Cuando la muerte supera el ritual religioso del vud¨² y entra en juego la ciencia
La am¨ªgdala cerebral va a ser la encargada de convertir en emociones la informaci¨®n que recibimos del exterior
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William Buehler Seabrook (1884-1945) fue un periodista norteamericano famoso por sus libros de viajes. En uno de ellos, el titulado La isla m¨¢gica (Valdemar), nos lleva hasta el coraz¨®n de la ceremonia vud¨² en la jungla de Hait¨ª.
Con la publicaci¨®n de este libro, William Buehler Seabrook se convirti¨® en el primer hombre blanco que levant¨® testimonio acerca de los rituales derivados de una religi¨®n originaria de ?frica Occidental. Su libro no solo fue un superventas de la ¨¦poca, sino que, adem¨¢s, introdujo en nuestra cultura el concepto de zombi o muerto viviente, una idea que ha dado r¨¦dito comercial a la ficci¨®n, tanto en el cine como en el c¨®mic o en la literatura. Con todo, lo que se cuenta es el testimonio de un hombre ¡ªWilliam Buehler Seabrook¡ª que, en ning¨²n momento, se comporta como un turista, sino que se integra en la sociedad haitiana como un nativo. A partir de aqu¨ª, finales de los a?os veinte, el concepto vud¨² fue creciendo, lleg¨¢ndose a convertir en sin¨®nimo de espasmos, sangre, brujer¨ªa y magia negra. As¨ª es como conocemos la liturgia vud¨² en nuestros d¨ªas.
Siguiendo el rito ancestral que William Buehler Seabrook describe en su c¨¦lebre trabajo, el fisi¨®logo Walter Cannon public¨® un art¨ªculo en 1942 titulado Muerte vud¨², donde daba cuenta de una serie de misteriosas muertes ocurridas en distintas partes del mundo entre personas que violaban alg¨²n tab¨² religioso. Fue as¨ª como acu?¨® el concepto muerte vud¨² con la finalidad de nombrar la muerte psic¨®gena o muerte psicosom¨¢tica, que no es otra cosa que la muerte s¨²bita causada por una continua liberaci¨®n de adrenalina, cuyo efecto final es el paro card¨ªaco. En realidad, la citada muerte vud¨² no es propia de una cultura particular, sino que es una muerte que bien se puede decir que est¨¢ globalizada. Sin ir m¨¢s lejos, los prisioneros de los campos de concentraci¨®n nazi la sufrieron y, en su caso, no se rompi¨® ni se viol¨® tab¨² religioso alguno.
Porque el miedo, en t¨¦rminos cient¨ªficos, no es otra cosa que informaci¨®n que el cerebro maneja hasta convertirlo en emoci¨®n; el fen¨®meno ocurre en un breve espacio de tiempo y quien se encarga del citado proceso va a ser la am¨ªgdala cerebral, una peque?a estructura subcortical formada por un conjunto de neuronas cuya misi¨®n es recoger y enviar informaci¨®n ah¨ª donde el miedo y el deseo se cruzan, aumentando el ritmo card¨ªaco y la frecuencia respiratoria.
Un equipo de cient¨ªficos, liderado por investigadores del Campus de Excelencia Internacional Moncloa (UCM-UPM), ha conseguido demostrar c¨®mo viaja la informaci¨®n hasta el circuito emocional y c¨®mo, ante una amenaza, entra en escena la am¨ªgdala.
Y para terminar, ya que mencionamos la am¨ªgdala cerebral, conviene hacer referencia a ese otro concepto denominado El secuestro de la am¨ªgdala, acu?ado por el psic¨®logo y divulgador cient¨ªfico Daniel Goleman en su libro Inteligencia emocional (Kair¨®s). Se trata de una idea que hace referencia a las amenazas emocionales que nos sobrepasan, cuando la am¨ªgdala se ve superada por el impacto de una amenaza emocional, y la crisis puede llevarnos hasta la muerte vud¨², a la que hac¨ªamos alusi¨®n al principio de esta pieza.
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