burgos, para incorporarse como cient¨ªfico afiliado al Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre la Evoluci¨®n Humana (CENIEH). Su curr¨ªculum es apabullante. Tambi¨¦n en la d¨¦cada de 1970, White excav¨® junto a la c¨¦lebre antrop¨®loga brit¨¢nica Mary Leakey las huellas de Laetoli (Tanzania), presuntamente dejadas por varios australopitecos que caminaron erguidos sobre la ceniza de un volc¨¢n hace unos 3,6 millones de a?os. Y, en 2009, el investigador present¨® al mundo el esqueleto de Ardi, una hembra de otra especie extinta hallada en Etiop¨ªa, Ardipithecus ramidus, que suger¨ªa que los ancestros humanos ya pod¨ªan andar erguidos por el suelo hace 4,4 millones de a?os, adem¨¢s de desplazarse c¨®modamente por las ramas de los ¨¢rboles gracias a un enorme pulgar oponible en el pie.
Ardi fue una revoluci¨®n. La teor¨ªa m¨¢s asentada durante el siglo XX planteaba que simios africanos, similares a los chimpanc¨¦s, hab¨ªan dado lugar a los australopitecos, que a su vez hab¨ªan desembocado en los humanos. Ardi romp¨ªa este esquema. Era una criatura en transici¨®n, con una sorprendente combinaci¨®n de caminante y arb¨®rea. ¡°La gente esperaba que los restos m¨¢s antiguos fueran cada vez m¨¢s parecidos a los de un chimpanc¨¦, pero no es el caso¡±, rememora White.
Tim White es dalt¨®nico. ¡°El color es una distracci¨®n cuando est¨¢s buscando f¨®siles¡±, explica en una sala del CENIEH llena de huesos. Los que ha encontrado su equipo contradicen los relatos religiosos de la creaci¨®n del ser humano. Uno de sus colegas, el estadounidense Owen Lovejoy, es ahora un ateo experto en la evoluci¨®n de los seres vivos, pero de joven cre¨ªa que el Dios cristiano cre¨® al ser humano a su imagen y semejanza. White sonr¨ªe al recordarlo. ¡°A las personas que ven un dise?o inteligente en los f¨®siles les sugerir¨ªa que hablen con cirujanos ortop¨¦dicos sobre las lumbares. Y con los millones y millones de personas que sufren dolor de espalda y no est¨¢n de acuerdo con la idea de que sus lumbares fueron dise?adas de manera inteligente¡±, bromea el investigador. ¡°Yo solo veo lo que indica el registro f¨®sil. Le tendr¨ªa que preguntar a una persona religiosa qu¨¦ apariencia tiene la mano de Dios. Y eso depende del cristal con que se mire¡±, zanja.
El ser humano todav¨ªa no sabe de d¨®nde viene. El cient¨ªfico explica que hay ¡°un agujero negro¡± en el conocimiento en torno a hace unos seis millones de a?os, cuando la rama que acab¨® dando lugar a las personas se separ¨® de la que terminar¨ªa desembocando en los chimpanc¨¦s. No se encuentran f¨®siles de aquella ¨¦poca. Los ardipitecos, como Ardi, son lo m¨¢s cercano a aquel ¨²ltimo ancestro com¨²n. ¡°No sabemos a partir de qu¨¦ criatura evolucionamos los humanos y los chimpanc¨¦s¡±, reconoce White, que tambi¨¦n es director del Centro de Investigaci¨®n de la Evoluci¨®n Humana de la Universidad de California en Berkeley.
El investigador trabaja desde 1981 en el Awash medio, un yacimiento et¨ªope en la depresi¨®n de Afar, en el Cuerno de ?frica. All¨ª ha vivido hambrunas y guerras civiles. Su equipo ha sufrido m¨¢s de un ataque, por ¡°algunos malentendidos¡± con pastores armados de la regi¨®n, sin muertos. ¡°Los fusiles Kal¨¢shnikov no son muy precisos¡±, dice con sorna el californiano. Las condiciones geol¨®gicas han hecho que el yacimiento sea como una lasa?a en la que cada capa es una ventana a una ¨¦poca prehist¨®rica, superando en sus profundidades los seis millones de a?os de antig¨¹edad.
El equipo de White encontr¨® all¨ª los primeros huesos de Ardi en 1992, pero tard¨® 17 a?os en completar su estudio. Sus adversarios cient¨ªficos lo bautizaron ¡°el Proyecto Manhattan de la paleoantropolog¨ªa¡±, en referencia al trabajo secreto para fabricar la bomba at¨®mica estadounidense en la II Guerra Mundial. Y Ardi fue, efectivamente, una bomba.
La ardipiteca hizo que se tambalease la hip¨®tesis de la sabana, seg¨²n la cual los ancestros humanos comenzaron a caminar sobre dos patas como adaptaci¨®n a las llanuras con plantas herb¨¢ceas, surgidas por un cambio clim¨¢tico. Esa locomoci¨®n b¨ªpeda liber¨® sus manos, lo que inmediatamente habr¨ªa facilitado el uso de herramientas de piedra y el crecimiento del cerebro, seg¨²n esta teor¨ªa. Aquellos 17 a?os de estudio, sin embargo, permitieron reconstruir el entorno en el que vivi¨® Ardi. Junto a la ardipiteca hab¨ªa multitud de maderas f¨®siles y de restos de animales arb¨®reos, t¨ªpicos de bosques densos, como los monos colobinos. ¡°Todos los datos apuntan en la misma direcci¨®n: no era una sabana. La teor¨ªa de la sabana como origen de los hom¨ªnidos b¨ªpedos ha sido puesta a prueba por Ardipithecus y ha fracasado¡±, sentencia White. Ardi med¨ªa unos 120 cent¨ªmetros y pesar¨ªa unos 50 kilos. Ten¨ªa las manos libres, pero su cerebro era m¨¢s peque?o que el de un chimpanc¨¦.
Al californiano no le gusta aquella etiqueta del Proyecto Manhattan, pero bromea con que ahora trabaja en ¡°el Proyecto Manhattan 2¡å. Su equipo ha encontrado en el yacimiento et¨ªope restos f¨®siles de humanos modernos, Homo sapiens, con una antig¨¹edad de m¨¢s de 100.000 a?os. Tambi¨¦n han hallado numerosas herramientas de piedra y m¨¢s f¨®siles humanos de las etapas inmediatamente anteriores. White cree que el conjunto iluminar¨¢ la evoluci¨®n desde los hom¨ªnidos con cerebros peque?os a las personas actuales. Y trabajar en el CENIEH, con acceso al yacimiento burgal¨¦s de Atapuerca, le permitir¨¢ comparar lo que ocurr¨ªa en Europa con lo que pasaba en ?frica en la misma ¨¦poca. La bi¨®loga evolutiva Leslea Hlusko, un referente internacional en el an¨¢lisis de dientes f¨®siles y esposa de White, tambi¨¦n se incorpor¨® el a?o pasado al CENIEH, dirigido por la paleoantrop¨®loga Mar¨ªa Martin¨®n Torres.
Etiop¨ªa presume de ser la cuna de la humanidad, pero Sud¨¢frica tambi¨¦n. El antrop¨®logo australiano Raymond Dart descubri¨® all¨ª en 1924 los restos del llamado ni?o de Taung, un australopiteco de 2,5 millones de a?os cuyo cr¨¢neo fue el primer f¨®sil antiguo encontrado en ?frica. Tanzania tambi¨¦n se considera el origen de todo. Incluso Marruecos, donde se han encontrado restos humanos de 300.000 a?os. Para White, es una competici¨®n sin sentido: ¡°La cuna de la humanidad es un concepto que los turistas aman, pero es un concepto absurdo¡±.
El investigador recuerda que encontrar f¨®siles depende, sobre todo, de si las condiciones del terreno son adecuadas para preservar los huesos. ¡°En Atapuerca no se encontrar¨ªan f¨®siles si no hubiera agujeros en la piedra caliza. No es que los hom¨ªnidos dijeran: ¡®Eh, v¨¢monos a vivir a Atapuerca, que hay agujeros en la piedra caliza¡¯. No, los hom¨ªnidos estaban por todas partes, pero sus restos se encuentran all¨ª. No se puede coger un solo lugar y decir que es la cuna de la humanidad. Se hace por un orgullo nacionalista, mezclado con intereses econ¨®micos¡±, subraya White. ¡°La cuna del Homo sapiens es el continente africano¡±.
¡°La gran pregunta es qu¨¦ hab¨ªa antes de Ardipithecus ramidus. Sin registro f¨®sil, son solo suposiciones¡±, recalca el paleoantrop¨®logo. ¡°El Ardipithecus es lo m¨¢s cercano que tenemos a ese ancestro com¨²n que falta por encontrar. Puedes coger todos los f¨®siles conocidos de hom¨ªnidos m¨¢s antiguos y meterlos en una caja de zapatos. No es suficiente¡±, lamenta. ¡°Me encantar¨ªa encontrar algo as¨ª, pero hemos mirado en nuestros niveles de seis millones de a?os y no es un entorno adecuado, no hay ninguno de estos primates. Deben de estar en otras partes de ?frica, pero ese lugar todav¨ªa no se ha encontrado¡±.
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