La sala cerrada del tesoro y la intenci¨®n de Alberto Garc¨ªa-Alix

En alg¨²n sitio dej¨® escrito Susan Sontag que las fotograf¨ªas expresan la vulnerabilidad de las vidas que se dirigen hacia su propia destrucci¨®n. A lo que habr¨ªa que a?adir que esto se hace evidente en los retratos realizados por Alberto Garc¨ªa-Alix.

Porque hay un momento que los ojos del personaje retratado se asoman a decirnos algo que no se termina de decir del todo, siendo nuestra propia mirada la encargada de completarlo. Es solo una impresi¨®n de las tantas que provocan las fotograf¨ªas de Alberto Garc¨ªa-Alix, ya sean retratos o instantes robados que vienen a afirmarse como una extensi¨®n de la consciencia humana.

Para alcanzar a Alberto Garc¨ªa-Alix hay que tomar el impulso suficiente y remontarse a la China del siglo V a.C, donde el fil¨®sofo Mozi experiment¨® la primera ¡°sala cerrada del tesoro¡± en una habitaci¨®n oscura a la que hab¨ªa hecho un peque?o agujero ¡ªestenopo¡ª en una de sus paredes. Por dicho orificio, y en la pared opuesta al estenopo, se proyectaba la imagen invertida del mundo exterior. A partir de aqu¨ª, los fotones del mundo cu¨¢ntico marcar¨¢n una l¨ªnea de luz a trav¨¦s de la historia donde la ciencia, l¨¦ase Kepler, o el arte, l¨¦ase Vel¨¢zquez, se servir¨¢n del tesoro de la c¨¢mara oscura para proyectar sus avances.

Sin ir m¨¢s lejos, en 1607, Kepler descubri¨® una mancha solar con ayuda de la c¨¢mara oscura, aunque, en un primer momento, pensase que se trataba del planeta Mercurio. Por el contrario, en 1631, el sacerdote y astr¨®nomo Pierre Gassendi, sirvi¨¦ndose al igual que Kepler de una c¨¢mara oscura, descubri¨® la sombra del planeta Mercurio, aunque, en un primer momento, pensase que se trataba de una mancha solar.

Siguiendo el curso de la historia del arte, lo de Vel¨¢zquez queda m¨¢s cerca de Alberto Garc¨ªa-Alix y de su proyecto titulado Fantas¨ªas en el Prado; un trabajo donde el fot¨®grafo realiza fundidos de distintas obras de la pinacoteca para revelar nuevos significados a la imagen resultante. No falta quien asegura que Vel¨¢zquez, para su famoso cuadro Las Meninas, se habr¨ªa servido del uso de la c¨¢mara oscura, consiguiendo as¨ª la perspectiva sobre el lienzo a partir de la proyecci¨®n de otro cuadro de menor tama?o. De esta manera se explicar¨ªa la precisi¨®n en el trazo.

Podr¨ªamos decir que Vel¨¢zquez se sirvi¨® de la ¡°sala cerrada del tesoro¡±, de la misma manera que Alberto Garc¨ªa-Alix se sirve de la huella fantasma que permite el revelado a la hora de mezclar una imagen con otra. El resultado nunca es est¨¢tico, sino que fluye ante nuestros ojos hasta jugar con la ilusi¨®n. Lo que consigue Alberto Garc¨ªa-Alix es llevarnos hasta las figuras fantasmas, las que no aparecen en aquella primitiva imagen tomada por Louis Daguerre, la de El bulevar du Temple, fechada 1838.

Dice Susan Sontag, a prop¨®sito de esta imagen tomada por Daguerre, que es aqu¨ª donde ¡°da comienzo el inventario¡±, por ser la primera foto donde aparece la figura humana. ¡°Desde entonces se ha fotografiado casi todo, o eso parece¡±. Los ¨²nicos seres humanos que salen en la imagen de Daguerre lo hacen en chiquitito, en una esquina, y hay que forzar la vista para apreciar sus figuras que se muestran como si fueran estatuas. Se trata de un hombre limpiando los zapatos a otro hombre. Son las ¨²nicas personas que aparecen en la foto, ya que, el tiempo de exposici¨®n para impresionar la imagen ¡ªcerca de 10 minutos¡ª no permiti¨® dejar fijadas a las dem¨¢s personas que transitaban por aquella calle.

Su mismo movimiento las convirti¨® en hombres y mujeres invisibles para la larga aventura de un invento que, siguiendo la leyenda art¨²rica, juega con la luz proyectada a trav¨¦s de un agujero abierto en la sombra por el cuerno de un unicornio. Luego est¨¢ Alberto Garc¨ªa-Alix, que se sirve de esta magia para expresar la vulnerabilidad de las vidas que retrata sobre un fondo que viene a ser la realidad del mundo.

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