En busca del lugar del planeta con m¨¢s cicatrices provocadas por los humanos
Comienza el proceso final para elegir entre nueve lugares la marca m¨¢s evidente del inicio del Antropoceno
Este 17 de noviembre de 2022, un selecto grupo de ge¨®logos, climat¨®logos y paleont¨®logos ha iniciado el proceso final para elegir el lugar del planeta que tiene m¨¢s cicatrices provocadas por los humanos. Durante un mes deber¨¢n analizar los nueve sitios que hayan grabado mejor el impacto de nuestras acciones. El marcador principal es la presencia de material radiactivo procedente de los ensayos de bombas nucleares. Pero tambi¨¦n tendr¨¢n en cuenta la huella clara, continua y contable a?o a a?o en el sedimento de otras creaciones antropog¨¦nicas como, part¨ªculas de la quema de gasolina, micropl¨¢sticos, tecnof¨®siles, CO?... En un mes deber¨ªan tener el candidato a marcar el inicio del Antropoceno.
Aunque el tiempo y su paso sea algo continuo, a los humanos les gusta estabularlo en segundos, d¨ªas, a?os, d¨¦cadas, milenios... La escala temporal geol¨®gica, referida a la historia terrestre, es tan grande que se usan otros t¨¦rminos: cron, edad, ¨¦poca, per¨ªodo, era y e¨®n. Los eones y eras son los mayores rangos temporales, ocupando miles o centenares de millones de a?os. En general, la separaci¨®n entre cada una de las grandes fases la marca alg¨²n cataclismo, como el meteorito que acab¨® con los dinosaurios y marc¨® el fin del periodo Cret¨¢cico y el inicio del Pale¨®geno. Los lapsos inferiores suelen marcarlos eventos m¨¢s c¨ªclicos, como las ¨¦pocas de glaciaci¨®n/deglaciaci¨®n o el cambio de la polaridad magn¨¦tica del planeta. Ahora, la Tierra se encuentra en el Holoceno, una ¨¦poca iniciada hace unos 11.000 a?os, con el fin de la ¨²ltima gran glaciaci¨®n. Lo que discute este grupo de cient¨ªficos, que forman el Anthropocene Working Group (AWG), es si el Holoceno ha acabado y los humanos han iniciado su propia ¨¦poca, la del Antropoceno, y en qu¨¦ lugar ese cambio est¨¢ m¨¢s marcado.
El paleont¨®logo de la Universidad del Pa¨ªs Vasco Alejandro Cearreta, experto en la huella humana y el cambio ambiental, es uno de los 23 miembros del AWG. ¡°Todas las divisiones del tiempo geol¨®gico tienen su estratotipo, un lugar donde los cambios est¨¢n mejor representados¡±, dice. Este grupo lleva a?os buscando y recibiendo propuestas de estratotipos, de lugares que tendr¨ªan la marca definitiva del Antropoceno. A las semifinales, llegaron sitios tan humanos como el vertedero de Fresh Kills (Estados Unidos). Abierto en 1948, fue el basurero de Nueva York durante m¨¢s de medio siglo. Llegaban cada d¨ªa cerca de 30.000 toneladas y se cerr¨® en 2002, con el vertido de los restos de las Torres Gemelas derribadas el a?o anterior. Con una cantidad de 150 millones de toneladas de basura, 70 metros de altura y una superficie de unos 8 millones de metros?, podr¨ªa ser la creaci¨®n humana m¨¢s grande jam¨¢s creada. Pero no cumpl¨ªa todos los requisitos y se qued¨® en el camino.
¡°El plutonio-239 es el marcador primario: es artificial, su presencia es global y podemos seguirlo a?o a a?o¡±Alejandro Cearreta, paleont¨®logo de la Universidad del Pa¨ªs Vasco
¡°La b¨²squeda de un estratipo es complicada¡±, dice Cearreta. Debe tener la marca de un primer cambio, el sello distintivo de uno de los marcadores que han seleccionado. El principal es la presencia de plutonio-239, material usado en la bomba que cay¨® sobre Nagasaki y que aliment¨® la mayor¨ªa de los ensayos nucleares y alimenta los misiles con carga at¨®mica actuales. El plutonio-239 y otros radiois¨®topos como el americio-241 o el cesio-137, todos de factura humana, est¨¢n presentes en los suelos, en las turberas, en el lecho de lagos y mares, atrapados en las columnas de hielo o en los anillos de los ¨¢rboles. ¡°El plutonio-239 es el marcador primario: es artificial, su presencia es global y podemos seguirlo a?o a a?o¡±, a?ade el cient¨ªfico vasco.
Los nueve lugares que han llegado a la selecci¨®n final (denominados con el acr¨®nimo GSSP) han registrado la presencia del plutonio-239 desde los a?os 50 del siglo pasado. Entre ellos, como recoge un art¨ªculo reci¨¦n publicado en la revista cient¨ªfica Science, hay dos sedimentos marinos, uno en el mar B¨¢ltico y el otro en la bah¨ªa de Beppu, en Jap¨®n. Ambos formados por capas de arcillas y limo rico en carbono, han capturado varios de los marcadores del Antropoceno, como part¨ªculas carbon¨ªferas esf¨¦ricas que solo pueden proceder del holl¨ªn liberado por los combustibles f¨®siles, micropl¨¢sticos o pesticidas. Tambi¨¦n bajo el agua est¨¢n dos arrecifes, uno en el golfo de M¨¦xico y el otro en Australia. Los corales pueden capturar cambios geoqu¨ªmicos producidos a?os a a?o y durante siglos. Otros tres candidatos son acu¨¢ticos, pero est¨¢n en el fondo de tres lagos, uno en Canad¨¢, el segundo en China y el tercero es un pantano de una presa estadounidense construida a finales del XIX. Un n¨²cleo de hielo extra¨ªdo de la Ant¨¢rtida y otro de una turbera de los Sudetes, en Polonia, cierran la lista.
El ge¨®logo Colin Waters, profesor honorario de geograf¨ªa en la Universidad de Leicester (Reino Unido), tambi¨¦n es miembro del AWG. Coautor del trabajo publicado en Science recuerda que el lugar ideal para ser considerado un GSSP, un l¨ªmite entre un ¨¦poca o periodo, debe ser ¡°el mejor registro posible de eventos de marcadores relevantes, como el de la precipitaci¨®n de plutonio¡±. Adem¨¢s, ¡°no debe de tener discontinuidades en la acumulaci¨®n de estratos y la tasa de su acumulaci¨®n debe generar el grosor suficiente para poder distinguir entre las unidades de tiempo¡±, detalla en un correo. Otras caracter¨ªsticas esenciales son que el sitio no sea vea alterado por la acci¨®n de organismos biol¨®gicos o actividades humanas y que permita una dataci¨®n a?o a a?o. Por ¨²ltimo, completa Waters, El lugar candidato ¡°debe haber sido estudiado intensamente, ser accesible para futuras investigaciones y estar protegido contra el deterioro¡±.
Esto ¨²ltimo dej¨® fuera Tunelboka en la fase previa de selecci¨®n. Tunelboka es una cala de Getxo (Bizkaia) donde hay unas rocas de reciente formaci¨®n, de no m¨¢s de un siglo. Entre la arena cementada incluyen materiales de desecho del pasado industrial de Bilbao, como escorias del mineral de hierro o trozos del ladrillo usado en los altos hornos. ¡°Ah¨ª los cambios son evidentes, con una capa de tecnof¨®siles de 10 metros¡±, comenta Cearreta, que las ha estudiado bien. ¡°Pero el grosor de la grava es tan grueso que no atrapa bien el marcador primario, el plutonio. Adem¨¢s, est¨¢ la erosi¨®n del mar y no hay garant¨ªas de que permanezca en el sedimento d¨¦cadas, siglos o miles de a?os¡±, a?ade.
Cearreta, Waters y los dem¨¢s miembros del AWG tienen 30 d¨ªas para seleccionar a los sitios finalistas. Si uno de ellos logra el 60% de los votos, pues esa ser¨¢ la propuesta como lugar que marcar¨¢ el inicio del Antropoceno que har¨¢n a la Uni¨®n Internacional de Ciencias Geol¨®gicas (IUGS, por sus siglas en ingl¨¦s), de la que depende este grupo de trabajo. Si no, seguir¨¢n votando hasta elegir a uno de entre esos tres. La decisi¨®n final podr¨ªa ser en marzo, en una cumbre de la IUGS en Berl¨ªn.
Las votaciones son secretas y confidenciales y tienen que decidir otra cosa m¨¢s, adem¨¢s del sitio con las mayores marcas del Antropoceno. Han de determinar si todo el cambio que est¨¢ habiendo es tan grande como para reemplazar al Holoceno. ¡°Tenemos que votar la escala¡±, recuerda Cearreta. El Holoceno es una ¨¦poca, con sus subdivisiones (edad o cron) nombradas recientemente (Groenlandiense, Norgripiense y Megalayense). ¡°Podr¨ªa decidirse que fuera una subdivisi¨®n del Holoceno, una edad, pero la escala de los cambios que los humanos estamos haci¨¦ndole al planeta no tiene precedentes. Hemos visto otras extinciones y cambios geoqu¨ªmicos, pero la velocidad, cantidad e intensidad de los cambios actuales no tienen parang¨®n¡±, a?ade el cient¨ªfico de la Universidad del Pa¨ªs Vasco. Lo que no va a suceder, recuerda Waters en su correo, es clasificar al Antropoceno como un nuevo periodo (ahora estamos en el Cuaternario) y menos a¨²n una nueva era (la actual es la Cenozoica). Un cambio as¨ª exigir¨ªa de un cataclismo como la extinci¨®n de la raza humana. Pero, para entonces, termina Cearreta, ¡°ya no tendr¨ªa sentido llamarlo Antropoceno, ni habr¨ªa quien lo nombrara¡±.
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