Toreros, trenes voladores y ovaciones a Franco: las pel¨ªculas in¨¦ditas del ingeniero Jos¨¦ Hern¨¢ndez Santorcuato
Salen a la luz los 1.500 metros de cine dom¨¦stico que el director de la General El¨¦ctrica Espa?ola grab¨® entre 1962 y 1971
Dos veintea?eros, el espa?ol Jos¨¦ Hern¨¢ndez Santorcuato y la francesa Raimonde Bertin, se enamoraron perdidamente en Toulouse, donde ¨¦l estudiaba ingenier¨ªa el¨¦ctrica y ella, filosof¨ªa y letras. Se casaron un d¨ªa de verano de 1933 y tuvieron siete hijos. Sus fotos de entonces son como las de cualquier otra pareja feliz, llenas de sonrisas radiantes, bromas c¨®mplices y caranto?as. Tras cumplir 46 a?os, ella muri¨® de forma inesperada en una operaci¨®n rutinaria. Cuando el propio Hern¨¢ndez Santorcuato falleci¨® tres d¨¦cadas despu¨¦s, en 1989, sus hijos se encontraron con una maleta llena de cartas de amor entre los dos. Su hija Marie France recuerda ahora que decidi¨® tirarlas a la basura. ¡°Me parec¨ªa que era entrar en su intimidad. ?Qu¨¦ importa lo que se dijeran?¡±, reflexiona. Lo que s¨ª conserv¨® la familia fue el otro tesoro que dej¨® el ingeniero: una colecci¨®n de 1.500 metros de pel¨ªculas caseras. Es una ventana a un mundo ya desaparecido.
Hern¨¢ndez Santorcuato dirigi¨® durante casi todo el franquismo una de las mayores empresas de Espa?a, la General El¨¦ctrica Espa?ola, un gigante con sede en el Gran Bilbao que fabricaba motores de trenes y las enormes m¨¢quinas que generaban electricidad en los famosos pantanos del dictador Francisco Franco. El ingeniero iba siempre con una c¨¢mara tomavistas en la mano. Sus pel¨ªculas, grabadas entre 1962 y 1971, muestran el d¨ªa a d¨ªa de una familia, pero tambi¨¦n los grandes avances tecnol¨®gicos de la ¨¦poca, como el tren volador de Ch?teauneuf-sur-Loire (Francia), un artefacto tan moderno que tambi¨¦n aparece en el filme futurista Fahrenheit 451, rodado en 1966 por Fran?ois Truffaut.
El ingeniero fue un testigo excepcional del franquismo. Su colecci¨®n, a la que ha tenido acceso EL PA?S, incluye corridas de toros de El Cordob¨¦s, coches Seat 600, concentraciones fascistas, obispos, minifaldas, tirachinas, tabaco por doquier y procesiones por las calles en construcci¨®n de la Espa?a del desarrollismo. Marie France Hern¨¢ndez Bertin, de 76 a?os, recuerda que a su padre le parec¨ªa ¡°maravilloso¡± cualquier avance t¨¦cnico. ¡°Se trajo de Estados Unidos el primer frigor¨ªfico de enchufar que, yo creo, hubo en Espa?a. Lo mand¨® por barco y estaba en mi casa¡±, ilustra.
Una nieta del ingeniero, Bel¨¦n Astorqui, dirige precisamente una empresa, Pimpampelis, dedicada a elaborar pel¨ªculas documentales con fotos y v¨ªdeos de familias, pero nunca se hab¨ªa enfrentado al material de su propio abuelo, rodado en formatos 8 mil¨ªmetros y super-8. ¡°En casa del herrero, cuchillo de palo¡±, bromea. Hasta que un d¨ªa se enter¨® de que el Museo Online de Cine Autobiogr¨¢fico (MOCA) y la empresa gallega Caf¨¦s Candelas hab¨ªan iniciado una campa?a para rescatar pel¨ªculas dom¨¦sticas almacenadas en trasteros de los hogares espa?oles.
¡°Yo ten¨ªa ocho a?itos cuando mi abuelo muri¨®¡±, explica Astorqui. ¡°Era un se?or muy sensible art¨ªsticamente, muy blandito para el estereotipo del directivo del momento. Le encantaba el arte, la fotograf¨ªa y, sobre todo, la tecnolog¨ªa. Era el mundo al rev¨¦s: era tu abuelo el que ten¨ªa lo ¨²ltimo de lo ¨²ltimo. Nuestra primera tele en color nos la dio mi abuelo porque ¨¦l se hab¨ªa comprado una mejor¡±, recuerda la nieta.
Franco es uno de los protagonistas de las pel¨ªculas caseras de Jos¨¦ Hern¨¢ndez Santorcuato. El ingeniero grab¨® al dictador el 19 de junio de 1964 en Bilbao, en los actos por el vigesimos¨¦ptimo aniversario de la entrada de las tropas franquistas en la ciudad durante la Guerra Civil. En las im¨¢genes, se ve a Franco bajo palio, presidiendo una multitudinaria misa p¨²blica en la Plaza Moy¨²a, con todos los edificios cubiertos por banderas rojigualdas. En otra grabaci¨®n, Hern¨¢ndez Santorcuato capta a Franco y a su esposa, Carmen Polo, llegando al pueblo c¨¢ntabro de Castro Urdiales en su yate Azor, escoltado por un buque de guerra.
El historiador de la ciencia Lino Camprub¨ª reivindic¨® en su libro Los ingenieros de Franco (editorial Cr¨ªtica, 2017) a ¡°aquellos ingenieros militares, civiles y agr¨®nomos que supieron situarse en el coraz¨®n de la modernizaci¨®n forzosa del pa¨ªs mediante sus trabajos con el hormig¨®n, el arroz o la hidroelectricidad¡±. El historiador, de la Universidad de Sevilla, subraya que ¡°en la d¨¦cada de 1960 las tasas de crecimiento de la econom¨ªa espa?ola eran s¨®lo comparables a las de Jap¨®n¡±. Esa es la Espa?a que grab¨® Jos¨¦ Hern¨¢ndez Santorcuato.
Camprub¨ª argumenta que la ciencia y la tecnolog¨ªa fueron ¡°una v¨ªa privilegiada para facilitar las alianzas internacionales del franquismo¡±. Las pel¨ªculas caseras del ingeniero lo demuestran. En una de ellas, rodada el 31 de enero de 1969 en Bogot¨¢, el propio Hern¨¢ndez Santorcuato entrega cuatro locomotoras al presidente de Colombia, Carlos Lleras Restrepo. ¡°Los cient¨ªficos e ingenieros adoptaron en importantes ocasiones el papel de diplom¨¢ticos extraoficiales¡±, expone Camprub¨ª en su libro.
El historiador recuerda que Franco recibi¨® el apodo popular de Paco el rana, por su costumbre de inaugurar pantanos. Entre 1940 y 1967 se construyeron unos 300 embalses en Espa?a, seg¨²n Camprub¨ª. La empresa General El¨¦ctrica Espa?ola particip¨® en este esfuerzo colectivo. Hern¨¢ndez Santorcuato grab¨® minuciosamente en 1968 la construcci¨®n de la presa hidroel¨¦ctrica de Alc¨¢ntara, la m¨¢s grande de Europa occidental, en el tramo extreme?o del r¨ªo Tajo. Uno de los 6.000 trabajadores de la presa explic¨® el extra?o ambiente de aquella obra fara¨®nica en un reportaje en EL PA?S: ¡°Aquello parec¨ªa una ciudad del Oeste. Hab¨ªa gente de todas las nacionalidades. Italianos, sobre todo. El dinero corr¨ªa a chorros. Y por las tardes.... ?uy! Por las tardes se armaban unas peleas tremendas. Encima de una mesa se jugaban sueldos de una semana, hab¨ªa mucho dinero¡±.
El director del Museo Online de Cine Autobiogr¨¢fico, Pablo G¨®mez Sala, recuerda la fascinaci¨®n que sinti¨® al ver las pel¨ªculas del ingeniero por primera vez. ¡°Mientras digitaliz¨¢bamos la colecci¨®n nos dimos cuenta del valor de las im¨¢genes que film¨® y de su amor por el cine. Normalmente el cine dom¨¦stico se centra en la vida familiar, pero Jos¨¦ Hern¨¢ndez Santorcuato fue m¨¢s all¨¢¡±, reflexiona. Su museo, fundado desde Vigo en 2020, ya ha rescatado 17 kil¨®metros de pel¨ªculas caseras antiguas.
G¨®mez Sala defiende ¡°el car¨¢cter sanador de la autobiograf¨ªa, que hace que te sientas acompa?ado de los dem¨¢s¡±. Es un efecto que logran las pel¨ªculas de Hern¨¢ndez Santorcuato. Adem¨¢s de trenes voladores y otros ingenios el¨¦ctricos, tambi¨¦n grab¨® la intimidad de su familia, muy alejada de la g¨¦lida caricatura de los ingenieros del franquismo. El director de la General El¨¦ctrica Espa?ola aparece en las im¨¢genes bailando la conga, tirado por el suelo y con una actitud permanente de guasa, como destaca su nieta: ¡°Vemos que, adem¨¢s de ser un se?or ingeniero, un se?or director y todas estas cosas superimportantes y relevantes hist¨®ricamente, pues era sobre todo el padre de siete hijos en una familia donde para ¨¦l disfrutar de los suyos era superimportante¡±.
Bel¨¦n Astorqui recuerda un fragmento del libro La guerra no tiene rostro de mujer, de la escritora bielorrusa Svetlana Alexi¨¦vich. ¡°Por mucho que me guste mirar el cielo o el mar, observar un grano de arena por un microscopio me fascina a¨²n m¨¢s. El mundo en una gota de agua. Esa vida enorme e inveros¨ªmil que descubro all¨ª¡±, escribi¨® la ganadora del Nobel de Literatura. ¡°Para m¨ª, una persona es mucho. En su interior hay de todo, m¨¢s que suficiente para perderme¡±.
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