?Es posible escuchar el silencio como si se tratase de un sonido?
Con un experimento cient¨ªfico se demostr¨® que es posible lograr las mismas ilusiones con los silencios que con los sonidos
Georges Perec fue un escritor franc¨¦s que consigui¨® contar lo que pasa cuando aparentemente no pasa gran cosa. De esta manera, convirti¨® el aburrimiento en cosa entretenida. Y lo consigui¨® a base de genio, tom¨¢ndose la literatura como lo que es: un verdadero juego lleno de posibilidades. Sin ir m¨¢s lejos, en una de sus novelas, la titulada El secuestro, construye una historia de intriga escrita como un lipograma, un texto donde Perec omite la letra ¡°E¡±; la m¨¢s utilizada en el idioma franc¨¦s. Aqu¨ª, en su traducci¨®n al castellano, en vez de prescindir de la letra ¡°E¡±, se prescindi¨® de la letra ¡°A¡±, que es la que m¨¢s utilizamos.
Perec volvi¨® a publicar en 1972 otra novela donde la letra E es la ¨²nica vocal que aparece entre sus p¨¢ginas. Su corpus literario es una grandiosa broma. Esta novela, no traducida a¨²n al castellano, la titul¨® Les Revenentes. Si llevamos el juego de Perec hasta la expresi¨®n cient¨ªfica, podemos encontrar cierto paralelismo en la conferencia de Frank Nelson Cole, el matem¨¢tico estadounidense que consigui¨® completar su exposici¨®n de una hora aproximadamente sin decir palabra. Fue un 31 de octubre de 1903.
Durante su conferencia, Cole se dedic¨® a identificar los factores del n¨²mero de Mersenne M??, los mismos factores que el matem¨¢tico franc¨¦s ?douard Lucas no pudo determinar cu¨¢les eran a?os antes, en 1876. La titul¨® On the factoring of large numbers y durante el tiempo que dur¨® la conferencia, Cole se dedic¨® a llenar la pizarra de f¨®rmulas y n¨²meros en completo silencio. Una vez concluida la conferencia, y sin mediar palabra, se retir¨® a su asiento. Fue entonces cuando la audiencia se puso en pie y rompi¨® el silencio con su aplauso.
Se trata de una explicaci¨®n cient¨ªfica que bien puede alcanzar lo que en a?os posteriores puso en pr¨¢ctica John Cage, el m¨²sico norteamericano que demostr¨® que el silencio tambi¨¦n es m¨²sica. Con su pieza insonora, 4¡ä33¡®¡¯, Cage demostr¨® que el silencio tambi¨¦n se puede escuchar. Porque no todo va a ser literatura; hay un estudio cient¨ªfico donde los participantes fueron enga?ados por ilusiones de silencio. En dicho estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, se llega a la conclusi¨®n de que el silencio puede llegar a ser una experiencia auditiva, tal y como explica uno de sus autores, Rui Zhe Goh: ¡°El mismo procesamiento cognitivo que se produce con el sonido tambi¨¦n se desencadena en los momentos de silencio. Y dado que el sistema auditivo trata estos momentos de silencio igual que un sonido, esto sugiere que podemos tener experiencias auditivas del silencio¡±.
Para realizar el experimento, probaron con un grupo de personas a las que aplicaron ¡°ilusiones de silencio¡±, cambiando los sonidos por artificios sonoros cuyo fondo era el silencio. Al lograr las mismas ilusiones con los silencios que con los sonidos, es posible comprobar que el silencio tambi¨¦n se escucha. Si esto lo trasladamos al momento de la literatura, m¨¢s all¨¢ de las palabras est¨¢n los silencios que proponen la distancia entre cada una de ellas. Fue as¨ª, con esos mismos silencios entre palabras, como Georges Perec construy¨® toda su obra.
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