Enanas Negras
El destino de las estrellas m¨¢s peque?as es contraerse y enfriarse muy lentamente hasta convertirse en enanas negras
En las ¨²ltimas semanas hemos hablado de asteroides, planetas y estrellas, y de la variedad de tama?os que se observa en cada una de estas familias de cuerpos celestes. Pero las tres progresiones volum¨¦tricas son muy distintas entre s¨ª, y no solo por la enorme diferencia de escala. Como hemos visto, el tama?o m¨ªnimo de un planeta propiamente dicho no se determina de forma arbitraria, sino que depende de su capacidad de adoptar una forma (aproximadamente) esf¨¦rica por efecto de su propia gravedad. Y el tama?o m¨ªnimo y m¨¢ximo de una estrella depende de su capacidad para producir reacciones termonucleares en su seno, pero sin que sean tan violentas como para impedir que su materia se mantenga unida.
En el caso de los asteroides, sin embargo, nos encontramos, una vez m¨¢s, con la consabida paradoja sorites o ¡°paradoja del mont¨®n¡±. En los art¨ªculos relativos a los asteroides se suele decir que su tama?o oscila entre unas decenas de metros y unos cientos de kil¨®metros de di¨¢metro. Pero algunos muy por debajo de ese supuesto tama?o m¨ªnimo han obtenido un lugar propio en el cat¨¢logo asteroidal, como el 2015TC25, que hace cuatro a?os pas¨® a solo 128.000 km de la Tierra (un tercio de la distancia a la que est¨¢ la Luna). El 2015TC25 solo mide 2 metros de punta a punta, por lo que algunos prefieren llamarlo ¡°meteoroide¡±. Porque si una roca de un par de metros merece el nombre de asteroide por el mero hecho de girar alrededor del Sol, ?por qu¨¦ no una roca de un metro, o de medio, o una piedra de diez cent¨ªmetros? ?Se les ocurre a mis sagaces lectoras/es alg¨²n criterio mediante el cual establecer un tama?o m¨ªnimo para los asteroides?
Enanas blancas y negras
Tambi¨¦n ve¨ªamos la semana pasada que en realidad las enanas marrones no son marrones, sino rojizas, anaranjadas o magenta, y se denominan marrones para abarcar una variada gama de colores comparativamente poco luminosos. Y tambi¨¦n entre las estrellas propiamente dichas hay una amplia variedad crom¨¢tica: amarillas, blancas, naranja, rojas, azules¡ e incluso negras (aunque estas ¨²ltimas constituyen un cap¨ªtulo aparte).
Y hablando de estrellas negras, puesto que el marr¨®n se confunde con el negro al oscurecerse, y puesto que las enanas marrones tambi¨¦n se denominan ¡°enanas caf¨¦¡±, cabr¨ªa pensar que una enana negra es una enana marr¨®n muy oscura; pero no es as¨ª.
El enfriamiento de la estrella es tan lento que la edad del universo est¨¢ muy lejos de ser suficiente como para que ya existan enanas negras
Ve¨ªamos hace un par de semanas que Betelgeuse, la supergigante roja de la constelaci¨®n de Ori¨®n, podr¨ªa estar a punto de convertirse en una supernova (¡°a punto¡± en t¨¦rminos astron¨®micos, o sea, en los pr¨®ximos milenios), que es el destino de las estrellas de su tama?o cuando el agotamiento de su combustible termonuclear provoca el colapso gravitatorio. Pero ?qu¨¦ ocurre cuando la que agota su combustible es una estrella muy peque?a, con una masa unas diez veces menor que la del Sol? Se convierte en una enana blanca, una estrella muy densa a causa de la contracci¨®n gravitatoria (una tonelada por cm3 o m¨¢s), y que, al no producir m¨¢s energ¨ªa, se va enfriando lentamente, hasta que llegar¨¢ un momento en que dejar¨¢ de emitir radiaci¨®n detectable y se convertir¨¢ en una enana negra; pero hay que decirlo en futuro, porque ese enfriamiento es tan lento que la edad del universo est¨¢ muy lejos de ser suficiente como para que ya existan enanas negras.
Carlo Frabetti es escritor y matem¨¢tico, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. Ha publicado m¨¢s de 50 obras de divulgaci¨®n cient¨ªfica para adultos, ni?os y j¨®venes, entre ellos Maldita f¨ªsica, Malditas matem¨¢ticas o El gran juego. Fue guionista de La bola de cristal.
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