Empieza el derribo de 59 casetas ic¨®nicas de C¨¢diz tan cerca del mar que se inundan con las mareas
La demolici¨®n de este asentamiento ilegal de San Fernando no incluye los dos chiringuitos existentes, pero Costas espera lograr tambi¨¦n su desmantelamiento
El n¨²mero 59 pintado con espray fosforito marca el inexorable final de la caseta de ladrillo y chapa de Antonio Guerrero y Domingo Guijo. Los dos pescadores artesanales venden la exigua pesca del d¨ªa ¡ªapenas ocho kilos de chocos¡ª, mientras que el hijo de Guijo se afana por desmontar a la carrera el tejado de la construcci¨®n. No queda apenas tiempo. La gr¨²a ya ha comenzado a derribar el resto del poblado de casi 60 casitas de aperos en la playa de La Caser¨ªa de San Fernando, tan ilegalmente apostadas al pie de una zona de marismas del Parque Natural de la Bah¨ªa de C¨¢diz que se inundaban con cada marea y estaban peligrosamente expuestas a la subida del nivel del mar provocada el cambio clim¨¢tico. Pero tan ic¨®nicas que su colorida presencia desde mediados del siglo XX las hab¨ªa convertido en parte de un paisaje inmortalizado por diversas fotograf¨ªas, pel¨ªculas o videoclips recientes.
La escena atropellada de esos pescadores vendiendo las capturas entre vallas de obra ocurri¨® al mediod¨ªa de este pasado lunes, primera jornada de los derribos ordenados por la Demarcaci¨®n de Costas de Andaluc¨ªa Occidental. Con la aparici¨®n sorpresiva de las m¨¢quinas escoltadas por la polic¨ªa ¡ªuna vez transcurrido el plazo oficial para el desalojo, la Administraci¨®n evit¨® dar fechas exactas de la actuaci¨®n para evitar altercados¡ª culmina una batalla administrativa de m¨¢s de un a?o y medio que los pescadores sab¨ªan casi perdida de antemano. ¡°Hab¨ªa que luchar porque no se quitase. Sab¨ªamos que era ilegal, pero ya da hasta asquito de escucharlo porque ves otros lugares donde hay construcciones en la orilla y no parece pasar nada. Siento desolaci¨®n, tristeza e impotencia¡±, resume To?i Lebreros, vecina del barrio que ayud¨® durante meses con el papeleo a los afectados, hasta que decidi¨® apartarse de la lucha al asumir el final inevitable.
Pese a la frustraci¨®n de los 61 afectados ¡ªese el n¨²mero de expedientes de recuperaci¨®n posesoria destinados a 59 casetas y dos chiringuitos¡ª, lo cierto es que la Demarcaci¨®n de Costas de C¨¢diz lleva ya d¨¦cadas a lomos de un caballo de batallas destinado a acabar con las construcciones antiguas que invaden el dominio p¨²blico, decretado en la Ley de 1988. El esfuerzo de la instituci¨®n, dependiente del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica, por despejar la costa se ha redoblado en los ¨²ltimos tiempos a ra¨ªz del contrastado impacto que el cambio clim¨¢tico tendr¨¢ en la subida de los mares. De hecho, la administraci¨®n maneja proyecciones de que en la zona de Andaluc¨ªa occidental esa crecida ser¨¢ de entre 60 cent¨ªmetros y un metro, en los pr¨®ximos 100 a?os. ¡°La subida es innegable. Aunque para nosotros lo m¨¢s grave es que se hace uso privativo de algo que es dominio p¨²blico terrestre, algo que solo se puede hacer en los casos que la Ley permite¡±, apunta Patricio Poullet, jefe de la Demarcaci¨®n de Costas.
Cuando esta semana concluya el desmontaje de todas esas chapas, tablones, hierros y hasta amianto que conformaban, a remiendos, las casetas de los pescadores solo quedar¨¢n dos chiringuitos en pie: La Cantina del Titi (El Bartolo) y La Corchuela. El primero de ellos ¡ªcon una parte de la construcci¨®n levantada sobre la marisma a modo de palafito¡ª ha convertido incluso en reclamo famoso que, en las mareas altas de verano, su terraza se inunde y deje a los clientes con los pies en remojo. No era una singularidad exclusiva de ese establecimiento, muchas de las casetas de los pescadores se inundaban, especialmente, en las mareas de coeficientes m¨¢s elevados. El Titi se ha salvado de la piqueta por tener un t¨ªtulo de explotaci¨®n prorrogado por la Junta de Andaluc¨ªa en 2019, pese al informe contrario de Costas. La Corchuela, gracias a que un juzgado gaditano paralizase cautelarmente el derribo en un proceso legal que ya ha llegado al Tribunal Superior de Justicia de Andaluc¨ªa. ¡°Solo es tiempo, tengo claro que nos lo van a tirar. Lo que buscamos es que nos den soluci¨®n para poder estar en otro lado¡±, asegura Miguel Muriel, tercera generaci¨®n al frente de este chiringuito.
Poullet confirma la sospecha: ¡°El objeto final es ese, quitarlo. Bartolo debe reubicarse fuera del agua. Eso es autorizable. Nunca debi¨® tenerlo [en referencia al permiso de la Junta]. Tras el derribo de estos d¨ªas y cuando se materialice esa segunda demolici¨®n, Costas plantea regenerar la zona con un paseo mar¨ªtimo sobre el l¨ªmite interior de la ribera del mar, en una zona en la que se erigen los restos de una bater¨ªa militar del siglo XVIII, la de La Caser¨ªa de Ossio, que hoy sirve como improvisados cimientos de parte de las casetas. La duda para los dos negocios es si tendr¨¢n un nuevo lugar para ubicarse, algo que ya ha ocurrido con los cuartos de pertrechos de los pescadores.
El Ayuntamiento ¡ªposicionado de parte de los desalojados¡ª termin¨® la semana pasada la instalaci¨®n de ocho m¨®dulos de playa en un solar municipal a unos 200 metros, alejado de los 100 metros m¨ªnimos que la Ley marca como zona de servidumbre de protecci¨®n de la costa. La medida es provisional, mientras se tramita una petici¨®n para colocar una nueva l¨ªnea de 13 casetas que estar¨¢ dentro del ¨¢rea de servidumbre, si la Junta de Andaluc¨ªa y la Demarcaci¨®n de Costas dan su permiso. A¨²n no est¨¢ decidido c¨®mo ser¨¢ el dise?o de esas nuevas casitas, aunque dif¨ªcilmente se podr¨¢n parecer a esas construcciones remendadas a lo largo de sus 70 a?os de vida, a base de reutilizar remos, trozos de embarcaciones y hasta chapas de electrodom¨¦sticos, todo ello pintado de llamativos colores. Esa singular estampa se convirti¨® en una imagen ic¨®nica inmortalizada como localizaci¨®n en las pel¨ªculas La leyenda del tiempo (2006) u Operaci¨®n Camar¨®n (2021), adem¨¢s de multitud de videoclips y centenares de sesiones de fotos de boda o de moda.
Con esa suerte de patrimonio etnol¨®gico convertido ya en pasado, Antonio Guerrero, de 62 a?os, duda ir¨®nico si llegar¨¢ a disfrutar de ese paseo mar¨ªtimo que quiere construir Costas: ¡°Yo ni lo ver¨¦¡±. El pescador se afanaba este lunes para vender los chocos capturados en la nave que estaba justo al lado de La Corchuela, mientras que le ayudaban a desmontar los materiales reaprovechables de su caseta. Con ellos ¡ªapenas unos tableros de tejado prefabricado y unas vigas¡ª pretende construirse una peque?a casa de aperos en un campo que tiene para guardar parte de sus pertrechos. ¡°Todo esto me da pena, pero ya no hay otra. Contra el Gobierno no hay quien pueda¡±, resoplaba resignado Guerrero.
Puedes seguir a CLIMA Y MEDIO AMBIENTE en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.