Misi¨®n DART: jugar al billar para salvar a la humanidad
?C¨®mo puede ayudar a la Tierra saber sobre la f¨ªsica del billar? Pues a trav¨¦s de una misi¨®n que buscaba estrellar un artilugio a millones de kil¨®metros de distancia en un objetivo de menos de 200 metros
No corren buenos tiempos para la l¨ªrica, o al menos no me lo parecen. Si nos da igual ver morir a abuelos en residencias, si nos importa poco que los ni?os y las ni?as aprendan sobre el mundo, pasado, presente y futuro, y sobre c¨®mo tratarse unos a otras, si vivimos en una sociedad donde todo debe ser inmediato y no cabe en nuestras cabezas el tomarse tiempo para reflexionar sobre las soluciones a los problemas y c¨®mo alcanzarlas juntos, ?c¨®mo vamos a concienciarnos de que estamos lo suficientemente avanzados como para afrontar problemas existenciales que nos explotar¨¢n en la cara tarde o temprano? Ni aunque lo hayamos sufrido hace bien poco parece que aprendemos¡
Al menos este pesimismo existencial con el que he empezado mi art¨ªculo (expr¨¦s) no es compartido por unos cuantos cient¨ªficos e ingenieros, verdaderos defensores planetarios al estilo de la Liga de la Justicia, cuyos sue?os e ideas han sido apoyados, gracias a los cielos, por fondos p¨²blicos, y que se han enfrascado en una aventura que tiene como objetivo nada menos que salvar nuestro planeta (bueno, m¨¢s que el planeta en s¨ª, nuestra existencia en ¨¦l). Se podr¨¢ decir que esa gente, o astrof¨ªsicos como yo, somos catastrofistas, fans de pel¨ªculas de Hollywood m¨¢s o menos realistas (como Armageddon o Don¡¯t look up, que cada uno elija cu¨¢l es la m¨¢s cercana a la realidad), cuando avisamos que quiz¨¢s en 200 a?os, quiz¨¢s en 1.000 o quiz¨¢s en 10.000, pero seguro a pr¨¢cticamente el 100%, el planeta va a enfrentarse a un cataclismo c¨®smico. Simplemente, el Sistema Solar funciona as¨ª, la Tierra se form¨® por choques de objetos que al principio no ten¨ªan m¨¢s que unos metros de tama?o y que, en unos pocos millones de a?os, que para nuestra vida es mucho, pero para los tiempos estelares es una nimiedad, formaron algo tan grande como nuestro hogar planetario o como J¨²piter o el propio Sol. Y los ladrillos primigenios siguen por ah¨ª danzando, en un baile lento para nuestros tiempos, pero imparable, la gravedad no hay quien la anule.
Pues a eso se han dedicado en la NASA para crear la misi¨®n DART, que ha cumplido su hito ¡ªque no su objetivo¡ª principal con gran ¨¦xito, un hito propio del peor piloto de ralis: estrellar tu m¨¢quina contra una roca. Pero ahora falta saber qu¨¦ podemos aprender de este choque c¨®smico.
Adem¨¢s de estrellar una sonda de millones de d¨®lares, el equipo detr¨¢s de la misi¨®n DART se ha dedicado, m¨¢s que a los dardos, a jugar al billar o, mejor dicho, a entender las reglas del billar. No me refiero a meter las bolas s¨®lidas en la tronera y acabar con la negra, esas reglas son demasiado humanas y cambiantes, me refiero a las reglas inamovibles y fundamentales del billar, que son las del universo, las leyes f¨ªsicas de las colisiones o choques entre objetos.
Por colisi¨®n, la RAE entiende ¡°rozadura o herida hecha a consecuencia de ludir y rozarse una cosa con otra¡±, y por choque entiende ¡°encuentro violento de una cosa con otra¡±. La segunda palabra y definici¨®n es la que tiene m¨¢s sentido cient¨ªfico, porque los choques en f¨ªsica ni siquiera tienen que implicar que los elementos que chocan se toquen. Pero no es nuestro caso, DART s¨ª ha tocado a Dimorfo, le ha dado un buen toque. ?Pero ese toque ha sido como el de dos bolas de billar o no? He aqu¨ª la cuesti¨®n clave.
Ya podemos imaginarnos que no, ning¨²n b¨®lido construido por el hombre se choca con algo y se queda (casi) impasible como una bola de billar. La cuesti¨®n es cu¨¢n cerca del juego billar ha estado el choque de DART con Dimorfo. Si el choque entre DART y Dimorfo fuera muy parecido al choque entre dos bolas de billar, y si la aproximaci¨®n e impacto sobre el asteroide fuera ¨®ptima, a velocidad m¨¢xima y en el lugar perfecto para nuestros deseos, toda la energ¨ªa (cin¨¦tica) de DART se transferir¨ªa a Dimorfo. Es lo que se llama en f¨ªsica un choque el¨¢stico, donde se conserva la energ¨ªa cin¨¦tica, toda la energ¨ªa que tienen los objetos antes del choque porque se mueven de una forma determinada se transforma en energ¨ªa de un movimiento diferente de cada agente involucrado en el choque. Como el asteroide es bastante m¨¢s grande que DART, igual que si intentamos mover un cami¨®n con nuestras manos, el efecto no va a ser muy grande, pero por peque?o que sea, despu¨¦s de millones y millones de kil¨®metros y kil¨®metros de viaje, quiz¨¢s la perturbaci¨®n sufrida sea suficiente para salvarnos. No me refiero a este caso, Dimorfo no est¨¢ en trayectoria de impacto, me refiero al meteorito o cometa que llegar¨¢ para poner en peligro la vida en la Tierra.
ATLAS observations of the DART spacecraft impact at Didymos! pic.twitter.com/26IKwB9VSo
— ATLAS Project (@fallingstarIfA) September 27, 2022
El problema es que los choques en el universo no suelen ser el¨¢sticos, sino inel¨¢sticos. Parte de la energ¨ªa cin¨¦tica de DART se ha transferido a Dimorfo en forma de calor, de deformaci¨®n de su superficie o incluso lo ha roto. Parte de esa energ¨ªa cin¨¦tica inicial no convertida en energ¨ªa cin¨¦tica final puede perderse, pero a¨²n en el caso de un choque inel¨¢stico todo no es negativo, es decir, todos los efectos que provoca un choque inel¨¢stico no se malgastan y dejan de servir para mover al asteroide de su ¨®rbita, que es lo que queremos. Igual que si en el billar a veces es conveniente no darle muy fuerte a la bola blanca para meter la bola de color en el agujero y hacernos m¨¢s f¨¢cil el futuro, en el caso de una misi¨®n como DART la velocidad de impacto no debe ser muy alta. Porque podr¨ªa provocar que el asteroide se rompiera y expulsara material por el lado opuesto a la colisi¨®n, lo que disminuir¨ªa la aceleraci¨®n que queremos imprimirle para sacarlo de su ¨®rbita. La velocidad de DART tampoco puede ser muy baja, porque podr¨ªa no ser suficiente para perturbar su movimiento y evitar que pase en un futuro por donde no tiene que pasar. As¨ª que ni tanto ni tan calvo. Pero para salvar al planeta esa frase tiene que convertirse en n¨²meros, y ah¨ª ha estado el trabajo de muchos a?os, que seguir¨¢ ahora con el estudio real de los efectos del impacto.
?Y de qu¨¦ depende que el choque sea el¨¢stico o inel¨¢stico y cu¨¢l debe ser la velocidad de impacto? Pues de muchos factores, entre los que podemos nombrar, imagin¨¢ndonos lo que importar¨ªa en una mesa de billar. La composici¨®n, densidad y masa total del asteroide (no es lo mismo jugar con bolas de madera que de marfil o de resina), su forma (?intenta t¨² jugar con bolas no esf¨¦ricas, como el asteroide!), el punto de impacto y el ¨¢ngulo de incidencia (lo m¨¢s divertido del billar, jugar con los efectos), la velocidad de impacto de la que hemos hablado, las caracter¨ªsticas de la superficie donde realmente impact¨® DART, que podr¨ªan ser porosas y amortiguar el choque, o podr¨ªa haber impactado en una veta met¨¢lica que haga el choque m¨¢s el¨¢stico, o ser b¨¢sicamente hielo si fuera un cometa (que seguramente ser¨ªa mucho m¨¢s dif¨ªcil de parar con una misi¨®n como DART), y un largo etc¨¦tera. Y otro par¨¢metro muy importante es la cantidad de material que se va a arrancar de Dimorfo, de d¨®nde se va a arrancar y qu¨¦ le va a pasar a ese material.
A pesar de lo espectacular que ha sido vivir en directo el choque de DART contra Dimorfo, lo verdaderamente alucinante y lo m¨¢s trascendente para el futuro de nuestra especie empieza ahora. Tenemos que hacer medidas que nos digan c¨®mo ha sido el impacto y qu¨¦ efectos ha tenido, y para ello tambi¨¦n tenemos que analizar bien todas las propiedades del asteroide. En cierta medida, ese reto intelectual y cient¨ªfico que sigue al reto t¨¦cnico del choque de DART contra Dimorfo me ayuda a superar el pesimismo con el que empezaba este art¨ªculo. No hay nada como pensar en c¨®mo solucionar un problema, sobre todo si la empresa no es f¨¢cil, pero nos va la supervivencia de nuestros genes en ello.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter e Instagram, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.