Un par¨¢sito ¡®elige¡¯ qu¨¦ lobo ser¨¢ el l¨ªder de la manada
El seguimiento a lobos del parque Yellowstone muestra que los afectados por toxoplasmosis incurren en conductas m¨¢s arriesgadas
En el m¨ªtico parque nacional de Yellowstone (Estados Unidos), los lobos infectados con el Toxoplasma gondii tienen hasta 46 veces m¨¢s probabilidades de ser el l¨ªder de la manada que los sanos. Adem¨¢s, los afectados por la toxoplasmosis provocada por este par¨¢sito tienden a incurrir en conductas m¨¢s arriesgadas. Estos patrones, observados durante los ¨²ltimos 25 a?os, estar¨ªan relacionados con la mayor o menor presencia del otro gran depredador del parque nacional, el puma. Ambos animales comparten territorio y all¨ª donde la densidad de pumas es mayor, tambi¨¦n lo es la infecci¨®n por T. gondii entre los c¨¢nidos. Este protozoo parasitario, temido por todo due?o de gatos, necesita de los felinos para completar su ciclo vital. Con la ayuda de la evoluci¨®n, se las ha ingeniado para influir en la conducta de grandes depredadores como el lobo.
T. gondii puede infectar a cualquier especie de sangre caliente. Una vez se cuela en el organismo, desarrolla quistes en varias partes del cuerpo, en especial, m¨²sculos y cerebro. Aunque podr¨ªa afectar hasta a un tercio de los humanos, solo es peligrosa en beb¨¦s nacidos de madres infectadas y personas con el sistema inmunitario debilitado. En su ciclo vital, pasa por varias fases de desarrollo, iniciado en un felino, seguido de una fase exterior que empieza en su orina y heces, necesitando a hospedadores intermedios antes de completar su reproducci¨®n de nuevo en otro felino. Este ciclo vital ha provocado una extra?a relaci¨®n entre roedores infectados y gatos. Varios estudios han comprobado que los ratones o ratas con toxoplasmosis se sienten atra¨ªdos por el olor de la orina de los gatos, lo que los expone a ser cazados y as¨ª T gondii llega hasta su hospedador final.
Una manipulaci¨®n similar se estar¨ªa dando con el gran depredador del parque nacional de Yellowstone. Cada a?o, los conservadores del parque capturan a una decena de lobos para hacerles un chequeo completo. Tienen datos desde hace d¨¦cadas. Hasta 1999 todas las muestras serol¨®gicas dieron negativo por T. gondii, pero ya el a?o siguiente aparecieron los primeros casos. En 2020, ¨²ltimo a?o con datos disponibles, m¨¢s del 36% de los casi 250 lobos analizados ten¨ªan el par¨¢sito. La prevalencia de la toxoplasmosis tambi¨¦n ha ido en aumento entre los pumas, con m¨¢s de la mitad afectados, de los 62 estudiados. Las causas de este aumento no est¨¢n claras, pero, seg¨²n los expertos, podr¨ªan estar relacionadas con el propio ¨¦xito en la recuperaci¨®n de ambas especies dentro del parque, m¨¢s que con la introducci¨®n del par¨¢sito por otros vectores, como el gato dom¨¦stico.
Estas cifras llevaron a los cient¨ªficos del parque a preguntarse si, m¨¢s all¨¢ de la salud, el T. gondii estaba teniendo alg¨²n impacto en la conducta. Con los datos acumulados en los ¨²ltimos 25 a?os, recopilaron casos de conductas de riesgo y las agruparon en tres categor¨ªas. Primero, su adaptaci¨®n a la presencia humana, acerc¨¢ndose cada vez m¨¢s a humanos y coches. Adem¨¢s, observaron el alejamiento de la manada, ya que, como los humanos, los lobos son animales sociales y los solitarios tienen una mayor tasa de mortalidad. Por ¨²ltimo, revisaron las peleas por el trono, las disputas por el liderazgo de la manada. Estos c¨¢nidos tienen una jerarqu¨ªa social muy definida y el puesto de l¨ªder se gana retando al jefe de la manada.
Los resultados del seguimiento, publicados en la revista especializada Communications Biology, no encontraron ninguna relaci¨®n entre infecci¨®n por T. gondii y mayor cercan¨ªa a los humanos. Sin embargo, vieron que, por cada lobo solitario sano, hab¨ªa dos infectados que se hab¨ªan alejado de la manada (un porcentaje de afectados del 18% frente al 36%, respectivamente). M¨¢s intrigante a¨²n: los lobos seropositivos tienen muchas m¨¢s probabilidades de ser el l¨ªder de la manada, en concreto, hasta 46 veces m¨¢s que un seronegativo. Estas observaciones encajan con una tercera. Los autores del estudio observaron que el grado de solapamiento del territorio de pumas y lobos aparec¨ªa relacionado con la incidencia de la enfermedad. As¨ª, mientras en las ¨¢reas con una baja densidad de felinos, la prevalencia de la toxoplasmosis no llegaba al 15%, en las que abundaban estos grandes gatos, el 37% de los c¨¢nidos estaban infectados.
¡°Si los lobos atraparan a un puma en el suelo, es probable que lo atacaran y mataran, esa puede ser una forma en que los lobos se est¨¢n infectando con toxoplasmosis¡±Connor Meyer, investigador de la Universidad de Montana, Estados Unidos
Connor Meyer, estudiante de posgrado de la Universidad de Montana (Estados Unidos), pas¨® varias temporadas en Yellowstone investigando este extra?o tr¨ªo entre lobos, par¨¢sitos y pumas. ¡°Los lobos no necesariamente evitan a los pumas. En las interacciones directas entre las dos especies, ellos suponen m¨¢s peligro para los pumas que estos para los lobos¡±, recuerda Meyer, que a?ade: ¡°Si los lobos atraparan a un puma en el suelo, es probable que lo atacaran y mataran, y esa puede ser una forma en que los lobos se est¨¦n infectando con toxoplasmosis¡±. O al rev¨¦s, que sea una forma por la que el par¨¢sito logra llegar a su hospedador final en la refriega y completar su ciclo vital.
A Meyer y sus colegas del Servicio Nacional de Parques Nacionales que colaboraron en la investigaci¨®n les preocupa el impacto de estas conductas de riesgo en la manada en su conjunto. ¡°Los l¨ªderes de la manada, parece que la l¨ªder hembra especialmente, tienen mucho que decir sobre c¨®mo, cu¨¢ndo y d¨®nde se mueve una la manada por el territorio. As¨ª que podr¨ªa estar ense?ando a los compa?eros de manada no infectados a tomar decisiones m¨¢s arriesgadas¡±, recuerda el cient¨ªfico estadounidense. Por ahora, no han detectado una mayor mortalidad por causas relacionadas con la conducta entre los infectados por el Toxoplasma gondii.
?Qu¨¦ gana el par¨¢sito eligiendo al l¨ªder de la manada? En roedores se ha visto la relaci¨®n casi mec¨¢nica entre infecci¨®n y acercamiento a los gatos, el destino necesario para estos protozoos. Alg¨²n estudio ha observado que los chimpanc¨¦s infectados pierden su aversi¨®n hacia la orina del leopardo, se?al inequ¨ªvoca de que uno ronda cerca y los leopardos son su gran depredador. Meyer opina en esa l¨ªnea: ¡°Todo esto es especulativo, pero evolutivamente, si mir¨¢semos atr¨¢s, a la Am¨¦rica del Norte del pleistoceno, los lobos estar¨ªan m¨¢s abajo en la cadena alimentaria y habr¨ªa a¨²n leones americanos [extinguidos hace unos 8.000 a?os]. De ser as¨ª, probablemente ver¨ªamos algo similar a lo que vemos en las hienas manchadas y los leones africanos, donde los cachorros de hiena positivos por toxoplasmosis tienen m¨¢s probabilidades de acercarse a los leones... Entonces, los efectos de comportamiento que estamos viendo ahora pueden ser remanentes de esa din¨¢mica del Pleistoceno¡±.
La referencia a las hienas de Meyer se refiere a una investigaci¨®n publicada el a?o pasado y que lleg¨® a un descubrimiento fascinante: teniendo en cuenta todas las causas de mortalidad entre las cr¨ªas de hiena moteada, el 100% de las muertas infectadas cayeron bajo las fauces de los leones, frente al 17% de las sanas fallecidas. El trabajo, basado en tres d¨¦cadas de observaciones de dos centenares de hienas de la reserva de Masai Mara, detect¨® que las cr¨ªas afectadas por el par¨¢sito eran m¨¢s imprudentes, incurriendo en pr¨¢cticas de evidente riesgo, como no mantener las distancias con los leones. Tambi¨¦n las hienas adultas con toxoplasmosis tentaban m¨¢s a la suerte, acerc¨¢ndose a su ¨²nico gran enemigo. El resultado es una mayor mortalidad. De 33 casos de hienas muertas con causa conocida, las infectadas ten¨ªan el doble de probabilidades de haber muerto por el ataque los grandes felinos. Los leones no se comen a las hienas, pero solo morder su cabeza ya abre la posibilidad de que los quistes de T. gondii pasen al le¨®n y el par¨¢sito pueda volver a reproducirse.
El ec¨®logo de la Universidad de Colorado en Boulder (Estados Unidos) Zachary Laubach, que particip¨® en la investigaci¨®n con las hienas, detalla que ¡°los cachorros infectados ten¨ªan una mayor mortalidad causada por leones que los cachorros no infectados¡±, aunque reconoce que el tama?o de la muestra era relativamente peque?o. En cuanto al rango, no observaron una conexi¨®n entre par¨¢sito y liderazgo. La jerarqu¨ªa social en ambas especies es muy diferente. La hienas heredan el rango que tienen su madres. Adem¨¢s, el tama?o del grupo es muy diferente. Entre los lobos, las manadas son de una media docena de animales, todos emparentados. Entre las hienas, los clanes pueden estar formados por m¨¢s de 100 adultos.
Dejando a un lado a los gatos dom¨¦sticos, los casos de chimpanc¨¦s, lobos y hienas explicar¨ªan la pervivencia del par¨¢sito entre los humanos como una herencia del pasado. Hoy, el par¨¢sito aparece relacionado con una mayor incidencia de suicidios y agresividad, pero ya no somos un buen hospedador intermedio. Pero en el pasado, como se?alan los autores del estudio de los lobos, los humanos tambi¨¦n eran presas de los grandes felinos.
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