La ¡®p¨¦rdida¡¯ de un ins¨®lito dinosaurio destapa c¨®mo los pa¨ªses ricos explotan los f¨®siles del sur
El 97% de los estudios de paleontolog¨ªa se producen en un pu?ado de naciones del norte, en algunos casos aprovechando pr¨¢cticas poco ¨¦ticas que expolian los tesoros naturales de yacimientos en pa¨ªses pobres
En diciembre de 2020, el mundo de la paleontolog¨ªa se maravillaba con el hallazgo de un raro esp¨¦cimen de dinosaurio, descrito en un estudio cient¨ªfico que le pon¨ªa nombre: Ubirajara, que en lengua tup¨ª quiere decir ¡°se?or de las lanzas¡±, y jubatus, por el lat¨ªn de cresta. Este animal ¨²nico ten¨ªa plumas y cuatro extraordinarias protuberancias puntiagudas junto al cuello. Supuestamente, este valioso dinosaurio f¨®sil de unos 110 millones de a?os de antig¨¹edad lleg¨® a Alemania en 1995 en extra?as circunstancias. Porque legalmente ese tesoro natural no pod¨ªa salir de los yacimientos de Brasil. Pero estaba a disposici¨®n de los cient¨ªficos en el Museo de Historia Natural de Karlsruhe 25 a?os despu¨¦s, donde aseguran que todo est¨¢ en regla.
Ahora, el Ubirajara jubatus ha desaparecido. F¨ªsicamente, sigue en Karlsruhe, pero de momento se ha perdido para la ciencia; est¨¢ en el limbo de las especies. Tras publicarse el estudio que le puso nombre, se organiz¨® una gran protesta en las redes que termin¨® por obligar a la revista cient¨ªfica (Cretaceous Research) a retirarlo. Como si nunca hubiera existido. El Ubirajara se esfum¨®. Pasado el esc¨¢ndalo, cuando se asent¨® la polvareda, mucha gente del mundo de la paleontolog¨ªa se empez¨® a hacer preguntas. Y un tab¨² se coloc¨® encima de la mesa, provocando reacciones apasionadas: el concepto de colonialismo.
Durante la ¨¦poca colonial, lo habitual era que las potencias extrajeran f¨®siles de las regiones colonizadas y las llevaran a las capitales para su exhibici¨®n y estudio. ¡°En este momento, lo que est¨¢ sucediendo es la ciencia de paraca¨ªdas¡±, explica la paleont¨®loga Nussaibah Raja-Schoob, ¡°donde los cient¨ªficos de los pa¨ªses m¨¢s ricos van a los pa¨ªses m¨¢s pobres, recolectan f¨®siles y datos y luego los llevan a sus instituciones donde los estudian¡±. Esta cient¨ªfica de la Universidad de Erlangen-N¨²remberg (Alemania) denuncia que, adem¨¢s, muchas veces ¡°tampoco hay intercambio de conocimiento con investigadores locales, algo muy similar a lo que suced¨ªa durante la ¨¦poca colonial¡±. Se aprovecha ese recurso natural y no se deja nada a cambio, ni siquiera conocimiento o formaci¨®n acad¨¦mica.
Raja-Schoob public¨® junto a otras seis paleont¨®logas un estudio en el que le pon¨ªan cifras a ese paracaidismo cient¨ªfico. Aunque algunos de los yacimientos m¨¢s provechosos del planeta est¨¢n en pa¨ªses en desarrollo, durante los ¨²ltimos 30 a?os el 97% de los datos f¨®siles los produjeron cient¨ªficos de pa¨ªses ricos. Por inercia hist¨®rica ¡°persiste un desequilibrio de poder global en paleontolog¨ªa¡±, critican. ¡°Nuestros hallazgos muestran que la historia colonial y la econom¨ªa influyen en los patrones que observamos en la paleontolog¨ªa. Verlo tan obvio a partir de los datos fue la mayor sorpresa de todas¡±, asegura la paleont¨®loga.
La historia colonial y la econom¨ªa global distorsionan nuestra comprensi¨®n de la biodiversidad en el pasado remoto ??
— Dr Emma Dunne (@emmadnn) January 7, 2022
?: https://t.co/FGohZdNPFI
(Traducido por @J_BenitoMoreno) pic.twitter.com/dNi5xRM1kH
Seg¨²n sus n¨²meros, el pa¨ªs que m¨¢s f¨®siles estudia es EE UU, pero muchos de esos los ha extra¨ªdo en sus propias tierras. En cambio, le siguen otros tres, Alemania, Reino Unido y Francia, que proporcionalmente explotan muchos f¨®siles de terceros pa¨ªses, y en gran parte sin colaboraci¨®n local. Lo que definen como paracaidismo. Espa?a es el d¨¦cimo pa¨ªs por producci¨®n cient¨ªfica en este campo, pero ¡°m¨¢s de la mitad proviene de datos recopilados localmente, es decir, investigadores espa?oles que investigan f¨®siles espa?oles¡±, se?ala Raja-Schoob. Y reclama: ¡°Creo que los investigadores de todo el mundo, especialmente los de los pa¨ªses m¨¢s ricos, deber¨ªan pensar en las consecuencias de no comprometerse con las comunidades locales y los investigadores de un pa¨ªs en su ciencia cuando est¨¢n investigando en el extranjero¡±.
M¨¢s adelante, particip¨® en un nuevo estudio repasando la trayectoria de dos regiones muy ricas en f¨®siles en M¨¦xico y en Brasil, dos pa¨ªses en los que est¨¢ prohibido exportar esos tesoros. Aun as¨ª, se producen innumerables irregularidades, como explica el autor principal del estudio, Juan Carlos Cisneros, de la brasile?a Universidad Federal de Piau¨ª. ¡°Se produce una asimetr¨ªa enorme. En arqueolog¨ªa se habla de este problema, en los museos tambi¨¦n, pero en paleontolog¨ªa es un tab¨². Tenemos que hablar de esto porque existe, no meterlo debajo de la alfombra¡±, exige Cisneros.
Esta asimetr¨ªa que denuncia se da entre pa¨ªses productores de f¨®siles, en el sur global, y pa¨ªses productores de conocimiento cient¨ªfico gracias a esos materiales, en el norte rico, que se sirve de los objetos recogidos ahora o en ese pasado colonial. Como explica el paleont¨®logo espa?ol Juan Carlos Guti¨¦rrez Marco, del Instituto de Geociencias (CSIC-UCM), a veces es lo normal que se aproveche el conocimiento obtenido hace d¨¦cadas. ¡°Hay muchos j¨®venes que no tienen los recursos para salir al campo y entonces ?qu¨¦ hacen? Pues abren cajones de museos y se encuentran un f¨®sil de hace 80 o 180 a?os y lo describen porque es un dinosaurio nuevo. ?Y si ese hueso es de ?frica, eso es ciencia paracaidista o colonialista? Pues no, es que no hay dinero y se han aprovechado los recursos del museo¡±, defiende.
Inercias hist¨®ricas
Hay, por tanto, distintos problemas. Por un lado, cient¨ªficos del norte que aprovechan el mercado negro o exportan de manera irregular. Adem¨¢s, otros que se despliegan en los pa¨ªses originarios sin compartir el conocimiento generado, ni colaborando con investigadores locales. Otra situaci¨®n es cuando se aprovechan inercias hist¨®ricas para seguir publicando con f¨®siles extra¨ªdos hace d¨¦cadas.
Guti¨¦rrez Marco recuerda cuando Espa?a era yacimiento para otros pa¨ªses en la d¨¦cada de 1970. ¡°Lo hemos sufrido durante muchos a?os. En mi juventud ven¨ªan los alemanes y los holandeses y se llevaban camionetas enteras llenas de f¨®siles y desde luego la parte espa?ola no aparec¨ªa por ning¨²n lado en su trabajo¡±, cuenta.
Muchos pa¨ªses fuente de f¨®siles desarrollan normativa estricta que impide ese paracaidismo, como Argentina, pero estos cient¨ªficos denuncian que mientras no se tomen medidas desde dentro, el problema se seguir¨¢ produciendo. Como muestran estos estudios recientes, la cuesti¨®n se ha trasladado desde los que legislan a otros como Myanmar o Rep¨²blica Dominicana, donde se extraen numerosas piezas de ¨¢mbar con insectos atrapados dentro hace docenas de millones de a?os. ¡°Los mismos mineros est¨¢n vendiendo bolsas llenas de ¨¢mbar a un precio absolutamente irrisorio. Y yo no he comprado, y eso que no hay una ley que me diga que eso es ilegal. Lo que pasa es que no se hacen esas cosas¡±, se?ala Enrique Pe?alver, paleont¨®logo del Instituto Geol¨®gico y Minero de Espa?a (IGME), que ha trabajado con materiales de esos pa¨ªses.
Hay algunos casos de mala praxis, pero los paleont¨®logos no vamos por ah¨ª robando f¨®silesEnrique Pe?alver, IGME
Tanto Guti¨¦rrez Marco como Pe?alver explican que cuando van a trabajar a esos pa¨ªses intentan formar a j¨®venes cient¨ªficos de all¨ª, y que los f¨®siles se quedan en instituciones locales. Pero no siempre es f¨¢cil establecer colaboraciones porque las administraciones carecen de los recursos para financiar estudios o doctorados en lugares como Marruecos. ¡°Creo que se exagera usando el t¨¦rmino colonialismo. Hay algunos casos evidentes de mala praxis, pero los paleont¨®logos no vamos por ah¨ª robando f¨®siles como en las pel¨ªculas¡±, resume Pe?alver, tras explicar c¨®mo pelea para que f¨®siles dominicanos permanezcan en museos p¨²blicos del pa¨ªs, al cargo de cient¨ªficos locales, y no en colecciones privadas.
Todos los investigadores consultados coinciden en que las malas pr¨¢cticas no suponen solo un problema ¨¦tico, sino sobre todo una tragedia cient¨ªfica. ¡°La paleontolog¨ªa es una ciencia que depende mucho del contexto en el que se encuentra todo¡±, resume Cisneros. ¡°Si encuentras un dinosaurio en Brasil, no solamente vas a excavar ese dinosaurio, vas a ver todo lo que hay alrededor: f¨®siles de otras especies, de qu¨¦ punto sali¨®, de qu¨¦ nivel. Cuando adquieres un f¨®sil en el mercado negro, todo eso se pierde. A veces incluso los f¨®siles han sido adulterados. Esa informaci¨®n se pierde y ya no se recupera. Es ciencia mal hecha¡±, lamenta el investigador.
Omar Regalado, investigador mexicano en la alemana Universidad de Tubinga, es otro de los paleont¨®logos que denuncian los problemas, sobre todo porque cree que da?an la reputaci¨®n de todo el colectivo. Y asegura que no se trata de nacionalismo. ¡°La denuncia es general. En M¨¦xico, tambi¨¦n existen pr¨¢cticas en las que se hacen colectas de muestras descontextualizadas. Debemos cuidar que los extranjeros no hagan las cosas mal, pero antes se predica con el ejemplo. Tenemos que seguir estos est¨¢ndares ¨¦ticos para que podamos exig¨ªrselos a la comunidad internacional¡±, reclama.
En general, los paleont¨®logos son optimistas sobre el resultado de esta conversaci¨®n global que comenz¨® con campa?as en redes para reclamar la vuelta del Ubirajara, todav¨ªa pendiente de que se resuelva diplom¨¢ticamente entre instituciones alemanas y brasile?as. ¡°Recibimos algunos comentarios negativos¡±, admite Raja-Schoob, ¡°pero los positivos definitivamente los superan en n¨²mero¡±. ¡°Nuestro art¨ªculo ya se ha incluido en los materiales de lectura para estudiantes de muchos departamentos¡±, celebra.
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