Una sequ¨ªa extrema dio la puntilla a uno de los mayores imperios de la Antig¨¹edad
La madera de la tumba del padre del rey Midas muestra como la escasez de lluvias pudo acabar con la civilizaci¨®n hitita tras una hambruna generalizada
El encogimiento de los anillos de maderos usados en una tumba frigia ha servido a un grupo de cient¨ªficos para ponerle fecha al colapso del imperio hitita. Hace 3.219 a?os, la cosecha de grano de aquel verano fue tan mala como las dos anteriores. Y una civilizaci¨®n tan guerrera como dependiente de los cereales no pudo recaudar impuestos de los agricultores ni alimentar a su ej¨¦rcito, la hambruna debi¨® ser generalizada y el Estado acab¨® por descomponerse. No es la primera vez que se relaciona el clima con el fin de Hatti, una civilizaci¨®n que lleg¨® a rivalizar con el Egipto de Rams¨¦s II. Pero nunca hasta ahora se le hab¨ªa puesto fecha con tanta exactitud. Para los autores de este trabajo, lo que pas¨® con los hititas deber¨ªa dar lecciones sobre el presente clim¨¢tico.
El Imperio hitita o Hatti surgi¨® hace unos 3.670 a?os (en torno al 1650 antes de esta era) en Anatolia central, una regi¨®n que incluye gran parte de la Turqu¨ªa moderna. Durante los siguientes cinco siglos, los hititas fueron una de las principales potencias del mundo antiguo, junto con los imperios asirio, babil¨®nico y egipcio. Pero alrededor del 1200 antes de esta era, Hattusa, su capital, fue abandonada. Cuando fue redescubierta, los arque¨®logos no encontraron pruebas de que hubiera sido atacada ni de ning¨²n otro cataclismo, como plagas o revueltas. Fue un abandono programado. ?Qu¨¦ llev¨® a los hititas a abandonar su capital, que era tambi¨¦n el hogar de sus dioses?
Durante d¨¦cadas se ha destacado la inestabilidad general de la regi¨®n y los continuos enfrentamientos entre los distintos imperios en la llamada cuna de la civilizaci¨®n, puesto que all¨ª surgieron avances como la agricultura, las ciudades, la escritura y el comercio internacional. Se ha se?alado a la llegada de los misteriosos pueblos del mar, que asolaron toda la regi¨®n hace tres milenios. El avance de la ciencia clim¨¢tica y sus herramientas permiti¨® a?adir al c¨®ctel un factor m¨¢s: el progresivo enfriamiento de esta parte del mundo, hasta el punto de que muchos historiadores hablan de una peque?a edad de hielo.
¡°Lo que puede socavar muchas sociedades humanas basadas y dependientes de la agricultura y la ganader¨ªa son varios a?os consecutivos de crisis inesperadas¡±Sturt Manning, investigador de la Universidad Cornell, Estados Unidos
Pero Sturt Manning, investigador de la Universidad Cornell (Estados Unidos) sostiene que los cambios a largo plazo, poco a poco, ¡°no suelen precipitar el colapso y por lo general las personas (y las sociedades) pueden adaptarse de diversas formas¡±. Sin embargo, contin¨²a, ¡°lo que puede socavar muchas sociedades humanas basadas y dependientes de la agricultura y la ganader¨ªa (es decir, la mayor¨ªa), del pasado al presente, son varios a?os consecutivos de crisis inesperadas e imprevistas¡±. Manning cree que eso fue lo que sucedi¨® con los hititas.
En un trabajo publicado en Nature, Manning y un grupo de colegas han mostrado las pruebas que tienen para mantener su tesis. Manning es el director del laboratorio de anillos de los ¨¢rboles de Cornell. Estos anillos que se forman en los troncos a medida que crece el ¨¢rbol son magn¨ªficos relojes del pasado (dendrocronolog¨ªa). Pero adem¨¢s de permitir asociarlos con y datar eventos hist¨®ricos, tambi¨¦n funcionan como meteor¨®logos de la antig¨¹edad. Las diferencias de grosor de cada anillo revelan si el a?o al que se corresponde fue h¨²medo o seco. Sobre esa base descansa la investigaci¨®n de Manning.
A unos kil¨®metros de Ankara, la capital de Turqu¨ªa, se descubri¨® el siglo pasado una tumba horadada en un monte. Por la dataci¨®n ¡ªde hace unos 3.000 a?os¡ª y lo que encontraron, se trataba de una c¨¢mara funeraria frigia. Quiz¨¢ del rey Midas y casi con seguridad de su padre. Los frigios llegaron a Anatolia cuando ya el imperio Hitita era cosa de las cr¨®nicas de pasado. Pero la madera usada en el enterramiento (ver imagen) es de enebros capaces de vivir 900 a?os, as¨ª que fueron testigos del tiempo de Hatti y conservan sus anillos intactos.
Estudi¨¢ndolos con detalle y la ¨²ltima tecnolog¨ªa, el grupo de Manning observ¨® dos cosas: ¡°Como era de esperar, descubrimos que los episodios anuales de sequ¨ªa eran relativamente comunes y esto es exactamente lo que los hititas habr¨ªan esperado y planeado enfrentar¡±. De hecho, todo el territorio del imperio est¨¢ salpicado de silos de grano custodiados por guarniciones y presas y embalses para superar las temporadas de pocas lluvias. ¡°Pero muy ocasionalmente, como una vez cada dos siglos m¨¢s o menos, hubo casos de varios a?os de condiciones secas graves, probablemente de sequ¨ªa. El ¨²nico caso de este extremo en varios siglos en torno al 1200 antes de Cristo se produjo entre el 1198 y el 1996¡±, a?ade.
El trigo necesita que llueva un m¨ªnimo de 300 litros por metro c¨²bico al a?o, en especial en los meses de primavera. Por debajo de esa cantidad, la cosecha ser¨¢ mala. Manning y sus colegas no tienen datos de las precipitaciones del periodo hitita, pero han podido inferir que en aquellos tres a?os de sequ¨ªa la cosecha de cereales se malogr¨®. Con datos del siglo XX de una estaci¨®n meteorol¨®gica cercana a la antigua Hattusa y el estudio de los anillos de ejemplares j¨®venes de enebros y sabinas, los cient¨ªficos relacionaron los episodios de malas cosechas con el grosor de los anillos, estimando un umbral m¨ªnimo a partir del cual la cosecha no sale adelante. Aquellos tres a?os de sequ¨ªa no llegaron al m¨ªnimo. ¡°No podemos dar una cantidad de litros del siglo XII a. C., pero podemos suponer que es probable que estuviera alrededor o por debajo del nivel de 250¡å, termina Manning.
Ra¨²l S¨¢nchez-Salguero es dendrocron¨®logo, como Manning, en su caso en la Universidad Pablo de Olavide. Para ¨¦l, la gran aportaci¨®n de este trabajo es la dataci¨®n tan precisa que logra de un evento tan lejano. ¡°Adem¨¢s, refuerzan los resultados de los anillos con los ofrecidos por otra t¨¦cnica que se aprovecha de la fisiolog¨ªa de las plantas¡±, detalla. En cada anillo hay una ratio entre dos is¨®topos (variaciones de un mismo elemento qu¨ªmico). En este caso, la relaci¨®n de carbono-13 (m¨¢s raro) y carbono-12. ¡°Los a?os secos, las hojas cierran sus estomas para reducir la evapotranspiraci¨®n y evitar sufrir estr¨¦s. Eso implica un menor crecimiento que se refleja en la estrechez del anillo, pero tambi¨¦n en la ratio de ambos carbonos¡±, explica S¨¢nchez-Salguero. Aquellos tres a?os de sequ¨ªa, la relaci¨®n tiene picos m¨¢ximos.
¡°La sequ¨ªa probablemente fue la principal fuerza impulsora detr¨¢s de muchos de los problemas que enfrentaron las sociedades de la Edad del Bronce Final¡±Eric Cline, arque¨®logo de la Universidad George Washington, autor de '1177 a. C.: El a?o en que la civilizaci¨®n se derrumb¨®'
El arque¨®logo e historiador Eric Cline, profesor de la Universidad George Washington, advierte de que ¡°la sequ¨ªa fue solo uno de los numerosos problemas que los hititas y otros pueblos tuvieron que enfrentar¡±. Para el autor de 1177 a. C.: El a?o en que la civilizaci¨®n se derrumb¨® (Cr¨ªtica), ¡°hubo una cacofon¨ªa de cat¨¢strofes que condujo no solo al colapso del imperio hitita, sino tambi¨¦n al colapso de otras potencias y que derrumb¨® la red de comercio internacional que las un¨ªa a todas¡±. En efecto, d¨¦cadas despu¨¦s caer¨ªa la civilizaci¨®n mic¨¦nica y los imperios asirio, babil¨®nico y egipcio pasaron por serios problemas, tanto que esta ¨¦poca es conocida como la primera Edad Oscura.
En su obra, Cline enumera los factores que hicieron aquella ¨¦poca tan convulsa y aporta las pruebas existentes hasta ahora. ¡°Incluyen el cambio clim¨¢tico, que a su vez provoc¨® sequ¨ªas, hambrunas y migraciones; terremotos; invasiones y rebeliones internas; colapso de los sistemas; y muy posiblemente tambi¨¦n enfermedades. Todos probablemente contribuyeron a la tormenta perfecta que puso fin a esta era¡±, dice el historiador, que prepara una segunda parte de su libro para finales de a?o (ya tiene t¨ªtulo la edici¨®n inglesa, After 1177 BC: The Survival of Civilizations). Pero Cline termina afirmando: ¡°De todos esos factores, estoy de acuerdo en que la sequ¨ªa probablemente fue la principal fuerza impulsora detr¨¢s de muchos de los problemas que enfrentaron las sociedades de la Edad del Bronce Final, raz¨®n por la que estos datos adicionales de este nuevo estudio son tan importantes¡±.
Sin embargo, no todos opinan igual. El cient¨ªfico clim¨¢tico e historiador de la Universidad de Toulouse (Francia), David Kaniewski, es rotundo: ¡°Tres a?os no son nada para la producci¨®n de cereales. El imperio hitita ten¨ªa reservas de cereales y pod¨ªa sobrevivir durante a?os. As¨ª que, si la sequ¨ªa hubiera durado solo tres a?os, el imperio hitita se habr¨ªa desarrollado durante muchos a?os m¨¢s. Creo que lo peor no fue la sequ¨ªa o las temperaturas m¨¢s fr¨ªas, sino la combinaci¨®n de ambas durante un largo per¨ªodo¡±. Y es que las condiciones de fr¨ªo tambi¨¦n afectaron a los hititas. En uno de sus trabajos, Kaniewski y sus colegas calculan que las temperaturas en la regi¨®n en la ¨¦poca en la que los hititas abandonaron Hattusa bajaron entre 2,3? y 4,8? y las lluvias descendieron hasta en un 40%.
En lo que s¨ª coincide el historiador galo con sus colegas estadounidenses es que el clima no es el ¨²nico factor: ¡°El clima juega un papel cuando los peligros clim¨¢ticos se cruzan con la vulnerabilidad social. El clima no fue el detonante del colapso del imperio hitita ni de la crisis del Mediterr¨¢neo oriental, pero el clima se sum¨® a la inestabilidad social y pol¨ªtica del final de la Edad del Bronce y jug¨® un papel importante¡±.
Para los autores del estudio con la madera de la tumba frigia, lo que le pas¨® a los hititas o lo que sucedi¨® siglos despu¨¦s con los asirios, tambi¨¦n asolados por una megasequ¨ªa, ofrece lecciones ante el actual cambio clim¨¢tico. ¡°Nuestras sociedades tienen resiliencia, pero cubren las amenazas y desaf¨ªos m¨¢s o menos esperados, dice Manning, principal autor del estudio de los hititas. ¡°Pero el cambio clim¨¢tico actual nos est¨¢ llevando en muchos casos a circunstancias m¨¢s desafiantes. Un clima extremo que socave gravemente la agricultura y otros recursos (como las redes el¨¦ctricas) en una gran ¨¢rea durante m¨¢s de dos cosechas nos desafiar¨¢ tal como desafi¨® y quiz¨¢ quebr¨® a los hititas. S¨ª, tenemos transporte y comunicaciones de larga distancia y muchas otras ventajas tecnol¨®gicas, pero tambi¨¦n mucha, mucha m¨¢s gente, diversas amenazas a la seguridad y el hecho de que no todos los l¨ªderes pol¨ªticos est¨¢n necesariamente preparados o son capaces de adaptarse y hacer frente a la crisis¡±, concluye.
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