La ciencia analiza 150 a?os de literatura: la ficci¨®n ha reforzado el estereotipo de la mujer pasiva
Un estudio a gran escala revela patrones persistentes de desigualdad de g¨¦nero e infrarrepresentaci¨®n femenina en la narrativa de m¨¢s de 87.000 novelas y cuentos publicados en EE UU
Las mujeres pasivas, dependientes y sumisas existen. En la ficci¨®n. La creencia de que muchos de los estereotipos asociados a la feminidad provienen de las manifestaciones art¨ªsticas y culturales siempre ha existido, pero ahora la ciencia lo corrobora. El investigador Oscar Stuhler ha puesto a examen con programas computacionales m¨¢s de 87.000 cuentos y novelas de ficci¨®n publicadas en el ¨²ltimo siglo y medio, analizando las interacciones entre los personajes. El resultado, publicado en la revista PNAS, dibuja un patr¨®n incontestable: las mujeres han sido repetidamente retratadas como m¨¢s pasivas, en especial cuando fueron escritas por autores masculinos.
?C¨®mo se calcula algo aparentemente subjetivo como la pasividad, en una base de datos tan extensa? Stuhler, soci¨®logo de la Universidad de Northwestern (Illinois, Estados Unidos) extrajo y examin¨® las redes de interacciones entre los personajes para medir la denominada agencia. Un personaje tiene agencia cuando realiza una acci¨®n sobre el otro, y la recibe cuando act¨²a como un receptor influenciado. Bajo este criterio, las mujeres en las obras de ficci¨®n no solo son m¨¢s pasivas en general, sino que lo son en mayor medida cuando interact¨²an con hombres, seg¨²n los resultados del autor. Se le llama ¡°brecha de agencia de g¨¦nero¡±.
Pasa lo mismo en el cine, explica el autor, donde gran parte de las historias de las pel¨ªculas son contadas a trav¨¦s de una mirada masculina y suelen ser ellos los que act¨²an sobre ellas. En la ficci¨®n los hombres lo son todo: h¨¦roes, villanos y ayudantes. ¡°Es interesante, pero no del todo sorprendente, especialmente si tomamos la noci¨®n de que el g¨¦nero es una construcci¨®n social que debe ser representada y actuada¡±, apunta. En otras palabras, explica el soci¨®logo, el g¨¦nero en s¨ª se basa en ciertas pr¨¢cticas que est¨¢n culturalmente codificadas como masculinas o femeninas.
La literatura refleja lo que ocurre en un mundo que est¨¢ en constante cambio. As¨ª lo demuestra este estudio, que ha observado tambi¨¦n el protagonismo femenino en las obras a lo largo del tiempo, compar¨¢ndolo con el momento hist¨®rico en el que fueron descritas. Durante gran parte del siglo XX las mujeres retratadas en la ficci¨®n no ten¨ªan mucha capacidad de acci¨®n y control sobre sus vidas, coincidiendo con una ¨¦poca en la que los roles en el trabajo y la sociedad estaban muy definidos e inclinados hacia los hombres, especialmente en los a?os 1950 y 1960 en Estados Unidos. Pero la tendencia cambia en las dos siguientes d¨¦cadas, cuando estalla el feminismo y las mujeres comienzan a tener m¨¢s poder. En parte, sopesa el autor de la investigaci¨®n, esto se debe a que empezaron a surgir m¨¢s autoras mujeres que escrib¨ªan en sus p¨¢ginas personajes femeninos m¨¢s fuertes. As¨ª, la agencia evoluciona junto con las normas de g¨¦nero, que se han vuelto menos estrictas con el tiempo, a la vez que se han reducido los estereotipos.
Hombre besa a mujer
Los programas han medido la agencia bas¨¢ndose en las interacciones cruzadas entre los personajes, clasific¨¢ndolas por el g¨¦nero de quien ejerc¨ªa la acci¨®n y utilizando la f¨®rmula hombre ¡ú mujer, y viceversa. Aqu¨ª algunos resultados:
- ?Qui¨¦n tiene m¨¢s agencia? Las acciones hombre ¡ú mujer constituyeron el 26.6%, en comparaci¨®n con el 23.1% de las acciones mujer ¡ú hombre.
- Hombre besa a mujer. El 65% de los besos entre personajes masculinos y femeninos fueron iniciados por hombres, mientras que solo el 35% provienen de mujeres.
- Las mujeres no interact¨²an entre s¨ª. Las acciones entre hombres representan el 38.9% del total en una obra, mientras que las acciones entre mujeres solo el 11.4%.
- Mansplaining. Una curiosa tendencia que ha salido a la luz durante la investigaci¨®n, es una a la que hoy se conoce como mansplaining, un concepto que hace referencia al comportamiento estereot¨ªpicamente masculino de explicar cosas a las mujeres asumiendo que saben m¨¢s que ellas. Result¨® ser que el 61% de las explicaciones en la literatura analizada fueron hechas por un personaje masculino a un personaje femenino.
Para el estudio utiliz¨® la base de datos NoverTM, un compilado de 87.531 obras de ficci¨®n escritas por 40.000 autores entre 1850 y 2010 en las bibliotecas universitarias de Estados Unidos. Se trata de la colecci¨®n m¨¢s grande y completa de escritura de ficci¨®n en ingl¨¦s que existe, por lo que refleja la preferencia en consumo de libros de un p¨²blico ¡°bien educado y letrado¡±, explica el autor.
Desaf¨ªos de un an¨¢lisis literario a gran escala
Stuhler ubica su trabajo en la intersecci¨®n de las humanidades y la ciencia de datos, por lo que reconoce que puede ser dif¨ªcil comunicar sus resultados de una manera que satisfaga a ambas comunidades. Quienes llevan a cabo an¨¢lisis literarios cl¨¢sicos generalmente observan muy de cerca obras o autores individuales y ¡°pueden considerar el estudio reduccionista¡±, supone el soci¨®logo. Los an¨¢lisis a gran escala eliminan detalles, por lo que pueden no hacer justicia a cada obra individual. Pero se concilia con estas barreras: ¡°a cambio, obtenemos la capacidad de descubrir patrones y tendencias culturales amplias¡±, afirma este investigador.
Una consideraci¨®n m¨¢s que destaca el autor es que las obras estudiadas son en ingl¨¦s, pero Stuhler cree que ser¨ªa muy interesante hacer un an¨¢lisis comparativo. ¡°?C¨®mo se relacionan el g¨¦nero y la agencia en, digamos, la literatura espa?ola, y c¨®mo difiere esto de la literatura estadounidense o alemana?¡±, se pregunta. Teresa Iribarren, profesora de los Estudios de Artes y Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya, coincide en que valdr¨ªa la pena hacer un an¨¢lisis en otros idiomas, pero adelanta que al aplicarlo por ejemplo en castellano o catal¨¢n se pueden esperar resultados similares, pues las tendencias de infrarrepresentaci¨®n se han propagado mundialmente a lo largo de la historia y permanecen incluso hoy en d¨ªa.
El autor reflexiona que su estudio no solo abre la puerta a futuras investigaciones, sino que tambi¨¦n invita a reflexionar sobre c¨®mo adaptar las metodolog¨ªas para explorar la representaci¨®n de g¨¦nero en diversas lenguas y culturas literarias. Aunque se ha logrado un avance notable en la reducci¨®n de la brecha de g¨¦nero, persisten grandes desaf¨ªos en la representaci¨®n equitativa y la b¨²squeda de igualdad en la literatura de ficci¨®n sigue siendo una tarea en evoluci¨®n que requiere tanto un an¨¢lisis continuo como un compromiso renovado.
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