Sembrar las nubes para que llueva, una idea que no acabar¨¢ con la sequ¨ªa
En M¨¦xico dispersan yoduro de plata para aumentar las precipitaciones, pero los expertos advierten de que esta pr¨¢ctica no sirve para combatir sequ¨ªas como la que vive Espa?a
El 22 de febrero de 2021 se inici¨® un incendio entre los t¨¦rminos municipales de Santiago y Arteaga (en el noreste de M¨¦xico). Esta zona de la Sierra Madre Oriental es tierra de manzanos y trigales. Durante m¨¢s de un mes, no hubo manera de controlar el fuego. Ni siquiera los aviones DC-10 alquilados a Estados Unidos y cargados en Texas con sustancias retardantes pudieron frenarlo. Cuando ya llevaba m¨¢s de 13.000 hect¨¢reas quemadas, los militares mexicanos ordenaron al ingeniero Alejandro Trueba que les llevara el avi¨®n que le hab¨ªan prestado para su plan de provocar la lluvia en Baja California, en la otra punta del pa¨ªs. ¡°Quer¨ªan probarnos, no cre¨ªan que pudi¨¦ramos apagar el incendio¡±, recuerda Trueba. ¡°Se esperaba que unas nubes pasaran sobre el incendio, pero lo hicieron a m¨¢s de 100 kil¨®metros. Colocamos el avi¨®n sobre ellas, trazamos l¨ªneas [de yoduro de plata] hacia el incendio y vimos como las nubes se desplazaban, cubriendo de lluvia las 13.000 hect¨¢reas del incendio¡±, cuenta. Trueba es el fundador de Startup Renaissence, una joven empresa que siembra las nubes de part¨ªculas de plata para que llueva. En M¨¦xico, como en Espa?a, en Israel, Australia o China, amenaza la sequ¨ªa, y hay quienes piensan que sembrar las nubes es una buena idea para combatirla. Pero depende de a qui¨¦n se le pregunte.
Trueba es un firme defensor de la siembra de nubes. Llevaban solo seis vuelos sobre el desierto de Baja California cuando les llamaron para combatir el fuego de Sierra Madre. Dos a?os despu¨¦s ya han realizado casi 300 vuelos sobre nueve millones de hect¨¢reas. En cada vuelo, el avi¨®n King Air 350 que la Fuerza A¨¦rea Mexicana les ha prestado lleva bidones con yoduro de plata l¨ªquido. Por su estructura similar a la de las mol¨¦culas de agua, las part¨ªculas de este compuesto facilitan la condensaci¨®n del vapor de agua o de los cristalitos de hielo aumentado la probabilidad de que precipite en forma de agua o nieve. ¡°Otros dispersan el yoduro de plata quem¨¢ndolo en bengalas. Nosotros lo hacemos en forma l¨ªquida, ultra enfriado. Esto favorece la expansi¨®n de la nube, el aumento de la humedad en el ambiente, la atracci¨®n de las mol¨¦culas de yoduro de plata, la coalescencia [fusi¨®n] y, al final, la lluvia¡±, explica Trueba.
¡°Colocamos el avi¨®n sobre ellas, trazamos l¨ªneas [de yoduro de plata] y vimos como las nubes se desplazaban¡±Alejandro Trueba, ingeniero agr¨®nomo y fundador de la empresa de sembrado de nubes Startup Renaissence
La idea de sembrar las nubes no es nueva. Tras unos primeros experimentos realizados por cient¨ªficos estadounidenses poco despu¨¦s de la II Guerra Mundial, como el qu¨ªmico y meteor¨®logo Vincent Schaefer, fueron los israel¨ªes los que, pocos meses despu¨¦s de la formaci¨®n de su Estado en 1948, empezaron a tom¨¢rselo en serio. La idea ya la ha adelantado Trueba. La siembra de nubes imita el proceso natural por el que se forma la lluvia, pero intentando amplificar su efecto. En condiciones naturales, los aerosoles atmosf¨¦ricos sirven como n¨²cleos de condensaci¨®n que, dependiendo de una serie de condiciones, como la humedad del aire o la temperatura, van creciendo por medio de la adici¨®n de vapor de agua, el movimiento, choque y coalescencia hasta que se alcanza el punto de precipitaci¨®n.
Pero, como recuerda Juan Esteban Palenzuela, de la Aemet, ¡°la cantidad de agua que precipita desde una nube en el proceso de formaci¨®n de la precipitaci¨®n, es tan solo alrededor de un 5-10 % del contenido total de agua de la nube¡±. As¨ª que, en teor¨ªa, hay un gran margen de mejora por la v¨ªa artificial. ¡°El fundamento de la t¨¦cnica es aprovechar las sensibilidades microf¨ªsicas de modo que una perturbaci¨®n relativamente peque?a inducida artificialmente en el sistema pueda alterar sustancialmente la evoluci¨®n natural de los procesos atmosf¨¦ricos¡±, detalla Palenzuela. Eso s¨ª, para iniciar el proceso hace falta que haya nubes.
En Israel se pusieron en serio a ensayar la tecnolog¨ªa confiando en la ciencia. En 1961, bajo la supervisi¨®n de las autoridades, los cient¨ªficos iniciaron el primer Experimento de Siembra de Nubes de Israel. Durante los cinco a?os siguientes realizaron 364 salidas, tanto en la franja costera del norte del pa¨ªs, como en la cabecera de la cuenca del Mar de Galilea. Le sigui¨® el experimento Israel-2, ya centrado solo en la cuenca del Mar de Galilea, que se extendi¨® hasta 1974. El aumento de las precipitaciones fue del 13% de media, con picos del 22% respecto de las zonas donde no sembraron las nubes. Los buenos porcentajes llevaron al gobierno israel¨ª a montar una operativa por la que desde 1975 los aviones sal¨ªan cargados de bengalas de yoduro de plata cada vez que aparec¨ªan nubes.
Pero desde hace unos a?os, el extra de precipitaciones no ha dejado de bajar. El experimento Israel-3, iniciado en 1975 y terminado en 2013, ya daba alguna pista. Este ensayo quer¨ªa replicar lo obtenido en el norte del pa¨ªs, pero en la regi¨®n m¨¢s al sur e interior, la m¨¢s seca del Estado hebreo. Este largu¨ªsimo ensayo no logr¨® aumentos significativos de las precipitaciones. Aqu¨ª, la influencia del cercano desierto pudo ser la clave. A diferencia de los aerosoles del mar, los de la arena no facilitan el proceso de nucleaci¨®n. Desde aquel a?o, la Autoridad del Agua de Israel lanz¨® el experimento Israel-4, de nuevo en la cuenca del Mar de Galilea, pero ahora con todo el conocimiento acumulado en estas d¨¦cadas. El ensayo deber¨ªa seguir hoy, pero fue abortado en 2020 tras lograrse en todo ese tiempo un extra de lluvias que apenas llegaban al 1,8%.
¡°La Autoridad del Agua decidi¨® parar la siembra operativa de nubes por razones de coste y eficacia¡±, cuenta en un correo Amir Givati, cient¨ªfico de la Universidad de Tel Aviv (Israel) y supervisor del experimento Israel-4 durante todo el tiempo que dur¨®. ¡°Israel 1 y 2 mostraron resultados mucho m¨¢s positivos. Creemos que los cambios en los patrones de precipitaci¨®n debidos al cambio clim¨¢tico han provocado este efecto de lluvia m¨¢s d¨¦bil¡±, a?ade. El cient¨ªfico israel¨ª tiene claro que, ¡°desde el punto de vista cient¨ªfico, la siembra de nubes puede aumentar las precipitaciones, pero tiene un efecto limitado¡±. Lo que tambi¨¦n han aprendido es que esta siembra es m¨¢s efectiva cuando se hace en las nubes orogr¨¢ficas, las que se originan sobre cordilleras y monta?as, sobre todo en invierno, y rinde peor cuando se esparce el yoduro de plata dentro de nubes convectivas, las que tienden a formarse por los movimientos del aire azuzado por la diferencia de temperaturas.
El par¨®n israel¨ª no ha desanimado a otros. Empezando por China, que usa drones, generadores terrestres, aviones y hasta cohetes lanzados desde tierra para provocar la lluvia, una cincuentena de pa¨ªses han experimentado o usan la siembra de lluvias, seg¨²n un informe encargado por la Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial (WMO, por sus siglas en ingl¨¦s). La l¨ªder entonces del Grupo de Expertos sobre Modificaci¨®n del Tiempo de la WMO y coautora de ese informe es la experta en microf¨ªsica de las nubes de la Universidad de Clermont-Ferrand (Francia), Andrea Flossmann. ¡°Ahora tenemos una base cient¨ªfica de que la siembra puede funcionar en determinados casos. Sin embargo, esta evidencia se limita a un subconjunto de nubes (las orogr¨¢ficas), ya que, en general, la variabilidad natural de las nubes es demasiado grande para ir m¨¢s all¨¢¡±, sostiene Flosmann en un correo. Entonces, ?por qu¨¦ hay tantos pa¨ªses sembrando nubes? ¡°Porque en muchas regiones la situaci¨®n es desesperada y se prueba de todo en esas situaciones¡±, termina la cient¨ªfica gala.
¡°En muchas regiones la situaci¨®n es desesperada y se prueba de todo¡±Andrea Flossmann, l¨ªder del grupo de expertos sobre modificaci¨®n del tiempo de la Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial
En M¨¦xico, es la Comisi¨®n Nacional de Zonas ?ridas (Conaza) la que encarga y supervisa el trabajo de Alejandro Trueba y su equipo. Nature News publicaba hace unos d¨ªas el informe de la Conaza sobre los resultados del Programa de Estimulaci¨®n de Lluvias en su primera campa?a, la de 2021. El supervisor del plan es H¨¦ctor Manuel Arias. ¡°No somos un centro de investigaci¨®n ni centro de pruebas de tecnolog¨ªa, pero el origen de la mala condici¨®n econ¨®mica de nuestra poblaci¨®n objetivo es la baja y err¨¢tica distribuci¨®n de la precipitaci¨®n¡±, escribe Arias en un correo. ¡°Nuestro objetivo es que, si se consigue un poco m¨¢s de agua de las nubes, la vegetaci¨®n responder¨¢ positivamente y, probablemente, aguantar¨¢ el ciclo fenol¨®gico de las plantas. Este es el campo de la Conaza, no se tienen expertos en f¨ªsica de nubes ni equipamiento para comparar hip¨®tesis cient¨ªficas atmosf¨¦ricas, se tienen expertos en ver si la vegetaci¨®n responde positivamente y, ver si se refleja en la condici¨®n socioecon¨®mica de los productores¡±, a?ade.
Seg¨²n Arias, los vuelos est¨¢n dando sus frutos. ¡°Lo que hemos medido es la diferencia entre los pron¨®sticos atmosf¨¦ricos de modelos usados por meteor¨®logos contra la precipitaci¨®n medida en el campo. La mayor parte de investigadores mencionan incrementos del 5 a 10%, nosotros hemos tenido diferencias mayores, del rango de 40%. Es posible que nuestras mediciones no sean muy precisas y que tengamos errores; sin embargo, yo creo que, un esp¨ªritu cient¨ªfico buscar¨ªa investigar qu¨¦ tan cierto es esto y corregir lo que sea corregible¡±, termina el responsable del programa. Para esta temporada de verano, quieren ampliar la siembra de nubes a otros dos millones de hect¨¢reas de los desiertos de Sinaloa y Chihuahua.
Ninguno de los cient¨ªficos consultados cree que la siembra de nubes sea efectiva para combatir sequ¨ªas como la que vive Espa?a. Creen que es una buena forma de acumular nieve en las monta?as y en invierno, pero poco puede hacer cuando llega el verano. El israel¨ª Givati dice que la soluci¨®n debe estar en buscar nuevas fuentes, como las desaladoras que salpican la costa de su pa¨ªs, y, en particular, una mejor gesti¨®n del agua disponible: ¡°Israel fue capaz de reducir el consumo de agua per c¨¢pita en un 20%¡±.
¡°Si se deja la siembra de nubes para cuando haya condiciones de sequ¨ªa ya es demasiado tarde¡±Michael Manton, experto en f¨ªsica de las nubes de la Universidad de Monash, Australia
Otro de los consultados es Michael Manton, de la universidad australiana de Monash, que intervino en un experimento realizado en las Snowy Montains, (Monta?as Nevadas) del sureste de Australia entre 2005 y 2013, logrando apreciables resultados cercanos a un aumento del 20%. ¡°La siembra de nubes generalmente est¨¢ asociada con el aumento de la precipitaci¨®n, es decir, es efectiva cuando las nubes ya est¨¢n precipitando o est¨¢n muy cerca de precipitarse¡±, recuerda. Partiendo de aquel experimento, la compa?¨ªa hidroel¨¦ctrica Snowy Hydro inici¨® un programa de estimulaci¨®n de la lluvia apoyado por el gobierno de Nueva Gales del Sur. El programa cubre una zona de 2.110 km?, aumentando, las precipitaciones hasta en un 14%. Pero esta siembra de nubes sigue los caminos de la ciencia: la hacen sobre nubes orogr¨¢ficas y en invierno, para lograr nieve que ayude en los meses de verano. Cuando llega el verano, el problema es que no hay nubes que sembrar: ¡°El desaf¨ªo durante las temporadas de sequ¨ªa lo provoca la ausencia total de nubes o al menos la ausencia de nubes que precipitar¨ªan naturalmente. Por lo general, dejar la siembra de nubes para cuando haya condiciones de sequ¨ªa ya es demasiado tarde¡±, termina Manton.
En Espa?a hubo ensayos ya en los a?os 70, pero no llegaron a terminarse por sus escasos resultados. En la actualidad, no hay ninguna investigaci¨®n en curso. Las confederaciones hidrogr¨¢ficas y, en ¨²ltima instancia, el Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica y el Reto Demogr¨¢fico, son las competentes para autorizar la siembra de nubes. Pero solo hay alguna que otra autorizaci¨®n para combatir el granizo, como la concedida a la C¨¢mara Agraria de la Comunidad de Madrid, para luchar contra el pedrusco en sureste de Madrid. Nadie ha pedido sembrar las nubes para que llueva.
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