La cumbre del clima se cierra con un mensaje descafeinado contra el carb¨®n y los combustibles f¨®siles
Los gobiernos admiten en Glasgow que est¨¢n fallando en la lucha clim¨¢tica y que tienen que aumentar sus planes de recorte de emisiones en 2022
Con retraso, tensi¨®n final y nocturnidad los representantes de los casi 200 pa¨ªses que participan desde hace tres d¨¦cadas en las negociaciones clim¨¢ticas consiguieron cerrar este s¨¢bado por la noche, m¨¢s de un d¨ªa despu¨¦s de lo previsto, un acuerdo por unanimidad en Glasgow. Y no, como estaba previsto, lo que sale de la COP26 no es la soluci¨®n definitiva a una crisis clim¨¢tica que golpea al planeta y pone en jaque a la humanidad. Pero el acuerdo final que emana de esta cumbre supone, al menos, el reconocimiento de que los pa¨ªses est¨¢n fallando colectivamente y que necesitan aumentar sus planes de recorte de emisiones de gases de efecto invernadero. De la cumbre surge un llamamiento para que las naciones aumenten sus planes clim¨¢ticos para 2030 durante el pr¨®ximo a?o, en lo que se entiende como un mensaje para China, el principal emisor del mundo en estos momentos y que, de momento, solo se ha comprometido a alcanzar su pico de di¨®xido de carbono (CO?) antes de 2030.
Adem¨¢s, en la declaraci¨®n final de la COP26 tambi¨¦n se pide a los pa¨ªses que reduzcan gradualmente el carb¨®n y ¡°las subvenciones ineficientes¡± a los combustibles f¨®siles. Eso s¨ª, sin fijar plazo alguno y dejando abierta la puerta a que contin¨²en las centrales de carb¨®n con sistemas de captura y almacenaje de CO? ¡ªes decir, para atrapar este gas antes de que llegue a la atm¨®sfera¡ª. En el caso de los subsidios, el veto solo afectar¨ªa a las ayudas ¡°ineficientes¡±, lo que permite que cada pa¨ªs contin¨²e d¨¢ndolas discrecionalmente.
La sola menci¨®n a los combustibles f¨®siles ha generado el bloqueo de las negociaciones durante muchas horas con una oposici¨®n clara y p¨²blica de pa¨ªses como Arabia Saud¨ª, India, Sud¨¢frica, Nigeria y Venezuela. De hecho, su presi¨®n ha logrado que se haya cambiado en el ¨²ltimo momento la redacci¨®n de este apartado y en vez de abogar por la eliminaci¨®n se insta a su reducci¨®n, suaviz¨¢ndolo a¨²n m¨¢s.
Es la primera vez que en una decisi¨®n de la ONU de este tipo se menciona a los combustibles f¨®siles y el carb¨®n, los principales responsables de las emisiones que causan el cambio clim¨¢tico. Su inclusi¨®n supone un mensaje para inversores y gobiernos para que se cuiden de conducir sus fondos hacia ese tipo de energ¨ªas. Pero muchos pa¨ªses han mostrado este s¨¢bado su disgusto con que se hayan descafeinado las referencias a estos combustibles. El departamento de la vicepresidenta para la Transici¨®n Ecol¨®gica, Teresa Ribera, ha reconocido: ¡°Las menciones sobre la salida del carb¨®n no son nuestra opci¨®n preferida. Creemos que debemos eliminar, no solo reducir, el carb¨®n¡±. En la misma l¨ªnea, el vicepresidente de la Comisi¨®n Europea, Frans Timmermans, ha lamentado el cambio de ¨²ltima hora, aunque lo ha admitido como mal menor para conseguir el acuerdo global y ante el riesgo de que el final de esta cumbre se bloqueara sin remedio.
Otro de los puntos destacados de la declaraci¨®n que sale de Glasgow es el referido a la ayuda que los pa¨ªses desarrollados deben prestar a las naciones m¨¢s pobres. Se parte de la premisa de que son los Estados m¨¢s ricos los que han desencadenado el problema del cambio clim¨¢tico tras d¨¦cadas de basar su crecimiento econ¨®mico en los combustibles f¨®siles y, por lo tanto, de haber emitido la mayor¨ªa de unos gases de efecto invernadero que permanecer¨¢n en la atm¨®sfera durante siglos sobrecalentando el planeta. Los pa¨ªses ricos se comprometen con la declaraci¨®n de Glasgow a duplicar los fondos que destinan a la adaptaci¨®n en 2025, lo que supondr¨ªa llegar a una cantidad cercana a los 40.000 millones de d¨®lares (casi 35.000 millones de euros). Adem¨¢s, al margen de este fondo, de la COP26 sale el andamiaje para que en el futuro se establezca un mecanismo de p¨¦rdidas y da?os: b¨¢sicamente, un instrumento de ayuda internacional para los pa¨ªses con menos recursos que se vean golpeados, por ejemplo, por los fen¨®menos extremos vinculados a la crisis clim¨¢tica.
Promesas a largo plazo
El resultado final de este encuentro no ha convencido del todo a ning¨²n pa¨ªs. Pr¨¢cticamente todos los negociadores lo han calificado de imperfecto. Pero exist¨ªa un riesgo cierto, por incre¨ªble que parezca, de que los casi 200 pa¨ªses que han participado en la cumbre del clima se hicieran trampas y se marcharan con un mensaje de autocomplacencia. Porque una inmensa cantidad de ellos, alrededor de 140 ¡ªel 90% de la econom¨ªa mundial¡ª han prometido que para mediados de este siglo alcanzar¨¢n las denominadas emisiones netas cero (solo podr¨¢n expulsar la misma cantidad de gases de efecto invernadero que puedan capturar con sumideros como, por ejemplo, los bosques). Esa es la te¨®rica v¨ªa que se tienen que seguir para que se pueda cumplir el Acuerdo de Par¨ªs, que establece que el aumento de la temperatura global no debe superar los dos grados cent¨ªgrados respecto a los niveles preindustriales y en la medida de lo posible, los 1,5.
El calentamiento ya est¨¢ en 1,1 grados, como se admite con ¡°alarma¡± y ¡°m¨¢xima preocupaci¨®n¡± en la declaraci¨®n final pactada en Glasgow. Pero si se cumpliera toda esa catarata de anuncios de cero emisiones para dentro de tres d¨¦cadas y otros pactos no vinculantes anunciados durante la cumbre, el calentamiento se podr¨ªa quedar en solo 1,8 grados, seg¨²n un an¨¢lisis presentado por la Agencia Internacional de la Energ¨ªa. El problema es que las promesas a largo plazo, para 2050 o m¨¢s adelante, no cuadran con los planes concretos a corto plazo, para esta d¨¦cada, que han presentado oficialmente ante la ONU los pa¨ªses.
La declaraci¨®n final de Glasgow se centra en esos planes a corto plazo, conocidos por las siglas en ingl¨¦s NDC y que son insuficientes, y no en las optimistas y difusas promesas para el largo plazo. Y advierte de que para cumplir la meta de 1,5 grados que fija el Acuerdo de Par¨ªs se necesita que las emisiones de di¨®xido de carbono, el principal de los gases de efecto invernadero, caigan un 45% en 2030 respecto a los niveles de 2010. La declaraci¨®n reconoce con ¡°grave preocupaci¨®n¡± que los NDC presentados ahora llevar¨¢n sin embargo a que las emisiones globales sean un 13,7% mayores en 2030 que en 2010, es decir, que no se va en la direcci¨®n correcta. Por eso se pide a los pa¨ªses que ¡°revisen y refuercen los objetivos para 2030¡å en sus planes ante la ONU ¡°para finales de 2022¡å.
Entre este a?o y el pasado muchos hab¨ªan revisado sus NDC. Te¨®ricamente la siguiente revisi¨®n no tocar¨ªa hasta 2025, como establece el Acuerdo de Par¨ªs. Pero ante la constataci¨®n de que no son suficientes los esfuerzos y la enorme presi¨®n del mundo cient¨ªfico y de la sociedad en general por los crecientes impactos del cambio clim¨¢tico, muchos pa¨ªses desarrollados como Estados Unidos y la Uni¨®n Europea han empujado para que se incluya ese llamamiento a que los pa¨ªses endurezcan sus objetivos para 2030. Esta petici¨®n es, en el fondo, un mensaje directo hacia pa¨ªses como China, India o Brasil, cuyos planes a corto plazo no est¨¢n alineados con la reducci¨®n del 45% de las emisiones que se necesita para 2030.
Detr¨¢s de toda esta cantidad de porcentajes, grados, siglas y requerimientos se esconde un pulso entre bloques. A un lado est¨¢n los pa¨ªses considerados cl¨¢sicamente desarrollados, como Estados Unidos y los de la Uni¨®n Europea. Ellos son los principales responsables hist¨®ricos del calentamiento. Al otro, est¨¢n naciones como China, India y Brasil, cuyas emisiones aumentan a gran velocidad a medida que crecen econ¨®micamente. Solo estas cinco econom¨ªas acumulan en estos momentos cerca del 55% de las emisiones mundiales. China (27%) y Estados Unidos (11%) est¨¢n a la cabeza.
Los NDC de Estados Unidos y de la UE en la actualidad plantean disminuciones de sus gases para esta d¨¦cada que se alinean con ese recorte del 45% en 2030 que es necesario para cumplir el objetivo del 1,5 grados del Acuerdo de Par¨ªs. Pero no ocurre as¨ª en los casos de India, Brasil y, sobre todo, China, que solo se ha comprometido hasta la fecha a alcanzar su pico de emisiones antes de 2030.
El acuerdo final conseguido en Glasgow, tal y como est¨¢ redactado, no vincula legalmente a ning¨²n pa¨ªs en concreto. Solo se pide que ¡°revisen y refuercen los objetivos para 2030¡å de sus NDC sin mencionar a ning¨²n Estado. Pero s¨ª mantiene la presi¨®n sobre los pa¨ªses que todav¨ªa no han endurecido lo suficiente sus programas de recorte. De hecho, anualmente el ¨¢rea de cambio clim¨¢tico de la ONU realizar¨¢ un informe de seguimiento sobre esos planes y el nivel de calentamiento al que conducir¨¢n. Los pa¨ªses reunidos en Glasgow, conscientes adem¨¢s de la falta de congruencia entre sus planes a corto plazo y las promesas que hacen a largo plazo, tambi¨¦n han acordado pedir en su declaraci¨®n final que se alineen ambos asuntos.
Desarrollo del Acuerdo de Par¨ªs
Al margen de la declaraci¨®n final en la que se recogen todos estos puntos, en la cumbre que acaba de cerrarse este s¨¢bado tambi¨¦n queda aprobado el desarrollo del art¨ªculo 6 del Acuerdo de Par¨ªs. Este apartado es el que hace referencia a los llamados mercados de carbono, es decir, al intercambio de derechos o unidades de emisiones de gases entre pa¨ªses. Desde que se adopt¨® el Acuerdo de Par¨ªs se hab¨ªa intentado aprobar su implementaci¨®n sin ¨¦xito ante los temores de que se pudiera caer en una doble contabilidad, es decir, que un mismo derecho se lleve a los balances de reducci¨®n de dos pa¨ªses a la vez.
Otro de los debates m¨¢s duros era qu¨¦ ocurrir¨ªa con las unidades de emisiones generadas durante la ¨¦poca del Protocolo de Kioto, el pacto clim¨¢tico que exist¨ªa antes del Acuerdo de Par¨ªs. Europa se opon¨ªa a que se arrastraran esas unidades, frente a la posici¨®n que manten¨ªan otros pa¨ªses como Brasil. Pero, finalmente, s¨ª se podr¨¢n seguir utilizando esos derechos. Sin embargo, el Ejecutivo espa?ol ha explicado este s¨¢bado que ¡°la Uni¨®n Europea ha acordado no usar este tipo de unidades y espera que otros pa¨ªses, aliados en la ambici¨®n clim¨¢tica, hagan lo mismo¡±.
Algunos avances de la COP26
- Los países asumen que para 2030 hay que reducir emisiones de CO2 un 45%
- Los países tendrán que revisar sus compromisos de reducción en 2022
- Se cierran las reglas de mercados de carbono
- Países ricos deben duplicar sus aportaciones para ayudar a los pobres a partir de 2025
- Pacto para reducir un 30% emisiones de metano
- Acuerdo climático entre EE UU y China
- Pacto de algunos países y fabricantes para fin del coche de combustión desde 2035
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