Los pterosaurios ten¨ªan la capacidad de manipular el color de sus plumas
Este pelaje serv¨ªa como elemento de exhibici¨®n y ten¨ªa funciones importantes en la comunicaci¨®n visual
Un grupo de cient¨ªficos ha desvelado este mi¨¦rcoles en una investigaci¨®n, publicada en Nature, que los pterosaurios, unos reptiles voladores, ten¨ªan la capacidad de cambiar el color de sus plumas, cambiando las formas de los melanosomas. Anteriormente, esta caracter¨ªstica solo se conoc¨ªa en dinosaurios ter¨®podos y aves. Maria McNamara, paleobi¨®loga en la Universidad College Cork (Irlanda) y una de las autoras de la investigaci¨®n, explica que el melanosoma es el nombre que reciben los gr¨¢nulos microsc¨®picos que encierran la melanina. Estas conclusiones est¨¢n basadas en el an¨¢lisis de un cr¨¢neo parcial de Tupandactylus imperator, un pterosaurio del cret¨¢cico inferior de Brasil, que data aproximadamente de hace 113 millones de a?os. Las plumas de estos animales serv¨ªan como un elemento de exhibici¨®n, por lo que ten¨ªan funciones importantes en la comunicaci¨®n visual. Los cient¨ªficos consideran que podr¨ªan tener tambi¨¦n un papel importante como aislamiento y para la termorregulaci¨®n, pero al no contar con todo el cuerpo del animal, no lo pueden afirmar con certeza.
El f¨®sil estaba en manos de un coleccionista privado que les ofreci¨® analizar los restos, que se componen de la parte posterior del cr¨¢neo, que comprende, entre otras cosas, parte de la ¨®rbita izquierda, el orificio nasoorbitaria izquierdo y una cresta craneal fibrosa. Precisamente fue la cresta lo que anim¨® a los investigadores a empezar con el estudio, puesto que, a pesar de que no sab¨ªan qu¨¦ se iban a encontrar, los tejidos blandos estaban bien conservados, lo que posteriormente les ayud¨® a concluir la cuesti¨®n de las plumas. Los cient¨ªficos observaron dos tipos de plumas en la cresta craneal: monofilamentos m¨¢s peque?os y no ramificados, y estructuras ramificadas m¨¢s grandes que tienen un aspecto m¨¢s similar a las plumas de aves modernas. Los hallazgos totales sugieren que, aunque es posible que estas plumas no se utilizaran para volar, eran una forma de comunicaci¨®n visual.
Hasta el momento, y seg¨²n recoge la investigaci¨®n, se sab¨ªa que los pterosaurios ten¨ªan pelajes esponjosos, fibras similares a pelos conocidas como picnofibras, pero se debat¨ªa si estas estructuras eran verdaderas plumas o no. En este estudio, se confirma que estos reptiles ten¨ªan plumas. Adem¨¢s, se asegura que los pterosaurios pod¨ªan producir melanosomas de diferentes formas, que se asocian con diferentes colores, al igual que las aves modernas, seg¨²n explica McNamara. ¡°Si queremos saber c¨®mo evolucionaron las plumas, debemos buscar f¨®siles m¨¢s antiguos, empezando por aquellos del tri¨¢sico¡±, defiende. Por ello, anima a volver atr¨¢s y analizar otros muchos f¨®siles de pterosaurios que cuentan con tejidos blandos bien conservados. Esta cient¨ªfica, adem¨¢s, plantea otra hip¨®tesis: ¡°Es posible que las plumas evolucionaran como una especie de adaptaci¨®n a los cambios que ocurrieron en nuestro planeta y que los animales que sobrevivieron tuvieron esa ventaja. Es algo que tenemos que investigar¡±.
Esta no es la primera investigaci¨®n que plantea que los pterosaurios ten¨ªan plumas. En 2019, un estudio publicado en Nature Ecology and Evolution muestra c¨®mo en dos ejemplares de pterosaurios, concretamente pterosaurios anurogn¨¢tidos, encontraron distintas estructuras cuyas caracter¨ªsticas corresponden a plumas. Estos individuos vivieron hace m¨¢s de 100 millones de a?os y sus restos f¨®siles fueron encontrados en China. El estudio concluye que las plumas pod¨ªan tener or¨ªgenes evolutivos profundos en los arcosaurios ancestrales o bien que estas estructuras surgieron independientes en los pterosaurios.
Los pterosaurios son reptiles voladores que dominaron los cielos del mesozoico durante 160 millones de a?os. Fueron los primeros vertebrados que consiguieron desarrollar el vuelo propulsado y contaban con m¨¢s de 100 especies, incluyendo los animales voladores m¨¢s grandes de todos los tiempos, seg¨²n recoge una publicaci¨®n de la Sociedad Geol¨®gica de Londres en 2018.
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