Un buscador inform¨¢tico para detectar antidepresivos entre las drogas psicod¨¦licas
El sistema hall¨® dos mol¨¦culas entre 75 millones con unos efectos antidepresivos en ratones similares a los del Prozac con una dosis 40 veces menor
Durante los ¨²ltimos a?os, el inter¨¦s por el potencial terap¨¦utico de sustancias psicod¨¦licas como el LSD o la psilocibina se ha incrementado. Adem¨¢s, hay indicios de que las reticencias por su historia asociada a un consumo recreativo se est¨¢n diluyendo. Este mismo a?o, Canad¨¢ autoriz¨® el uso de drogas psicod¨¦licas para tratar ciertas enfermedades mentales m¨¢s all¨¢ de los ensayos cl¨ªnicos o el uso compasivo, y uno de los ¨²ltimos f¨¢rmacos aprobados contra la depresi¨®n, la esketamina, es un gemelo de la ketamina, que tambi¨¦n se emplea con fines hedonistas.
Una de las limitaciones de algunas de estas sustancias es su efecto alucin¨®geno, pero tal y como ha demostrado un equipo de cient¨ªficos liderado por Brian Shoichet, Jon Ellman y Bryan Roth, el efecto antidepresivo se puede separar de visiones indeseadas en un ¨¢mbito m¨¦dico. El equipo de cient¨ªficos ya lleva tiempo explorando c¨®mo se unen mol¨¦culas similares al LSD con el receptor de la serotonina HTR2A en la superficie de las c¨¦lulas del cerebro. As¨ª, quer¨ªan aislar su poder terap¨¦utico para buscar f¨¢rmacos que se acoplen de tal forma que solo produzcan los efectos deseados.
Conociendo ese encaje, han empleado un sistema inform¨¢tico para predecir qu¨¦ mol¨¦culas pueden tener un encaje mejor con el receptor de la serotonina para producir efectos antidepresivos. En total, probaron 75 millones de mol¨¦culas de la familia del LSD virtualmente y seleccionaron dos que activaban esas v¨ªas. Despu¨¦s, seg¨²n explican en un art¨ªculo que acaban de publicar en la revista Nature, las pusieron a prueba en ratones y observaron que lograban el mismo efecto antidepresivo que la fluoxetina (el conocido Prozac), pero con una dosis 40 veces menor y sin alucinaciones.
Aunque los autores reconocen que es necesario continuar investigando los efectos de estas mol¨¦culas antes de probarlas en humanos, creen que puede ser una forma de acelerar el descubrimiento de nuevos f¨¢rmacos, psiqui¨¢tricos y de otro tipo. Shoichet, investigador de la Universidad de California en San Francisco (EE UU) explica que, por un lado, ¡°quer¨ªan ampliar las sustancias presentes en las librer¨ªas virtuales¡± que se pueden utilizar para cribar compuestos con potencial terap¨¦utico ¡°y estas tetrahidropiridinas contaban con pocas muestras en esas librer¨ªas¡±. ¡°Adem¨¢s, quer¨ªamos ver si esta estrategia de cubrir huecos en el espacio qu¨ªmico [prediciendo el efecto de las mol¨¦culas viendo c¨®mo encajan en nuestro organismo] pod¨ªa funcionar desde el punto de vista pr¨¢ctico¡±, contin¨²a.
El poder antidepresivo de sustancias psicod¨¦licas como el LSD o la psilobicina presente en algunas setas se conoce desde hace tiempo y se ha propuesto para tratar algunos trastornos psiqui¨¢tricos. Sin embargo, los efectos secundarios alucin¨®genos son una limitaci¨®n. Los resultados que publica este mi¨¦rcoles Nature ser¨ªan un paso para aprovechar el potencial de estas mol¨¦culas.
El hallazgo no se limita a la b¨²squeda de f¨¢rmacos antidepresivos. Shoichet recuerda que ya han empleado con ¨¦xito el mismo enfoque en la b¨²squeda de f¨¢rmacos para combatir los trastornos del sue?o y para investigar un receptor relacionado con la percepci¨®n del dolor. Con la informaci¨®n obtenida en esos trabajos tambi¨¦n est¨¢n investigando la posibilidad de desarrollar tratamientos para el dolor potentes sin necesidad de opioides.
La posibilidad de realizar ensayos cl¨ªnicos para probar el funcionamiento de f¨¢rmacos con sistemas inform¨¢ticos, adem¨¢s de como un m¨¦todo para acelerar el descubrimiento de nuevos medicamentos, se ha planteado como una forma de reducir el sufrimiento animal implicado en esos avances. Shoichet lamenta que ¡°en el futuro cercano, los ensayos con animales ser¨¢n necesarios¡±. ¡°El cuerpo sigue siendo demasiado complejo para hacer predicciones bas¨¢ndose solo en la computaci¨®n y en ensayos in vitro¡±, concluye.
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