Muere Frank Drake, el hombre que buscaba extraterrestres
El astr¨®nomo que fund¨® SETI, para la b¨²squeda de inteligencia alien¨ªgena, logr¨® el respeto de la comunidad cient¨ªfica
El hombre que envi¨® el primer mensaje de los terr¨ªcolas a las civilizaciones extraterrestres muri¨® el viernes pasado en su casa de Aptos, California, a la edad de 92 a?os. Frank Drake (Chicago, 1930) fue el astrof¨ªsico que, a lo largo de su vida, fue capaz de transformar un asunto propio de c¨®mics y de la ciencia ficci¨®n en una disciplina respetada por la comunidad cient¨ªfica.
Cuando empez¨® a trabajar como astr¨®nomo, a finales de los a?os 50, la radioastronom¨ªa estaba en su auge y las nuevas antenas, o radiotelescopios, que se estaban construyendo empezaban a mostrar una cara del cosmos...
El hombre que envi¨® el primer mensaje de los terr¨ªcolas a las civilizaciones extraterrestres muri¨® el viernes pasado en su casa de Aptos, California, a la edad de 92 a?os. Frank Drake (Chicago, 1930) fue el astrof¨ªsico que, a lo largo de su vida, fue capaz de transformar un asunto propio de c¨®mics y de la ciencia ficci¨®n en una disciplina respetada por la comunidad cient¨ªfica.
Cuando empez¨® a trabajar como astr¨®nomo, a finales de los a?os 50, la radioastronom¨ªa estaba en su auge y las nuevas antenas, o radiotelescopios, que se estaban construyendo empezaban a mostrar una cara del cosmos desconocida. Las ondas de radio, junto a las de la luz, son de hecho las ¨²nicas que pueden penetrar la atm¨®sfera terrestre, y ofrecen a los cient¨ªficos informaciones sobre los objetos celestes que los telescopios ¨®pticos terrestres, los ¨²nicos que se utilizaban por aquel entonces, no pod¨ªan dar.
El radiotelescopio de Green Bank, en Virginia Occidental (EE UU), hab¨ªa sido construido solo dos a?os antes de que un joven Drake descubriera el campo magn¨¦tico alrededor de J¨²piter, el m¨¢s poderoso de todos los planetas del sistema solar, y que la temperatura en Venus no variaba entre el d¨ªa y la noche, dos d¨¦cadas antes que una sonda visitara el planeta. Pero fue cuando a¨²n no ten¨ªa ni 30 a?os, en 1960, cuando Drake desafi¨® por primera vez el sentido com¨²n. Apunt¨® el telescopio de Green Bank durante unas semanas hacia dos estrellas cercanas y parecidas al Sol, Tau Ceti y Epsilon Eridani, a 12 a?os luz de distancia de la Tierra, persuadido de que ser¨ªa capaz de detectar se?ales radio de las civilizaciones que, estaba convencido, deb¨ªa albergar cualquier sistema planetario alrededor de una estrella. Bautiz¨® este experimento como Proyecto Ozma, del nombre de una reina del cuento de El Mago de Oz. ¡°Ning¨²n cient¨ªfico serio trabajar¨ªa en esa ¨¢rea¡±, recordaba ¨¦l mismo con sorna.
Fue una decepci¨®n que la se?al que vio fuera solo la interferencia de una fuente terrestre. Sin embargo, este fue el primer paso de lo que, d¨¦cadas despu¨¦s, se convertir¨ªa en el proyecto SETI, para la b¨²squeda de inteligencias extraterrestres, que ¨¦l mismo contribuy¨® a fundar. Y eso que el primer planeta extrasolar no fue observado hasta el a?o 1995: Drake ya entonces no ten¨ªa duda que deb¨ªa haber otros sistemas planetarios en la galaxia.
Tan convencido estaba que fue ¨¦l quien elabor¨® en esa misma ¨¦poca la ecuaci¨®n m¨¢s famosa de la astrof¨ªsica despu¨¦s de E=mc?: una expresi¨®n para estimar el n¨²mero de civilizaciones observables en nuestra galaxia, la V¨ªa L¨¢ctea. La Ecuaci¨®n de Drake dec¨ªa que este n¨²mero era igual al producto entre la tasa de formaci¨®n estelar (el ¨²nico par¨¢metro que entonces era calculable mediante la observaci¨®n), el porcentaje de estrellas dotadas de sistema planetario (hoy se estima que al menos la mitad de las estrellas tienen uno), el n¨²mero medio de planetas habitables en cada uno de estos sistemas, el porcentaje de ellos donde se desarrolle la vida, el porcentaje de ellos donde la vida sea inteligente, el porcentaje de ellos donde la vida inteligente cree una sociedad tecnol¨®gica, y todo ello multiplicado por el n¨²mero de a?os que dure esta civilizaci¨®n tecnol¨®gicamente avanzada.
A todas luces, se trata de una ecuaci¨®n totalmente especulativa: al fin y al cabo, de momento solo conocemos un ejemplo de este tipo de civilizaci¨®n. Sin embargo, el potencial imaginativo que desprende es tan poderoso que la ha convertido en ic¨®nica. Quiz¨¢s gracias al sue?o (y el miedo) de que no estemos solas y solos en el universo.
A?os despu¨¦s, Drake tuvo la oportunidad de protagonizar, como representante de los terr¨ªcolas, una de estas civilizaciones de cara al resto del universo. En la inauguraci¨®n en noviembre de 1974 de los nuevos instrumentos montados en el emblem¨¢tico telescopio de Arecibo (hoy en ruinas), que lleg¨® a dirigir, en Puerto Rico, Drake prepar¨® un mensaje de 3 minutos y exactamente 1.679 bits (una nimiedad, es el equivalente a menos de una p¨¢gina de texto) que emiti¨® en direcci¨®n del c¨²mulo de m¨¢s de 300.000 estrellas, M13. Dentro de 20.000 a?os, si hay alguien all¨¢ que est¨¦ escuchando en ese momento, y que entienda que se trata de una matriz 23 x 73 pixeles (23 y 73 son dos n¨²meros primos cuyo producto da exactamente 1679), ver¨¢ un sencillo dibujo de una doble h¨¦lice, con el n¨²mero de nucle¨®tidos y los n¨²meros at¨®micos de los elementos que los componen (carbono, hidrogeno, ox¨ªgeno, nitr¨®geno y f¨®sforo), un esbozo de ser humano, un n¨²mero en c¨®digo binario que indica nuestra altura media (en funci¨®n de la longitud de onda a la que se envi¨® el mensaje), otro que indica cu¨¢ntos ¨¦ramos (4.000 millones entonces), un mapa simplificado de nuestro sistema solar (a¨²n con el planeta Plut¨®n que en 2006 fue degradado) y finalmente un esquema del propio telescopio de Arecibo, en forma de par¨¢bola.
No perdi¨® tampoco la oportunidad de enviar otro mensaje en la botella a quienes est¨¦n del otro lado del oc¨¦ano c¨®smico: cuando la NASA lanz¨® las dos sondas gemelas Pioneer 10 y 11 (en 1972 y 1973) elabor¨® junto con Carl Sagan un dibujo en una placa de oro-aluminio destinado a quienes, dentro de miles de a?os, puedan interceptar estas sondas, que hoy se estima se encuentran a 110 veces la distancia entre Tierra y Sol. Aparte del dibujo de un hombre y una mujer, de nuestro sistema planetario y de la propia sonda y su recorrido, lo m¨¢s interesante es el mapa c¨®smico para identificar el Sol, en funci¨®n de los 14 p¨²lsares m¨¢s cercanos. Los p¨²lsares son estrellas muy densas que rotan muy r¨¢pidamente emitiendo una se?al luminosa a intervalos muy regulares, como un faro c¨®smico, que justamente la radioastr¨®noma Jocelyn Bell hab¨ªa descubierto pocos a?os antes (al principio se hab¨ªa cre¨ªdo que pod¨ªan ser se?ales alien¨ªgenas, cosa imposible una vez calculada la energ¨ªa involucrada). Estas estrellas seguro que ser¨ªan conocidas por otros observadores c¨®smicos, y dando frecuencia y posici¨®n relativa, Drake y Sagan pensaban que podr¨ªan constituir referencias espaciales absolutas pera un eventual receptor de la placa.
Fueron estas inquietudes y esta visi¨®n imaginativa las que dieron forma a SETI, que durante muchos a?os fue obstaculizado por la comunidad astron¨®mica, preocupada de garantizar la financiaci¨®n de proyectos m¨¢s s¨®lidos, y de la propia pol¨ªtica, que durante a?os intent¨® (y a veces consigui¨®) cortar el grifo del proyecto. Famoso se hizo el desencuentro entre Drake y el senador dem¨®crata de Wisconsin William Proxmire, fiero opositor del despilfarro de dinero de la NASA para la b¨²squeda de hombrecillos verdes. Drake, para burlarle, le intent¨® apuntar sin ¨¦xito a la Asociaci¨®n de Terraplanistas (Flat Earth Society).
Hoy en d¨ªa, SETI se ha afianzado como una instituci¨®n respetable, el Instituto SETI, del que Drake fue presidente entre 1984 y 2010. El organismo analiza datos de observaciones radioastron¨®micas para comprobar si existen se?ales artificiales m¨¢s all¨¢ de los producidos por estrellas y galaxias, e ide¨® uno de los primeros ejemplos de ciencia ciudadana (miles de usuarios en todo el mundo han prestado las CPUs de sus ordenadores para analizar los datos proporcionados por SETI). La instituci¨®n tambi¨¦n colabora con la NASA en proyectos de exploraci¨®n planetaria y personas como Stephen Hawking contribuyen econ¨®micamente a su sostenimiento. En una de sus ¨²ltimas actividades, el Proyecto Breakthrough Listen, escanear¨¢ un mill¨®n de estrellas de nuestras galaxias.
Los seres humanos llevan m¨¢s de un siglo buscando alien¨ªgenas (sin ¨¦xito). Y as¨ª como para la misi¨®n Artemis o la futura exploraci¨®n de Marte, la NASA sabe muy bien que para empujar la I+D no hay nada mejor que hacernos so?ar. Y nadie tuvo sue?os de alcance m¨¢s extenso que Frank Drake.
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